Entre los 90 nombres que hoy se postulan para integrar la próxima Comisión Directiva de Boca sólo aparecen cuatro mujeres. Las cuatro, como vocales suplentes. El número, por más absurdo que parezca, no escapa a la lógica de los clubes afiliados a la AFA. Según un relevamiento de la Coordinadora de Fútbol Feminista, el promedio de representación femenina en las CD es del 6,1%. El sábado próximo, San Lorenzo también irá a elecciones con una novedad: será el primer club en implementar el cupo femenino en sus listas, nada menos que 28 años después de que se haya aplicado a nivel nacional. Tiempo Argentino reunió a seis socias que disputan poder en su club y llevan una vida activa para escuchar su voz ante esta problemática.

María Eugenia Passarello va a la cancha de Vélez con su padre desde los tres años, hizo el secundario en el club y a los 31 años es una de las cuatro vocales que tiene la Comisión. Gabriela López, quinta generación de hinchas de Huracán por mandato materno, es la primera presidenta de una agrupación (Max Huracán), fue presidenta del área de legales y ahora coordina la pensión del club. Vanina Sánchez dice que no nació, que se hizo hincha de Argentinos: este sábado, junto a cuatro mujeres más, pasará a ser miembro de la asamblea de representante de socios. Nuria Escobar, con apenas 24 años, va como vocal en la lista del oficialismo en San Lorenzo, gracias a la ley de cupo que empujó con su agrupación, La Soriano. Florencia Duarte es una de las tres mujeres –de 30 integrantes– de la agrupación Tradicionalista de Banfield, oposición a la presidenta Lucía Barbuto, porque cuando presidió la subcomisión de mujeres no le permitieron impulsar actividades de género, sino acomodar a visitantes en los palcos. Y María Inés Bedia, que se acercó a Boca en la adolescencia cuando llegó de su Campana natal, es quien presentó el proyecto de cupo femenino a través de la agrupación La Bombonera, que no tuvo lugar para esta elección.

–¿Con qué dificultades se encuentran cada día al hacer política en su club?

GL: –Nosotras siempre tenemos que demostrar más. Tengo bastante tiempo en la política del club, ya no se me animan. Pero me llevó más tiempo que a cualquier chico. El otro día me citaron del Tribunal de Honor por los avales para las elecciones. Y nunca falta el que dice: ¿qué hace una mujer acá? El examen es constante.

FD: –En los clubes cuesta más entrar en la rosca por ser mujer, no nos dan la palabra en la comisión directiva, más allá de que la presidenta de nuestro club sea una mujer.

MIB: –Es difícil, lo que no quiere decir que no incentive más porque estoy convencida de que hay lugar para nosotras. Pero es difícil. Como ejemplo, en un lugar en el que yo militaba había un grupo que se ocupaba de hacer los cánticos de la agrupación. Y a mí no me dejaron participar, porque eso lo veían asociado a roles para hombres. Yo voy a la cancha, pero descreían de mi capacidad por ser mujer.

VS: –Cuando nos surgió la posibilidad de integrar la lista nos preguntamos con otras compañeras si estaríamos a la altura. Y ahí alguien dijo que nosotras también podemos ser mediocres y llegar. Además de nosotras seis (cinco asambleístas y una vocal), asumen 72 tipos que están por compromiso, por ser familiares, por simpatía o por acomodo. Pero no los señalan.

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(Foto: Edgardo Gómez)


–En los últimos años, en espacios también machistas como la música, el espectáculo o la política, hubo avances significativos. ¿Por qué el fútbol viene diez pasos atrás?

MIB: –No alcanza con pedir el lugar. La verdad es que en los clubes, en la AFA, en la Conmebol, no corren un costo político si no ceden espacio a las mujeres. Históricamente el fútbol fue el deporte de los hombres. Y se apropiaron de ese espacio, como si les perteneciera. En estos 114 años de historia de Boca no aparece la mujer. Aunque siempre estuvimos ahí. Pero no se visibiliza porque hasta ahora no hubo un costo político por no hacerlo. En eso estamos.

MEP: –Creo que siempre hubo mujeres actrices o en la música, aun siendo discriminadas o acosadas. Pero siempre estuvieron. Yo iba a la cancha de la mano de mi papá, eran diez tipos cada una mujer. Y no podía ir sola. Nunca hubo un lugar para la mujer en la cancha.

GL: –Cantantes podemos nombrar mil, jugadoras no.

VS: –Cuando me ofrecieron estar en la lista pensé que no quería estar en una lista donde sólo seis de 78 cargos van para mujeres. Pero me convencieron las chicas de que había que estar. No somos más porque no está el hábito, estamos en plena construcción del hábito. Hay una evolución.

NE: –Es una deconstrucción. También se tienen que acostumbrar a que vamos a estar las mujeres. Se nota que están desacostumbrados a hablar con mujeres. A veces preguntan todo, tienen un excesivo cuidado en cada palabra, y te das cuenta de que es por eso: temen meter la pata por falta de costumbre.

MEP: –A veces parece como que van a perder poder. No se dan cuenta de que las mujeres somos necesarias en la vida y en la toma de decisiones de los clubes.

–¿En qué más ven una evolución?

NE: –Hay cosas que se van rompiendo a medida que vas entrando en esos ámbitos. Cuanto más arriba estás, mejor, porque tenés trato con la mesa chica, con la rosca, con los que definen. Y estás ahí todo el tiempo, no hay grupo paralelo, no hay espacio para esos micromachismos porque ya no se puede. Al haber mujeres las cosas de las que se hablan o cómo se dicen no son lo mismo. No hay lugar ya.

VS: –A nosotras nos pasa que nos dicen «ustedes son las que tienen que acercar más mujeres». ¿Por qué?

MEP: –Yo armo la lista para ir de visitante y siempre que hay lugar para un colaborador lo ocupa un hombre. Una cuestión básica, pero siempre que piensan en alguien es en un hombre. Trato de sumar alguna en la lista.

FD: –Está la idea de que nos vamos a pelear o vamos a ser celosas por ser mujer. «Uy, si son dos mujeres se van a terminar matando». Y no.

–Cuando se trató la ley del aborto legal hubo dirigentes que no permitieron a planteles femeninos mostrar su postura porque estaban representando al club. ¿Cómo lo vivieron ustedes?

MEP: –En Vélez, por ejemplo, las chicas de vóley y de handball jugaron con la cinta verde en el pelo. Y en marzo, que hicimos un video con las deportistas, la gran mayoría salió con el pañuelo. Fue tema de debate, pero fue la primera vez que nos juntamos todas las mujeres del club. Y cada una expresó lo que quiere. Si hubiera alguien que quería mostrar un pañuelo celeste, lo podía hacer. No hubo mensaje del club oficial sobre el tema, pero sí libertad para opinar.

NE: –Hay una cuestión institucional que concuerdo que es que ningún club puede tomar partido. Porque vos tenés 100 mil socios. Vos no podés representar a una parte sí y a otra parte no. Sí creo que las socias, las hinchas, las dirigentas, las deportistas se tienen que poder expresar. Nosotras tuvimos que bajar un pañuelazo por amenazas. Ahí el foco dejó de ser la discusión por el aborto, que divide aguas, para pasar a defender el derecho a la libertad de expresión. En eso sí creo que los clubes tienen que tener una postura. Si querés sacarte foto con el pañuelo celeste o verde, adelante. Pero prohibirlo no.

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(Foto: Edgardo Gómez)


–¿Cómo llevan la falta de protocolos para casos de abusos o de violencia de género dentro de los clubes?

FD: –En Banfield pasó que una periodista era acosada por un periodista partidario y un fotógrafo. Lo que tratamos de hacer es acompañar a las chicas y explicarles que el escrache virtual está bueno pero es indispensable hacer la denuncia legal.

NE: –Es indispensable que los protocolos se aprueben para que cuando suceda una situación quede claro que el club tiene que actuar de determinada manera. Y para que todos sepan cómo.

GL: –Eso. Porque si no, pasa que no saben cómo solucionarlo, por más que no haya mala intención. Aprobar los protocolos es primordial para que no suframos discriminación. Nosotros ya lo tenemos listo, está el acuerdo para que en la próxima reunión de Comisión Directiva se apruebe.

FD: –También es necesario capacitar a la gente empleada de los clubes. A todos. Incluso a los de atención al socio. Por ejemplo: si llega a ir una persona trans a asociarse no van a saber cómo responder. Porque en los clubes todo lo que va avanzando en la sociedad queda para lo último.

GD: –También hay un poco de responsabilidad del Estado. Hasta que no pasó lo de Independiente, nadie parecía estar al tanto de que había chicos en los clubes. Tuvo que haber un escándalo para que se activen los controles. El otro día en el Encuentro Nacional de Mujeres hubo un taller de instituciones deportivas que estuvo buenísimo. Y la conclusión es que estamos muy afuera. Y si no hubiera una posición de estar juntas, de dar la pelea, no hay manera.