“El nombre del disco es una amalgama de tierra y aire donde conviven pasado, presente y futuro. Porque el tallo es un eje que emerge de las raíces y hace de puente para lo que luego serán flores, hojas o frutos. Este trabajo se nutre de los orígenes, mira al mañana y sobre todo habita un hoy que elige volar en libertad”, dice la compositora, guitarrista y cantante Flor Giammarche, quien acaba de publicar su primer disco como solista, TalloVolar. Su flamante álbum será presentado este jueves 20 a las 21 en Hasta Trilce, Maza 177.

La cantante formó parte durante nueve años del trío Aymama junto a Paula Suárez y Mora Martínez, con quienes editó tres discos: Folklore Argentino, Aymama canta a María Elena Walsh y Paso a Paso.

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Tallo Volar respira  la atmósfera sutil y sin desbordes que Giammarche despliega en cada una de las canciones que lo integran.

Enrolado en una búsqueda que aúna las sonoridades de nuestro folklore con las de la canción contemporánea, el clima que proponen los arreglos instrumentales intensifican vuelo poético de cada tema y resaltan la sensibilidad con las que Flor aborda cada melodía.

En esta grabación participan como músicos invitados Julieta Lizzoli, Colo Belmonte, Pablo Giménez, Nora Sarmoria, Pedro Rossi, Susy Shock, Irene Cadario, Victor Carrión, Bruno D’ Ambrosio, Damian Verdún, Fernando Banchio, Jerónimo Peña, Seba Sae, Natalia Cabello, Alba Mariela Meza y Paula Pomeraniec.

«Trisquel», la canción que abre la placa, muestra el juego que domina el espíritu del CD: ensambles  en los que la guitarra y la voz se fusionan con el resto de las cuerdas y medidas apariciones de percusión, piano, flauta y algunos instrumentos autóctonos.

Es así como «Paso a paso» y «Un gran regalo» toman cadencias folklóricas pero tratadas con una austeridad sonora que las transforma en pequeñas joyas hechas canción.

En «No lejos» de Giammarche, cuya letra está inspirada en el poema Amantes de Alejandra Pizarnik, su canto protagoniza una conversación con el piano de Julieta Lizzoli y el cello de Bruno D´ambrosio.  En «Amaneciendo silencios» hay un mayor acercamiento al ritmo folklórico, esta vez con la participación de Susy Shock en voz.

Casi tratada como una canción de cuna, «Lucecita» precede a «Por seguir», la composición de Carlos Madorrán y Raúl Carnota, en la que participa Santiago Arias en bandoneón, un sentido tributo al recordado creador marplatense. 

El clarinete de Javier Banchio y el corno de Seba Sáe enmarcan la sutil melodía de «Por ejemplo», de Fernando Cabrera, que en la voz de Giammarche encuentra una interpretación conmovedora.

El espíritu folklórico se adueña una vez más en «La guitarrera» mientras que «Presagio» respira tenues aires de candombe, aportados por el piano de Nora Sarmoria y la cuerda de tambores a cargo de Jerónimo Peña.

«Cantar, tocar y grabar ´Crisantemo´ (tema con el que concluye el álbum) tiene dos significados importantes», escribe la cantante en el libreto del disco: «uno es homenajear al eterno flaco Spinetta y agradecerle tantos momentos de disfrute e inspiración. El otro es combatir el olvido que siempre espera agazapado y mantener vigente el pedido de memoria, verdad y justicia por todas las víctimas de la violencia institucional».

La sentida versión de esta canción de Spinetta cierra un trabajo en el que a través de once temas, Giammarche ofrece una visión fresca, inspirada y personal de la canción popular con identidad folklórica.