El equipo femenino Sub 15 de Nantes metió 95 goles en tres partidos de la liga de Loire-Atlantique: 24-1 a La Grigonnais, 31-0 a Guémené-Penfao, 40-0 a Blain/La Chevallerais. Nantes pidió entonces que el equipo pudiese jugar en el torneo masculino. Los organizadores rechazaron el pedido. Le autorizaron sólo amistosos. “Por naturaleza -dijo Philippe Grosvalet, presidente del departamento de Loire-Atlantique-, a los varones no les gusta perder ni que las chicas los golpeen. Practican un fútbol diferente”. En el primer amistoso ante un equipo masculino, las chicas ganaron 3-0. Sucedió el año pasado en Francia, sede del Mundial femenino que comenzará el 7 de junio, país en el que se triplicó el número de mujeres federadas en fútbol en los últimos siete años, y cuya liga tiene al tricampeón de Champions League, el Lyon en el que juega la argentina Soledad Jaimes.

En la Argentina, el caso de Candelaria Cabrera, una niña de ocho años de Huracán de Chabás, sentó precedente: ante el reclamo, la Liga Casildense de Fútbol extendió la chance de que a un equipo lo integren niñas y niños hasta los 12 años. A fines de febrero, San Lorenzo fue el primer club en abrir las inscripciones de fútbol recreativo mixto. Antes de que demandase la profesionalización del fútbol femenino después de ser desvinculada de UAI Urquiza, la jugadora Macarena Sánchez abrió el debate en Twitter: “¿El fútbol debería ser mixto en todas las divisiones?”. Aclaró, de entrada, que decir que el hombre era más fuerte que la mujer no era un argumento. “La mujer -explica ahora la futbolista- tiene las condiciones para enfrentarse a cualquier hombre. Soy consciente de que hoy eso no se puede hacer porque no está al mismo nivel. Pero en un futuro, cuando las mujeres tengan el mismo entrenamiento que los varones desde los niveles iniciales y en escuelitas, sí va a poder ser”.

De las 230 ligas afiliadas a la AFA, apenas 69 tienen fútbol femenino. La Liga Casildense fue la última que abrió un área de fútbol femenino. Lo hizo recién después del reclamo de la madre de Candelaria. “El Kun Agüero debutó en Primera con 16 años y se enfrentaba a jugadores de 30, 35. Estaba en inferioridad física. ¿Por qué él puede y una mujer no?”, inquiere Macarena.

En 2014, en un artículo de la revista Human Movement Science, el médico Paul Bradley comparó diferencias de recorridos, velocidades y pases en partidos de Champions de mujeres y varones. La mayor diferencia no estuvo en la distancia recorrida, sino en la intensidad: entre un 30 y un 200% a favor de los varones. “La diferencia biológica existe. El hombre, por desarrollo hormonal, tiene más fuerza. Por ende es más rápido y resistente. Pero en otras capacidades, como la flexibilidad, es al revés. Entonces, la mujer no tiene ningún impedimento físico”, dice Esteban Pizzi, expreparador físico del equipo femenino de Boca y de las selecciones argentinas de futsal de mujeres y varones. Y explica: “El gran problema, al menos en Argentina, pasa por la formación y la competencia. Los chicos vienen formándose desde el baby fútbol. Las chicas, no, y entonces no entran, o tardan, en una sistematización de entrenamiento. La mujer se inicia y desarrolla a una edad en la que tendría que competir en el alto rendimiento, a los 18 años, cuando el varón ya es profesional. Pero si se desarrollan y compiten desde chicos, con una cantidad estipulada de varones y mujeres por equipo, se puede. Eso implica un gran cambio cultural”.

La arquera canadiense Stephanie Labbé quiso jugar el año pasado en el equipo masculino Calgary Foothills, de la cuarta división de Estados Unidos. Fue prohibida por la Canadian Soccer Association. La uruguaya Claudina Vidal jugó en Sud América de Uruguay en 1971. “Hicimos gestiones para que jugara oficialmente, pero nos dijeron que no. La reglamentación no impedía que las mujeres participaran, pero el criterio machista pudo más”, contó Aníbal Vidal, secretario general de Sud América. 

“El fútbol mixto no sólo es posible: es bastante común -dicen los historiadores Brenda Elsey y Joshua Nadel, autores de Futbolera. Una historia de la mujer y el deporte en América Latina-. En Estados Unidos, donde el fútbol no está monopolizado por hombres, no se separa hasta los diez años. Muchas de las jugadoras legendarias de América Latina, como Marta en Brasil o Maribel Domínguez en México, jugaron en equipos de niños mientras crecían. Sin embargo, depende en qué nivel. No hay ninguna razón real por la que no pueda ser”. En 2004, a Maribel Domínguez la Federación Mexicana la había habilitado a jugar en Celaya. Pero fue vetada por la FIFA. Porque los condicionamientos culturales, a la hora de que el fútbol mixto sea posible, pesan mucho más que las diferencias biológicas.