El escándalo por espionaje ilegal que enchastra al gobierno de Mauricio Macri ingresó en una etapa oscura, un tironeo incomprensible para el ciudadano de a pie. De esa puja depende que la troika central del espionaje en la Argentina de 2016 a 2019, Gustavo Arribas-Silvia Majdalani-Mauricio Macri, afronte un juicio por violación a la Ley de Inteligencia y asociación ilícita.

Las dos causas que tramitan en los juzgados federales de Lomas de Zamora, a cargo de los jueces Federico Villena y Juan Pablo Augé, están repletas de pruebas que por diferentes vías confluyen principalmente en Majdalani. Y de allí a Macri hay sólo un paso.

Tiempo contactó a los abogados que defienden a Majdalani: Juan Pablo Vigliero, Adriana Ayuso y Manuel Romero Victorica. Los mismos que ejercieron la querella de la jueza Sandra Arroyo Salgado en la causa por la muerte de su expareja, el fiscal Alberto Nisman. “Sí, es un caso del estudio, pero no vamos a hacer comentarios”.

No está claro que las causas vayan a seguir tramitando en Lomas de Zamora.

Tal como ocurrió (y aún ocurre) con la causa D’Alessio, que instruye el juez federal de Dolores Alejo Ramos Padilla, Comodoro Py reclama protagonismo y exclusividad.

Se viene una pulseada fuerte. El dictamen que firmó el viernes el fiscal porteño Guillermo Marijuan, reclamando que todo el expediente que tiene Villena (guardado con tantas llaves que ni la fiscalía puede acceder a él) presagia una pelea de fondo en la que de ambos lados velan armas de munición pesada.

Y la defensa del único detenido hasta ahora, el exespía Alan Ruiz, pidió que la causa por el espionaje contra Cristina Fernández de Kirchner, que instruye el juez Augé, también vaya a los tribunales de Retiro.

Los movimientos para el intento de mudanza a Comodoro Py se aceleraron después de que fuera allanado Darío Nieto, el secretario de Macri. El juez Villena transcribió una supuesta conversación entre el agente de la AFI Leandro Araque y la secretaria de Documentación de la Casa Rosada Susana Martinengo sobre tareas de inteligencia en torno al tratamiento y sanción de la reforma previsional de diciembre de 2017.

Uno de esos diálogos concluye con una frase lapidaria: “El uno sabe todo”. Por si alguna duda quedara, en la propia conversación el “uno” es identificado como “Mauricio”.

Preocupados por lo que pudiera ocurrir en las manifestaciones contra la reforma previsional, Araque le pedía a Martinengo que, a través de Nieto, persuadiera a Macri de postergar el tratamiento de la ley para abril de 2018. “Ellos mismos matan a dos, tres negros, de estos negros que vienen de la villa, y se lo plantan a él”.

Toda la estructura de espionaje bajo investigación dependía del detenido Alan Ruiz. El viernes, un antiguo agente de la AFI que acaba de pedir el retiro después de que su imagen fuera difundida como uno de los que estuvo husmeando en el Instituto Patria, confirmó que “la orden de ir a sacar fotos a los que entraban y salían la dio Alan Ruiz”. O “Augusto Rovero”, tal su nombre ficticio dentro de la AFI.

Ese episodio del Instituto Patria es clave para entender el desbande en la central de inteligencia. Y traza una línea de 200 kilómetros que conduce directamente a Dolores, específicamente al falso abogado Marcelo D’Alessio.

Cuando trascendió el espionaje al Patria ocurrieron dos hechos. El primero, un desesperado intento de darle cobertura legal al Watergate criollo. Por eso, Ruiz es investigado por supuestamente haber fraguado casi tres meses después de aquel episodio documentación para presentar ante la Justicia fingiendo que se trataba de órdenes emanadas del juzgado de Villena.

La segunda, una frenética actividad para proteger a Ruiz, quien había caído en desgracia en la interna de la AFI. Así lo reveló el viernes ante la bicameral de Inteligencia el espía Martín Coste.

Allí encaja la pieza de D’Alessio. El falso abogado declaró en varias oportunidades que a través de otro hombre de Majdalani, Pablo Pinamonti, le habían prometido que iba a quedar a cargo del área de investigaciones de la AFI. La línea de tiempo coincide: Todo parece confluir en que D’Alessio iba a ocupar la vacante forzada de Ruiz.

En ese escenario ocurre el tironeo para sacar las causas de Lomas de Zamora.

Marijuan, pero también el abogado Leandro Emsani, por Alan Ruiz; Alfredo Oliván, por el exagente Jorge “El Turco” Sáez; y Fernando Sicilia, por sus excolegas Araque y Facundo Melo, plantearon sendas incompetencias de los jueces de Lomas de Zamora.

Cuanto más tiempo permanezcan los expedientes en Lomas, más prueba de cargo se acumulará. Y hay mucho dato muy preciso abasteciendo de información a las investigaciones.

Villena ordenó también un peritaje en el pabellón 6 de la cárcel de Melchor Romero y en el IRIC, el lugar de alojamiento de los “presos K”, en el penal de Ezeiza.

Será la confirmación de lo que ya sabe: hubo espionaje a los detenidos.

Pero también sobre ese paso hay artillería apuntándolo. Varias de las disposiciones (legales) de Villena fueron aprovechadas para prácticas ilegales. Fue Villena quien autorizó la utilización del phishing (una técnica de hackeo informático que consiste en la suplantación de identidad), del programa informático Earthwatch, un software basado en las fotografías de alta definición que toma un satélite a 500 kilómetros en órbita desde la Tierra. Y fue él quien ordenó una vigilancia estricta sobre el detenido “rey de la efedrina” Mario Roberto Segovia, en el marco de otra investigación. La AFI se montó sobre las escuchas, que Villena había delimitado exclusivamente a Segovia, para espiar ilegalmente a los detenidos del kirchnerismo. “Me usaron como un forro”, se lamentó Segovia en un reportaje con el canal Crónica TV. «