Como se hizo costumbre desde que fue ungido obispo de Roma y Sumo Pontífice católico, hace ya seis años, Jorge Bergoglio dio una conferencia de prensa en el avión que lo llevaba de vuelta al Vaticano luego de su gira por Panamá. Y no se privó de hablar de nada, aunque el tema central, sin dudas, era la situación en Venezuela.

«Me asusta el derramamiento de sangre», fue claro Francisco cuando llegó el momento de plantar posición. Si bien la Conferencia Episcopal de Venezuela tomó partido por el autodesignado presidente interino, Juan Guaidó, el argentino evitó definirse en tal sentido, lo que para muchos críticos -se suman los que esperan de él una posición más conservadora en lo político y de rechazo formal a los modelos progresistas latinoamericanos- suena a apoyo al presidente constitucional, Nicolás Maduro.

Así, tras dijo que apoya a todas las personas en aquel país sudamericano, de un lado y otro, pidió grandeza para que los que tienen en sus manos una solución pacífica no desechen la ocasión.

“El problema de la violencia me aterroriza, después de todo el proceso de paz en Colombia, pensar en el ataque a la escuela de cadetes del otro día, algo aterrador. Por eso tengo que ser … No me gusta la palabra «equilibrado», quiero ser un pastor y si hay necesidad de ayuda, que la pidan de común acuerdo», reclamó. El 19 de enero pasado una bomba en la escuela de cadetes de la policía de Colombia, en Bogotá causó al menos 20 muertos y dinamitó la posibilidad de un acuerdo entre la guerrilla del ELN y el gobierno nacional. (Ver acá)

En otro tramo de su improvisada rueda de prensa, el papa habló del seguramente más grave de los problemas que golpenas específicamente a la Iglesia Católica, como lo es el abuso de menores. Dentro de unos días, los presidentes de las Conferencias Episcopales -son una suerte de congreso de los obispos de cada país- se reunirán en el Vaticano con Francisco para diseñar estrategias comunes ante esa situación tan extendida en el mundo.

«Vimos que algunos obispos no entendían bien o no sabían qué hacer, si hicieron algo bueno o algo incorrecto. Hemos sentido la responsabilidad de dar una catequesis sobre este problema a las conferencias episcopales y por eso se ha llamado a los presidentes de los episcopados”, agregó Bergoglio.

Explicó luego que cotidianamente recibe a víctimas de abusos y señaló que eso es algo terrible. y que para poner punto final a la tragedia y que no haya nuevos casos en el futuro, los prelados «deben saber lo que hay que hacer, cuál es el procedimiento. Porque a veces el obispo no sabe qué hacer. Es algo que ha crecido muy fuerte y no ha llegado por todas partes. Y luego hacer programas generales, pero que lleguen a todas las conferencias episcopales: sobre lo que debe hacer el obispo, lo que debe hacer el arzobispo metropolitano y el presidente de la conferencia episcopal. Que existan protocolos claros. Este es el objetivo principal».

“En el encuentro, se rezará, habrá algún testimonio para tomar conciencia, alguna liturgia penitencial para pedir perdón a toda la Iglesia. Están trabajando bien en la preparación del encuentro. Me gustaría decir que percibí una expectativa ligeramente inflada. Tenemos que desinflar las expectativas sobre estos puntos que les he dicho, porque el problema de los abusos continuará, es un problema humano, está en todas partes. Leí una estadística el otro día. Dice: el 50 % de los casos son reportados, y solo en el 5 % de ellos hay una condena. Terrible. Es un drama humano del que hay que tener en cuenta. Nosotros también, resolviendo el problema en la Iglesia, ayudaremos a resolverlo en la sociedad y en las familias, donde la vergüenza hace que todo se cubra. Pero primero debemos ser conscientes y tener protocolos», añadió.

Luego abundó en consideraciones en torno del aborto y de la problemática de los millones de migrantes que circulan en el mundo. “El mensaje de la misericordia es para todos, también para la persona humana que está en gestación. Después de este fracaso, también está la misericordia. Pero una misericordia difícil, porque el problema no es perdonar, sino acompañar a una mujer que se ha dado cuenta de que ha tenido un aborto. Estos son terribles dramas. Una mujer cuando piensa en lo que ha hecho … Tienes que estar en el confesionario”, puntualizó.

Sobre las migraciones, destacó nuevamente que le problema es el hambre o las guerras en los países de origen. Y recordó los esfuerzos en países cono Líbano, Jordania o Turquía para recibir a cientos de miles de desesperados.

Sobre los motivos por los que gran parte de los jóvenes se alejan de la Iglesia, el ex arzobispo de Buenos Aires fue contundente: «El pastor debe estar delante de su rebaño, para indicar el camino. En medio a su rebaño para sentir el olor de la gente y entender que siente la gente, qué necesita. Debe estar detrás de su rebaño, para custodiar la retaguardia. Pero si un pastor no vive con pasión, la gente se siente abandonada o prueba un cierto desprecio. Se siente huérfana».

Pero también apuntó a los creyentes. «Hay también católicos hipócritas, que van a misa todos los domingos y no pagan el aguinaldo, o te pagan en negro, se aprovechan de la gente. Y después se van al Caribe de vacaciones con lo que ganaron explotando a la gente. Si haces esto das un contra-testimonio. Esto a mi parecer, es lo que aleja más a la gente de la Iglesia. A los laicos les sugeriría: no digas que eres católico si no das un testimonio».