El Instituto Nacional del Teatro es la única institución cultural de todo el país que está regida por la comunidad teatral misma. De los catorce cargos que tiene su Consejo de Dirección, porque es una institución colegiada, hay uno nombrado por el Poder Ejecutivo Nacional y otro por el Ministerio de Cultura. A los otros doce se accede por concurso de antecedentes y oposición.Es un organismo independiente, es decir que no responde a una política oficial, sino que fija sus propios criterios. Además, tiene autarquía en cuanto a lo económico. Su presupuesto no depende del presupuesto nacional, porque tiene un sistema de recaudación que consiste en el cobro de un porcentaje de lo que la ENACOM  percibe por publicidades en televisión. Sin embargo, aunque fue un modelo de gestión exitosa, hoy no puede eludir los problemas que afectan al país. La creciente burocratización, el atraso en las cuotas de lo recaudado y las faltas éticas por parte de la dirección ejecutiva son algunos de los conflictos que enfrenta y de los que Eduardo Pansera deja constancia en su informe público de gestión como Representante del quehacer teatral nacional, cargo que se obtiene por concurso, dura dos años y no es renovable por más tiempo. 

-¿Cuál es la actividad específica del Instituto Nacional del Teatro?

-Entregar subsidios para fomentar la actividad teatral del país. Tiene una veintena de líneas distintas de subsidios. Las personas que los solicitan deben inscribirse en el registro oficial del Instituto Nacional del Teatro que es digital y, a partir de ese momento, quedan habilitadas para pedir fondos. Estos subsidios están destinados específicamente a alentar la producción teatral independiente. Esto es importante destacarlo, porque a diferencia de Proteatro en la ciudad, que también subsidia la actividad comercial, el Instituto sólo apoya a grupos independientes.

-¿Siendo una institución autárquica, independiente, de qué modo se producen los problemas económicos de la entidad?

-El dinero es recaudado por el Gobierno Nacional y Hacienda lo baja en cuotas trimestrales de acuerdo a su criterio. Esto nos coloca en la situación de incertidumbre y dificultades en que estamos actualmente.

-¿El sistema de recaudación siempre fue el mismo?

-No, en la emergencia económica que había dictado Cavallo, el Instituto dejó de recaudar de manera directa y pasó a hacerlo a través del Ministerio de Economía que es la entidad que paga trimestralmente las cuotas.

-¿Cuál es la situación hoy?

– Particularmente este año los pagos vienen retrasados. Hay una situación muy complicada con alrededor de 80 millones de pesos de subsidios a distintas actividades de la comunidad teatral como actividades de grupos, festivales, publicaciones, becas. Esta situación se ha venido danto en los últimos años. El Poder Ejecutivo no entrega todo el presupuesto que corresponde o lo va entregando en cuotas. El año pasado, por ejemplo, más del 50 por ciento del presupuesto fue entregado en el último trimestre y ese desorden hace que luego sea muy difícil ejecutarlo. Se van acumulando deudas, complica el funcionamiento de la institución y la vida de la comunidad teatral. Este es un problema casi endémico de las entidades dedicadas a custodiar y entregar el dinero. Siempre hacen lo posible por retrasar cualquier tipo de pago. Por lo general, el dinero propio del Instituto va completándose a fin de año porque al principio siempre se entrega menos. El temor concreto de este año es que sabemos que va a haber un recorte que ya fue anunciado por el Gobierno Nacional. La inquietud es que no sabemos en cuánto va a afectar al Instituto.

Pero el gobierno sólo administra el dinero que le entrega.

-Sí, pero la administración económica siempre encuentra razones para justificar que el dinero no llegue completo. A veces, por una razón u otra, queda congelado en una cuenta, pasa el tiempo y si llega fin de año  ya no se puede ejecutar, se pierde. Hasta el momento el Instituto Nacional del Teatro, regido por la comunidad teatral misma,  ha sido un modelo muy exitoso de gestión. Durante varios años ha tenido una efectividad casi total en la ejecución del presupuesto aun en situaciones complicadas como que en el último trimestre bajen el 50 por ciento del presupuesto adeudado. Incluso así se ha llegado a tramitar todo adecuadamente, que es algo muy complicado dentro del Estado. En este momento, en cambio,  todavía hay deuda del año 2017, hay una buena parte ejecutada del presupuesto 2018 y las previsiones parecen indicar que vamos a entrar al 2019 con deuda.

-Vos ya cumpliste los dos años que dura tu cargo y estás haciendo un informe que consta en actas públicas.

-Así es. Hice un informe en el que señalo las dificultades que vi  en el funcionamiento del Instituto. Hay un punto bastante problemático que tiene que ver con la independencia que tiene el organismo. Si bien es un cuerpo colegiado el que determina las políticas, la cabeza administrativa es el Poder Ejecutivo a través del director ejecutivo. Y en ese punto se produce un permanente roce respecto de los criterios económicos que se  utilizan. Considero que hay una burocratización cada vez más complicada que les hace las cosas más difíciles de resolver a los beneficiarios. Eso tiene como consecuencia que cada vez se pidan menos subsidios porque cada vez es más complicada su tramitación. Los pagos se retrasan porque siempre aparece alguna falla administrativa. Entonces, en la práctica, esa complicación termina siendo un recorte encubierto. Este es uno de conflictos de los integrantes del Consejo de Dirección con el director ejecutivo que es nombrado por el Poder Ejecutivo Nacional y sigue en su cargo hasta que éste lo decida.

-¿Quién es en este momento?

-Marcelo Allasino que fue director de Cultura en el Municipio de Rafaela. Venía de la gestión privada y fundó el Festival de Teatro de Rafaela. Desde allí fue convocado para ocupar el cargo en el Instituto. Asumió en diciembre de 2015.

-¿Ha habido otro tipo de problemas debido a estas desinteligencias?

-Sí, una de las cosas que señalo en el informe tiene que ver con palabras muy mencionadas por el Gobierno Nacional como transparencia, eficiencia, modernización y comunicación. Son repetidas permanentemente por los funcionarios, incluido el director ejecutivo del Instituto. Si uno toma en cuenta esas palabras es fácil encontrar todo lo malo que está ocurriendo en cuanto a la gestión. Hay muchos problemas de comunicación porque el director es una persona que no acepta la dirección colegiada, por lo que trata de imponer permanentemente sus criterios. No se pueden discutir de manera adecuada muchos temas porque oculta información o decide no compartir sus intenciones o proyectos hasta que los comunica como realizados. No existen instancias de debate y esta es una de las complicaciones. En cuanto a la transparencia, hay un discurso sobre la ética que parece que no se aplica en el caso de la gente amiga. Se hacen contrataciones que pueden ser dudosas en cuanto a lo ético, pero el director ejecutivo persigue permanentemente fallas administrativas o de otro tipo. Acabamos de pasar  una situación muy compleja que tiene que ver con el corte de luz en dos oficinas en las delegaciones de Catamarca y de Tucumán por falta de pago. El dinero no se giró a tiempo a las representaciones por fallas administrativas. Lo concreto es que dos oficinas cerraron porque no se pagó la cuenta de luz. La primera actitud del director administrativo es culpar en lo personal al representante provincial. En esta institución se da una situación muy rara. Como venimos todos del campo independiente, estamos acostumbrados a poner dinero propio para que salga una obra de teatro, una publicación, un festival. Estamos financiando el funcionamiento del Instituto Nacional del Teatro. Es la única institución en la que sucede algo así. Hace seis meses que yo no cobro mis viáticos por los viajes que hago. Hay agentes provinciales que en el momento no tienen el dinero para una fiesta provincial y terminan poniendo dinero propio para hacer frente a distintos gastos. Algunos tienen la posibilidad de poner 100.000 o 150.000 pesos para que luego les sea reintegrado, pero otros no la tienen y por ahí esta fue la razón por la que se terminó cortando la luz en estas oficinas. Muchas veces se da la situación de que lo representantes tienen que poner plata de su bolsillo. Esta es una situación de gravedad institucional, una irregularidad, porque el Estado Nacional no contempla el hecho de prestarle dinero al Estado. De hecho, se considera una falta, pero los sistemas internos de auditorías para eso no funcionan, no hay ningún control de esas irregularidades. Quiero expresar mi preocupación por los tiempos que están por venir. Hay una situación crítica con las salas de teatro independiente.

-¿Por qué?

-Hoy son uno de los sectores más golpeados por el aumento de los servicios de luz y gas y de los alquileres. Estos aumentos hacen que cada vez sean más insostenibles. Están cerrando una gran cantidad de salas  y no sólo en Buenos Aires. Acabo de enterarme de que en Tucumán está cerrando una sala tradicional como es El árbol de Galeano. Contaba con el apoyo del Instituto, pero le llegaron 80.000 pesos de luz y eso es insostenible para cualquier proyecto cultural independiente. Esa situación se va repitiendo en muchas otras salas. Se vienen tiempos en los que hay que comenzar a pensar cómo sostener estas situaciones extraordinarias que se van dando. Hay que tomar políticas y decisiones que quizá vayan reñidas con el planteo de recorte a nivel nacional. El año pasado se hizo un concurso de apoyo para entregar hasta 5 millones de pesos para proyectos de compra de salas por parte de la gente que ya venía trabajando en determinados espacios. Entre la tramitación, la aprobación y la debacle financiera con la corrida del dólar, muchos beneficiarios se vieron en la situación de no poder comprar nada. El dinero ya está comprometido, a la gente no le alcanza para comprar y hay que enfrentar esa situación. La única salida que veo es sumar un aporte económico para ayudar a la gente a concretar la comprar y no perder ese dinero que se había decidido invertir. Habrá que quitar algo de dinero de otros proyectos para enfrentar estas circunstancias. De todos modos, soy optimista. Durante 2001 fue la explosión de los teatros comunitarios. La cultura no sólo es un canal para expresar lo que está sucediendo, sino también para concentrarse en cuestiones placenteras. El arte, sobre todo en lo teatral donde siempre se realizan actividades grupales, tiene que ver con la generación de vínculos. El teatro es una de las herramientas culturales más politizadas. En él se han reflejado las  luchas sociales, desde el teatro anarquista de principios del siglo anterior hasta los movimientos que desembocaron en la sanción de la ley de teatro independiente.