La cotización futura del barril de petróleo de West Texas Intermediate (WTI) para el mes de mayo llegó a cotizar en valores negativos durante la jornada del lunes. Se trata del valor de referencia que rige las operaciones de ese mercado en los Estados Unidos y, según medios especializados, cerró la jornada en –U$S 37,63.

En concreto, hoy por hoy, las grandes operadoras están dispuestas a pagar plata de su propio bolsillo para que el mercado sea quién almacene físicamente sus excedentes de stocks y, de esa forma, evitar multas por almacenamiento indebido. La caída se produce precisamente porque este martes vencen los contratos para la entrega física del producto que está pautada para los primeros días del mes próximo.

La curiosa situación resulta de una tendencia sectorial a la baja que ya venía desarrollándose con anterioridad a la pandemia pero que, ahora, se profundizó drásticamente a partir de la interrupción completa del flujo aéreo global así como de la parálisis económica y la escasa circulación de personas. El carácter coyuntural de la situación se ve demostrado por el hecho de que los futuros del WTI cotizan a U$S 21 para junio y a U$S 30 para septiembre que indican que, en el mercado, se descuenta que para ese período la economía global ya habrá comenzado, al menos, una tímida reactivación.

A diferencia de lo que usualmente determina el valor del barril (la oferta que controlan los países de la OPEP y otros socios como Rusia), el derrumbe actual se explica por una fuerte crisis de demanda que se amplifica aún más en los Estados Unidos por el grado de exposición al virus y por las características de su propia cadena de valor.

El petróleo «real» en picada

Para el caso del barril Brent europeo, que es considerado el de referencia internacional, el valor para operaciones presentes ronda los U$S 25 y, al igual que el WTI, los U$S 20 para los futuros con fecha de junio. La caída general, de hecho, pudo amortiguarse levemente por el acuerdo alcanzado entre los miembros de la OPEP y Rusia para disminuir la extracción de crudo en casi 10 millones de barriles diarios.

Los actuales valores del Brent se ubican en los mínimos históricos y coinciden con los del año 1983 cuando la Bolsa de Nueva York lanzó esos mercados de futuro (West Texas) afectando los términos de la competencia y el escenario global del sector.

Efectivamente, según confirmó a la Agencia Reuters Michael McCarthy, estratega jefe de mercado de CMC Markets en Sydney, la caída en los precios refleja un exceso en las principales instalaciones de almacenamiento de EEUU y una gran caída en la demanda. La especialista señaló que «no se ha alcanzado el tope de capacidad, pero el temor es que lo hará» y que, cuando eso ocurra, entonces serán los productores quienes se vean obligados a interrumpir directamente las operaciones.

La posibilidad ya la había adelantado la Agencia Internacional de la Energía (AIE) que explicó que el “abril negro” sería el puntapié inicial del “peor año de la historia para el petróleo». El antecedente de esta crisis ya se verificó en la capacidad de almacenamiento de Los productores de crudo del oeste de Canadá donde también se registraron operaciones con valores negativos, así como algunos productores de shale oil (petróleo de esquisto) en los EEUU.

Los no convencionales al límite

La crisis del shale (hidrocarburos no convencionales), interesa especialmente a la Argentina porque se trata de recursos energéticos de las mismas características que existen en la cuenca de Vaca Muerta a partir de la cual el gobierno aspira a atraer inversiones e ingreso de dólares necesarios para afrontar sus compromisos externos.

En diálogo con Tiempo, el Ingeniero Jorge Lapeña, presidente del Instituto Mosconi especializado en recursos petroleros, opinó que “es un problema muy puntual del mercado de futuros y de muy corto plazo”. El especialista señaló que “buscan sacárselo de encima para no pagar multas y están dispuestos  a pagar un alquiler para eso. Es un hecho anecdótico propio de una situación de coyuntura extrema, no debería servir para hacer proyecciones de largo plazo en otras circunstancias”.

Con todo, los valores “reales” del crudo también prenden una luz de alerta. El mismo especialista reconoció que  “los distintos mercados están cotizando entre 20 a 30 dólares que sí son una sorpresa para un mercado mundial que tranzaba entre 60 a 70 dólares el barril. Esta ya es una baja real”.

Por eso Lapeña señaló que “en este contexto los primeros que van a sufrir los proyectos petroleros que tienen alto costo de desarrollo. El gran proyecto argentino, que genera tanto entusiasmo que es Vaca Muerta, no puede competir con esos precios. Vaca Muerta no sería viable y obliga a hacer una profunda reflexión en el gobierno nacional y, desde el Estado, encarar una evaluación que en la Argentina no se hizo.”

Es que, en rigor, no existe un estudio oficial de viabilidad de la cuenca que no provenga del sector privado y que, dependiendo de la coyuntura, habían fijado el valor piso entre 60 y 70 dólares el barril.

Por eso, el titular del Instituto Marconi señaló que hay que “saber en qué punto estamos parados y en qué medida es un proyecto sólido que puede sostenerse. Ese valor de 70 dólares lo anuncio en su momento la comunidad petrolera privada, Gastón Remy. Pero el ‘barril criollo’, según la OFEPHI (bloque de provincias productoras) permitiría producir cómodos con 54 dólares”.

Por eso, “hay que pensar que vienen tiempos muy difíciles para Vaca Muerta. Este estudio no se le puede pedir a una empresa privada sino al Estado. El problema es que no cuenta con los especialistas idóneos. No confío en las capacidades actuales en la Secretaría de Energía para encarar una tarea de este tipo. Es una situación dilemática. Los privados dicen que necesitan 54 dólares de piso. Si mienten no hay que tratar con mentirosos y si es verdad Vaca Muerta será otra frustración de las tantas que ha tenido la Argentina”.