Guillermo Beresñak no pudo dejar el productor musical que lleva dentro y realizó este viaje introspectivo, de agradecimiento a la vida, a la tierra y a los que se aman, con un disco nuevo que lanzó este mes. “A la sombra del árbol azul”, como se llama este trabajo, es un disco de aprendizaje, en el que el autor crea mientras explora múltiples de las posibilidades que nuestro folklore ofrece. El disco fue grabado en enero, en la casa del propio Beresñak.

“Por suerte antes de marzo ya estaba grabado. Empecé con bastantes cosas armadas para avanzar. Pero en solitario surgieron canciones que agregué, pero con menos instrumentación. Por ejemplo, con una cuatro venezolano hice una canción llamada ‘Aviones de cartón’ en la que participó Tomás Ferreiro de los Rayos Láser. Trabajé con un tono medio depre que te  hace tomar conciencia de las cosas importantes de la vida. La cuestión pandémica exacerba la fragilidad y se ve reflejada en la segunda parte del disco. Por suerte la mayoría ya estaba grabado, pero la mezcla la fui haciendo de a poco. Con algunos permisos, iba al estudio en Haedo, un rato, era todo muy bizarro pero se pudo hacer de puchitos y lo mande a masterizar al terminarlo”, dice el músico.

“Es una música que escucho hace muchos años, en mi casa se escuchaba a Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Cafrune y todos clásicos, y recuerdo que si se armaba guitarreada en casa  con amigos de mis viejos, siempre sonaba una chacarera o una zamba en el living de mi casa. Además de viajar por todo el país, en giras y con amigos, siempre tuve esas ganas. Estaba trabajando con Checho Fla, otro artista de acá del oeste, y el viene de una tradición familiar folklórica, por su viejo que ya en Santa Fe tocaba, entonces me valí de su ayuda, para aprender a hacerlo”,  comenta Beresñak.

Al principio se había puesto a sacar temas del Cuchi Leguizamón, pero “estuve tres semanas para que me salga más o menos y sentía que no iba poder. Entonces me fui juntando con amigos y le fuimos dando forma con un estilo propio. La tímbrica de la guitarra criolla, el bombo, el piano, el contrabajo, el bandoneón y todos los instrumentos que usamos me genera un estado más de calma, de vista al horizonte, de campo. Me imagine sentado a la sombra de un árbol, tocando y cantando mientras se te acerca un perro. Y traté de meterle esa impronta a las canciones. Me gusta eso de estar en contacto con la raíz de nuestra tierra”.

Y a través de las letras quiso dejar un mensaje inspirador: “para mi familia, para la gente que amo, como con una menara de eternizarme en el viento de una forma positiva, diciendo algo agradable y estar presente en cada brisa que te da en la cara, en la música, pero en las flores y en los pájaros, en todo lo lindo que da el entorno. Es distinto a lo que había hecho antes, pero tenía  algunos temas que venían del folklore y me puse a  aprender el estilo: hay zambas, carnavalitos y chacareras.  Hice una cueca, un escondido y un gato que no entraron en el disco porque no me gustó tanto la letra y como quedo. Lo sentí forzado, las que no quedaron, era como que estaba actuando. No era yo,  era un lugar gauchesco que no estaba representado lo que soy. Entonces puse solo lo que me representaba, sin disfrazarme de gaucho ni nada”, cuenta Beresñak.

Con la tecnología pudieron colaborar desde Córdoba, Rosario, Entre Ríos varios músicos amigos entre los que se encuentra Santiago Vázquez, creador de la Bomba de Tiempo. “Es un momento difícil para todo el ámbito de la cultura y sus trabajadores. Hay que estar unidos y hacer cosas juntos. Pero tengo la ilusión de que la enfermedad de mierda esta baje y se pueda hacer algo. Al aire libre aunque sea”, destaca el músico, al que los shows vía streaming mucho no lo atraen.

«El panorama es difícil, pero hay que luchar por que se tome como algo importante para el país la música. Que no se siga instalando la idea que esto va ser lo último que va abrirse. No hay que siempre relegar a la cultura o las expresiones como estas. La cuarentena nos puso en lugar que nos corresponde, y nos dimos cuenta que lo que importa es lo que nos hace bien emocionalmente y psicológicamente, y lo que nos toca el alma como la música. Son cosas que tenemos que cuidar para que la salud de la sociedad no esté  tan dañada después de esto”, concluye Beresñak desde su  casa en la zona oeste del Gran Buenos Aires.

«A la sombra del árbol azul»

Nuevo disco de Guillermo Beresñak. Disponible en todas las plataformas digitales