La política no es matemática. La suma de dirigentes no se traduce de modo directo en la acumulación  de los votantes. El efecto algunas veces puede ser de resta y otras de un crecimiento mayor al esperado. Son elementos necesarios para poner sobre la mesa. Obligan a tomar siempre con prudencia las ecuaciones electorales. En la pulsión detrás del voto hay una mezcla de factores: la economía, la ideología (consciente o no), la psicología social, las infaltables operaciones. Todo se conjuga y es imposible determinar con demasiada antelación cuánto pesará cada elemento y cuál será el efecto de las alianzas políticas.

Yendo al punto: la última encuesta de la consultora Ceis, a la que tuvo acceso exclusivo Tiempo Argentino, muestra que el flamante Frente de Todos, para las PASO de agosto, suma una intención de voto del 44 por ciento. El número se compone del siguiente modo: 39 mide la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, mientras que Sergio Massa, que por ahora sigue con su postulación presidencial, tiene un 5,2 por ciento.

Con este resultado, el frente opositor le sacaría –en Primarias– 10 puntos de ventaja a la fórmula de Juntos por el Cambio, encabezada por el binomio del presidente Mauricio Macri y el senador Miguel Ángel Pichetto, que según Ceis mide un 33,7%. En tercer lugar se ubica Consenso 2030, con Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey, que llegan a los 10 puntos. Le siguen el «libertario» José Luis Espert, con un 3%, y el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) con un 2,5 por ciento.

El sondeo cerró el último viernes y contó con 1642 casos en todo el país. Otro dato destacable que arrojó es que entre el rubro indecisos y el «otros» hubo un 7% de los consultados. Implica que el margen para crecer en ese terreno es bajo. La mayoría de los ciudadanos tiene una posición tomada.

Todos

Las noticias políticas de la semana fueron el anuncio de Macri, de llevar a Pichetto como candidato a vice, y la incorporación de Massa al Frente de Todos. Esta decisión apuesta a que el principal bloque opositor acumule fuerzas para derrotar al gobierno, de ser posible, en la primera vuelta de octubre. Para eso hay un elemento básico impuesto por la ley electoral, superar los 40 puntos. Luego habría que llegar a 45 o tener 10 de distancia con el segundo. Los números de Ceis muestran que si las elecciones se realizaran hoy, el frente opositor estaría cerca de la meta.

Sin embargo, no sólo faltan casi dos meses para la primera contienda sino que hay que superar la prueba de lograr que los votantes de Massa acompañen al tigrense en la nueva coalición. Sobre esto hay un debate planteado puertas adentro del peronismo: ¿es mejor ir a las Primarias y que luego Massa se sume a la campaña o resultaría más eficaz que el exjefe de Gabinete ocupe un lugar en una boleta única? 

Para el director de la Ceis, el sociólogo Fernando Larrosa, la mejor opción para amalgamar a los electores de la flamante coalición es la lista única. «A mi criterio lo más efectivo sería que Massa esté en una  boleta única y que hagan campaña juntos. Sería la mejor estrategia para tratar de reunir a los electores».

Hay datos históricos que permiten generar un contrapunto con la opinión de Larrosa. Si se repasan las elecciones en las que hubo cambio de signo desde 1983 hasta la fecha, en varias la oposición realizó una Primaria Abierta (aunque no fueran obligatorias), abrió su espectro de votantes y luego se impuso en las generales. Ocurrió con la interna peronista, Carlos Menem-Antonio Cafiero, en 1989; con la de la Alianza, Fernando De la Rúa-Graciela Fernández Meijide, en el 1999; y con la de Cambiemos en 2015.

Ante este planteo, el director de Ceis expuso la siguiente respuesta: «Las Primarias suman cuando los sectores que disputan son relativamente parejos. Eso pasó en el ’89 con el peronismo y en el ’99 con la Alianza. En mi opinión, lo de Cambiemos hace cuatro años no es comparable. Si las diferencias entre los candidatos de una posible PASO son muy grandes, es mejor armar lista única y organizar una campaña de equipo, en la que todos se muestren juntos y en pie de igualdad. Competir no ayuda en un contexto como el que tiene la oposición peronista, en el que una de las partes tiene cerca del 90% de la intención de voto de toda la coalición».

Macri-Pichetto

El presidente tomó una decisión que fue casi tan sorpresiva como la de CFK cuando anunció que sería candidata a vice de Alberto Fernández. La incorporación de Pichetto al binomio, luego de que Urtubey rechazara la propuesta, causó impacto en la opinión pública. No es para menos. Más allá de que pueda discutirse el perfil opositor del bloque comandado por el senador, que colaboró con varias de las medidas impulsadas por Macri, negociando concesiones para los gobernadores peronistas, Pichetto lideraba a senadores adversarios del oficialismo. Saltar de ahí a ser el vice del presidente en busca de su reelección es para los Guinness. ¿Pero cuánto le suma electoralmente el senador a Macri?

«La decisión puede considerarse parecida a la CFK, en el sentido de buscar un dirigente que no tiene muchos votos propios y suma por el lado del armado político, del diálogo con otros sectores –dijo Larrosa–. Desde el punto de vista del marketing, quizás el oficialismo pueda mostrarlo como un gesto de amplitud. Sin embargo, en rigor, no creo que Pichetto influya mucho en el caudal electoral. Macri mejoró en nuestras mediciones. Alberto y CFK subieron de 35 a 39 y el presidente de 31 a 34. En el caso del jefe de Estado el aumento se explica por efecto de la polarización y por cierto cambio en las expectativas económicas, producto de la relativa calma del dólar y de que la inflación al menos se haya desacelerado».   

Lavagna-Urtubey

Las terceras vías son las víctimas de la polarización entre dos fuerzas políticas que han comenzado a concentrar cerca del 80% de la intención de voto. La historia electoral de los últimos 37 años (del ’83 hasta ahora) muestra que incluso en los momentos de hiperpolarización hay un sector de la sociedad que busca otra propuesta. Pero mantener la llama encendida cuando soplan los vientos de un Boca-River político no es fácil. Uno de los puntos que explican esa dificultad es que ese tipo de elector es, justamente, menos pasional. No es fácil hablar de un núcleo duro de la tercera vía.

Como se dijo al inicio de esta nota, la dupla Lavagna-Urtubey mide 10 puntos, que en este contexto valen su peso en oro. Para Larrosa, «no va a ser fácil que preserven ese caudal si la polarización se profundiza. Los antecedentes son disímiles respecto de las terceras fuerzas». «Esta es una polarización que renueva una suerte de bipartidismo centrado en dos figuras. No me parece que los ‘ni ni’ sean un núcleo tan duro como los otros. Macri y CFK tienen atracción por sus figuras y también reúnen adhesión por el rechazo al otro. No es un escenario fácil para las terceras opciones».

Sobre el FIT, el sociólogo remarcó: «El problema que está teniendo la izquierda para crecer también es la polarización. Es una fuerza que crece en general en escenarios más distendidos. Si no, le queda sólo el voto muy convencido, que lo tiene, pero es lo que mide ahora».

Y respecto del economista ultraliberal Espert, planteó que «conserva esos tres puntos hace varios meses. Es un fenómeno raro que incluso penetra en los jóvenes. No crece y no cae».

Hoy es 16 de junio. Las PASO son el 11 de agosto. Todavía falta bastante y el avión se va a mover. «