No por nada buena parte del establishment argentino está abiertamente apostando para 2019 a figuras que no sean la del presidente Muricio Macri. Tiempo Argentino tuvo acceso a una encuesta reservada de la consultora Poliarquía. Es un sondeo que circula entre algunos de los miembros del poder económico. Fue realizado en julio. Tiene una larga serie de análisis sobre el presente y el futuro de mediano plazo. El dato político más relevante es el siguiente: ante la consulta sobre quién le gustaría que fuera el próximo presidente, Mauricio Macri aparece en tercer lugar. El veloz ocaso que sufre la figura del jefe de Estado, luego del cenit que tuvo en las elecciones del año pasado, parece no detenerse, arrastrado por el fracaso del modelo económico.

En las respuestas a esta pregunta hay un dato que ilustra el peso que las mujeres han obtenido en la esfera pública y en la política en particular. Empatadas en el primer puesto hay dos: María Eugenia Vidal y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Ambas lideran con un 18 por ciento.

Es necesario aclarar que estos números se explican por la forma en que está hecha la pregunta, poniendo una larga lista de dirigentes de todos los espacios políticos. En rigor, en un escenario más parecido a la realidad, tanto Vidal como CFK tendrían bastante más intención de voto. Por eso es que el elemento relevante no es la cifra sino la posición en la que se aparece.

Macri figura tercero, con 15 puntos, y muy cerca de Sergio Massa, que al menos podría festejar su cercanía al presidente. El tigrense cuenta con un 13% de respuestas favorables. Detrás de estos cuatro referentes hay una larga lista que incluye a miembros del kirchnerismo y de Cambiemos. Por eso es que la intención de voto aparece tan fragmentada.

Estos indicadores ayudan a entender el enorme operativo iniciado por los medios de comunicación tradicionales por imponer a Vidal como la continuadora de la restauración neoliberal que comenzó en la Argentina a partir del 10 de diciembre de 2015. La gobernadora bonaerense es preferida por la propia base electoral que todavía conserva el oficialismo.

La caída de la figura de Macri no significa que Cambiemos, como expresión política, esté en la misma situación. El estudio de Poliarquía analiza las preferencias de la sociedad y las divide por «antinomias», que muchas veces es una buena forma de explicar los motivos de la cohesión de ciertos sectores sociales.

Para la encuesta reservada, las preferencias de la sociedad argentina están divididas en tres grandes vertientes, lo que no quiere decir que sean tercios simétricos. Pueden ir variando según la coyuntura. Hay un tercio, que la encuesta ubica hoy en un volumen del 35%, que es antiperonista y antikirchnerista. Esta sería la base electoral que todavía conserva el oficialismo y dentro de la cual la preferida es Vidal. Hay otra vertiente, que según Poliarquía representa un 30%, de antimacrismo duro. Allí está casi la totalidad de los votantes de CFK más la izquierda. El 35% restante es la famosa avenida del medio a la que Massa había apostado en las dos últimas elecciones y que nunca pudo aglutinar. Hasta ahora, la tendencia de este segmento  siempre ha sido que, al acercarse la elección, una buena parte termina inclinándose por uno de los dos polos más duros. La ancha avenida del medio se reduce a una calle.

El pesimismo imbatible

La encuesta reservada a la que tuvo acceso Tiempo también sondea el estado de ánimo general de la población y las perspectivas sobre la situación económica. Son los datos que inexorablemente explican la caída de imagen que ha sufrido el presidente.

Al ser consultados por la situación general del país, un 53% la consideró negativa, un 30% regular y sólo 17 puntos la evaluaron como positiva.

Hay otra pregunta que se enfoca en uno de los problemas fundamentales de la población en la vida cotidiana, la inflación. El 70% consideró que en el último mes fue muy alta. Este es un dato central para el gobierno. Todo el plan de ajuste impulsado por el macrismo basa su justificación en que es la única forma de reducir la inflación. Por eso es que amplios sectores de la sociedad, creyendo en ese discurso, han estado dispuestos hasta ahora a tolerar los aumentos de tarifas y la reducción de la capacidad de compra de sus salarios. Son los «sacrificios necesarios» en nombre de lograr que baje la inflación.

Esta fue la principal expectativa que la población depositó en la política económica de Cambiemos y los resultados están a la vista.  En el tercer año de Macri, con suerte, la inflación será de 30 puntos, bastante más alta que la que recibió de la «pesada herencia». «