La falta de vacantes en la Ciudad es una realidad. Menos se sabe sobre una de sus consecuencias: el hacinamiento en las aulas. A un mes de comenzado el ciclo lectivo 2019, ya hay varias escuelas en esta situación. Donde debe haber 22 niños, pueden ser hasta 35, con las complicaciones que esto acarrea en los procesos de aprendizaje.

Como publicó Tiempo en febrero, los datos parciales de niños en lista de espera que arrojó la inscripción online evidencian que podría superarse el número de 22 mil chicos sin vacantes de 2018. Eran 17.033 en ese momento. El último jueves, las cifras parciales arrojan: 13.949 chicos sin lugar en el nivel inicial, 1224 en primaria y 421 en secundaria. Un total de 15.594 que, sumados a los 12.700 que asisten a los Centros de Primera Infancia (CPI), dejan hasta hoy 28.294 alumnos sin vacante. Lo que estas cifras advierten es que casi 1500 pibes ya fueron reubicados en escuelas sobrepasando la cantidad de alumnos permitidos. Si se proyectan estos guarismos hacia mitad de año, el Ministerio de Educación porteño habrá superpoblado las aulas con 2000 alumnas y alumnos por encima del límite permitido.

El Reglamento del Sistema Educativo establece que la relación pedagógica estimada como «normal» se alcanza cuando cada docente tiene grupos de 22 a 27 alumnos. Los «Aspectos Generales» fijan en su artículo 78º, por ejemplo, para salas de 3, 4 y 5 años, una superficie de 1,35 m² por niño.

En el nivel inicial, el más perjudicado por la falta de vacantes, existen muchos casos de aulas superpobladas, pero este año se suma otro dato: los CPI también desbordan de niños y niñas que no obtuvieron vacante en la educación formal. En estos espacios de contención, que el gobierno quiere hacer pasar como jardines de infantes, el hacinamiento ya es notable. Tal es así que una fuente del gobierno manifestó como probable que «se implemente la inscripción online a los CPI». Hoy, la cartera de Desarrollo Social porteña, que dirige Guadalupe Tagliaferri, obliga a las familias a llenar un cuestionario de «vulnerabilidad social» para determinar si pueden inscribirse.

«La situación es insostenible», afirma un referente del Distrito Escolar 6 que pide anonimato ante el hostigamiento que sufre por parte del Ministerio. Algunos ejemplos: el Jardín de Infantes Integral N° 8 «María Schiavoni de López», de Boedo al 600, tiene 30 alumnos por aula, cuando deberían ser 20. Lo mismo ocurre en la Escuela N° 11 «José Federico Moreno, de Humberto Primo al 3100; en el JII N° 2 «Federico Fröbel», de Av. Independencia al 3300; y en la Escuela Nº 1 «Esteban de Luca», de Alsina y Alberti.

En el postergado sur, Villa Soldati, Lugano, Mataderos y Villa Riachuelo encabezan el ranking de escuelas superpobladas. Los distritos más comprometidos son el 13, el 18, 19, 20 y 21. En muchas aulas hay entre seis y diez alumnos más de lo que habilita la norma.

Pero el caso emblemático de hacinamiento es la Escuela Nº 25 «Bandera Argentina», de Retiro, que funciona «provisoriamente» en un galpón desde hace más de un año. Las aulas, de durlock y 35 m2, tienen hasta 31 alumnos. «El gobierno especula con que nuestra población tiene altos índices de ausentismo», dice Paulina Vera, profesora de Educación Plástica. Hay 550 inscriptos, «y el día que vienen todos los chicos, no se puede caminar». Sin ventilación ni luz natural, los pibes comen, hacen el recreo (todos juntos, los de inicial y los de 7° grado) y tienen educación física en el mismo espacio. Las ventanas están a doble altura y no se abren, y las que sí dan al edificio de la Policía de la Ciudad, con un constante ruido de automóviles y sirenas. Las sillas no alcanzan para que todos se sienten a almorzar.

«La sobrematrícula en las escuelas genera no sólo hacinamiento físico sino también otras consecuencias: contaminación sonora, contaminación visual», señala Alejandra Bonato, secretaria de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo de UTE. «Esto altera de por sí el proceso de enseñanza y aprendizaje. La falta de oxigenación también viene aparejada. En términos pedagógicos, el exceso de estudiantes por curso es devastador. La atención se complica para el docente y para el estudiante. Y la posibilidad de enseñanza personalizada, en los casos que la requieren, es imposible».

Varias de las y los docentes consultados coinciden en que muchas escuelas debieron sacar los armarios al pasillo, ya que la normativa vigente no calcula espacio para éstos, y aunque está terminantemente prohibido por la eventualidad de una evacuación de emergencia. Además advierten que la sobrecarga de trabajo para el docente es absoluta, cuando debe generar estrategias pedagógicas que abarquen a todos los alumnos. Lejos queda la calidad educativa que pregona la ministra Soledad Acuña. «

LOS JARDINES SIGUEN ESPERANDO

El Ministerio de Hacienda de la Nación informó el ejecutado del Presupuesto 2018, que estipulaba que debían construirse en todo el país 3043 aulas de nivel inicial. Pero sólo se finalizaron 236, apenas un 7,8% de lo proyectado. En términos de mejoras de infraestructura, iban a refaccionarse 1223 aulas, pero sólo se concretaron mejoras en 234.

DÓNDE ESTÁN

El jueves pasado la Legislatura se negó a sesionar un pedido de informes de la diputada Lorena Pokoik (Unidad Ciudadana) para saber dónde están las 54 escuelas nuevas que afirma haber construido la gestión de Horacio Rodríguez Larreta, según un video institucional de su gobierno, y conocer el total de vacantes que suponen estos «nuevos» edificios.