Hasta la mañana del 4 de agosto, Manuela López Menéndez supo tener como portada de su Twitter una imagen con el Metrobus de Florencio Varela de fondo, que luego reemplazó por el túnel inconcluso del soterramiento del Ferrocarril Sarmiento. Aunque no haya demasiado rastro en sus perfiles ni acciones públicas, desde aquel día es la flamante titular de  Subterráneos de Buenos Aires (SBASE), la empresa estatal porteña que maneja el subte. Esa invisibilización no parece casual: fue la mano derecha del exministro de Transporte, Guillermo Dietrich, cuya gestión siempre prefirió resaltar las bondades del Metrobus por sobre el transporte bajo tierra.

Su fanatismo por el Metrobus lo reflejó en un posteo reciente. «Metrobus no son sólo carriles: es la transformación de la principal avenida del distrito, más iluminación, más seguridad y la mejora del espacio público para los vecinos. Es transporte público de calidad y miles de conductores de auto y colectivo que viajan mejor y más seguro», aseveró.

López Menéndez, la primera mujer que porta ese cargo en la historia del subte, es licenciada en Economía de la UCA, con un posgrado en Estudios Urbanos y Regionales del Massachusetts Institute of Technology. Pero sobre todo, es la principal funcionaria que acompañó a Dietrich en la gestión nacional entre 2015 y 2019, y su principal defensora en las causas que afronta el extitular del transporte porteño, por ejemplo con las concesiones de los peajes. 

Dietrich fue uno de los primeros en saludarla, a principios de mes, y lo hizo justamente destacando sus logros con los carriles exclusivos para los colectivos, los cuales resultaron la principal competencia del subte. «Trabajamos juntos hace diez años siendo, entre muchas cosas, una de las principales responsables del Metrobus», se vanaglorió el exministro, que en 2015 declaraba que «lamentablemente, hay una visión errónea de que el subte resuelve el tránsito».

«Si bien conocemos los antecedentes y currículum de Manuela López Menéndez, no la conocemos personalmente, a pesar de ser los representantes del sindicato mayoritario en las seis líneas de subte y premetro. Nunca hemos sido convocados», expresaron a Tiempo desde la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP), declarada en estado de alerta por la falta de paritarias. Y añadieron: «Esperamos que su gestión esté abocada a la construcción y desarrollo de líneas subterráneas, a diferencia de su paso por el gobierno de la Ciudad entre 2009 y 2015, cuando su prioridad fue construir los buses rápidos, que intentaron imponer como la solución al transporte bajo el nombre de fantasía de ‘Metrobus'».

Tanta fue la inactividad del Ejecutivo porteño estos años respecto al subte –junto a negociados como el de la línea B, que implicó la compra de vagones a Madrid que eran destinados a chatarra, muchos de los cuales nunca se usaron hasta hoy–, que el diputado Juan Manuel Valdés (FdT) presentó en la Legislatura un pedido de informes porque por séptima vez el oficialismo postergó la licitación de los estudios de la futura línea F.

Según relata el sitio enelsubte.com, la ahora titular de SBASE resultó la principal autora intelectual y promotora del cuestionado modelo de Participación Público–Privada (PPP), símbolo de la gestión macrista en el transporte nacional, que dio pie a millones de dólares bancados por el Estado que nunca se llevaron a la práctica, por las alianzas establecidas con privados que no querían asumir los altos costos de las obras. Se vio con la Ruta Nacional 3 en el tramo posterior a Monte, prometida e inaugurada por el macrismo, y abandonada a mitad de 2019 sin ningún avance. Ese sistema fue dado de baja por el actual ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, que lo criticó duramente, enfatizando que “estaba pensada al servicio de llenarles los bolsillos a los bancos”. Y hasta el FMI consideró a los PPP un sistema de «deuda pública encubierta». 

Otro emblema resultó ser la Red Expresa Regional (RER), de la cual López Menéndez era la encargada del financiamiento. «No se construyó ni un metro, pero posibilitó la venta de importantes terrenos ferroviarios con los que –en teoría– se recabarían fondos para la construcción», sostiene el sitio en su web. Y añade: «Manuela López Menéndez también impulsó la reconcesión a privados de las líneas Belgrano Norte y Urquiza de los ferrocarriles metropolitanos, en lugar del retorno al Estado que estaba previsto. Ya en el ‘Mini Davos’ de 2016 la nueva titular de SBASE había presentado al ferrocarril como una oportunidad para inversiones privadas».

Lo que sí hicieron con Dietrich fueron metrobuses. El modelo porteño se trasladó al Gran Buenos Aires y a otras zonas del país. «La señora Metrobus», como la apodaron medios afines, llega a hacerse cargo del subte porteño en un contexto con años de concesión polémica y deficitaria de Metrovías, con una multiplicación de casos de Covid–19 entre trabajadores y denuncias de falta de control sanitario de la compañía, y con un dato que refleja qué prioridad tiene este medio de transporte en el ideario macrista, más allá de la célebre frase de Mauricio Macri en su campaña electoral hace 13 años: de aquella promesa de diez kilómetros por año, a esta realidad en la que, por primera vez en medio siglo, no hay ninguna estación ni línea nueva en obra.   «

Entre los casos de Covid–19 y el estado de alerta

Dos razones generaron que la Asociación Gremial de Trabajadores de Subte y Premetro (AGTSyP) haya declarado esta semana el “estado de alerta” en todo el ámbito del Subte y el Premetro.

El primero y principal es el sanitario: el gremio posee 119 casos positivos de covid–19 confirmados, y 4 empleados fallecidos. Solo uno de ellos estaba aislado por ser grupo de riesgo. Los otros tres estaban en actividad. Desde la AGTSyP mostraron su preocupación por la falta de cuidados de la empresa y porque además «nuestro promedio de mortalidad está por arriba del de la Ciudad, que es del 2,4%».

El segundo motivo es el laboral. Explicaron a Tiempo que el estado de alerta, con posibilidad de que sea de asamblea permanente, se debe también a «la falta de respuesta en relación a la paritaria. Está vencida al primero de marzo, no tuvimos ningún tipo de aumento, y hace tres meses el gobierno firmó con la UTA un acuerdo por el cual el 40% del salario pasaban a pagarlo en negro, así se quedaban con las cargas sociales».