Después de la renuncia el pasado miércoles de Avigdor Lieberman al Ministerio de Defensa y de que el primer ministro Benjamin Netanyahu y el ministro de Educación Neftali Bennett el pasado viernes constataran la imposibilidad de sostener la coalición derechista de gobierno, ya nadie duda de que Israel marcha hacia una elección parlamentaria anticipada. La derecha israelí presenta la contienda como una decisión sobre la invasión a Gaza, pero el primer ministro prefiere avanzar en Cisjordania sin choques frontales. Nuevamente la paz mundial depende de la decisión de los ciudadanos israelíes.

Tras la salida del gabinete del partido Israel Beitenu (Israel, nuestra casa), el gobierno sólo tiene 61 de los 120 diputados que hay en la Knesset (Parlamento), una mayoría insuficiente para gobernar. Por ello, los socios del partido Likud del primer ministro reclaman una elección anticipada. Normalmente, la votación debería hacerse en noviembre de 2019, pero, si se disuelve el Parlamento, el comicio podría hacerse en febrero o marzo próximo, aunque Netanyahu prefiere que sea el 21 o 28 de mayo de 2019.

En una primera apreciación, la coalición derechista se rompió porque Lieberman renunció el miércoles en disidencia con la tregua que el gobierno acordó el lunes con el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás, después de que el domingo fracasara una operación comando de la Fuerza de Defensa de Israel (FDI) en la Franja de Gaza y muriera un teniente coronel del Ejército. Como represalia por el operativo, Hamás arrojó 460 cohetes contra objetivos civiles en el sur de Israel, de los cuales sólo 100 pudieron ser detenidos por el sistema anticohetes «Domo de Hierro». Ante el fracaso sólo restaba acordar un alto el fuego o invadir la Franja, desatando una guerra regional en gran escala.

A este dilema aludió el primer ministro el miércoles por la mañana, cuando en el tradicional acto de homenaje al fundador del Estado, David Ben Gurion y a su esposa Paula, declaró que «en tiempos normales un líder debe estar atento al corazón del pueblo, y el nuestro es sabio», edulcoró. «Pero en épocas de crisis, advirtió, el público no puede ser siempre incluido en la consideraciones que deben ser escondidas del enemigo», puntualizó. En clara referencia a Lieberman, concluyó diciendo que «en este momento la conducción no debe hacer las cosas fáciles, sino las correctas». La inferencia es simple: Lieberman quería invadir Gaza, mientras que él optó por el camino más dificultoso: aceptar un alto el fuego con Hamás y ganar tiempo.

A pesar de que los socios de la coalición derechista quieren adelantar la elección, el primer sondeo divulgado el mismo miércoles prevé una clara victoria del Likud de Netanyahu y sólo un magro aumento de dos diputados para el partido de Lieberman. No hay duda de que el prestigio del primer ministro va en aumento y que no existe alternativa convincente a su gobierno.

Netanyahu ha gobernado entre 1996 y 1999 y continuadamente desde 2009. En esos 12 años sólo ha ejecutado una guerra con la Franja de Gaza en 2014. Por ello un analista de Haaretz decía la semana pasada que Netanyahu es el primer ministro más pacifista de la historia de Israel.

El primer ministro ha acordado con China que el Camino de la Seda y la Franja desemboquen en el Mediterráneo por puertos israelíes. En el norte convino con Rusia el alejamiento de las fuerzas iraníes y de Hezbolá a 150 km de la frontera con Siria. Y en la Franja de Gaza convive tensamente con Hamás y la Yihad Islámica sostenida por Irán. Es en Cisjordania, finalmente, donde sigue anexando territorio, sin hallar resistencias importantes. Allí juega su carta más importante.

El primer ministro sabe que, ante la amenazante crisis financiera y económica, el gran capital financiero especulativo concentrado ambiciona una guerra general en Oriente Medio, pero prefiere continuar expandiendo el poder de su país sin acudir a un enfrentamiento de consecuencias imprevisibles. Por ello es que el mundo está tan pendiente de la próxima elección israelí.  «

El jefe del ejército patovica

Avigdor Lieberman nació 1958 en Chisinau, Moldavia, en la entonces Unión Soviética, donde llegó a trabajar como custodio en un local bailable. Luego trabajó como locutor en Bakú, Azerbaiyán y emigró a Israel en 1978 a la edad de 21 años. En Israel sirvió en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y se graduó en Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Se lo acusa de haber formado parte del partido Kach, ilegalizado en 1988 por su militancia racista antiárabe. En octubre de 2006 el primer ministro Ehud Ólmert y Lieberman formaron una coalición en la que el segundo fue ministro de Asuntos Estratégicos, encargándose de combatir el plan nuclear iraní. El 1 de abril de 2009 asumió el cargo de Ministerio de Relaciones Exteriores en el segundo gobierno de Benjamín Netanyahu, con quien cogobernó hasta la semana pasada, pero ya como ministro de Defensa, conquistando un gran prestigio entre los militares.