«Yo recuerdo un lugar, especie de habitación, durmiendo junto con un bebe en una cuna y al lado estaba la madre que lloraba mucho”, recordó Martin Horacio Mendizábal ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°4 de San Martín, donde recordó el secuestro de su mamá Susana Solimano y de su papá Horacio Mendizábal, en 1979 durante la Contraofensiva de Montoneros. Pero también recordó su secuestro y el mes que estuvo detenido por la dictadura cívico militar hasta que fue devuelto a su familia materna y se reencontró Diego, su hermano más chico. Su declaración cerró los testimonios alrededor del asesinato de sus padres y de Sara “Charo” Zermoglio, la mamá de su hermanito y de su otro hermano, Benjamín Ávila, el hijo mayor de la nueva mujer de su padre que llevó a la ficción en la película Infancia Clandestina.

Mendizábal declaró el martes en la doceava audiencia del juicio por la Contraofensiva de Montoneros, debate que comenzó el 12 de abril pasado y tiene nueve imputados por 94 acusaciones de delitos de lesa humanidad cometidos por la última dictadura cívico-militar en los años 1979 y 1980. Su relato completó el de sus hermanos, Diego y Benjamín que hablaron en audiencias anteriores.

Su declaración se sumó a las relatos sobre el homicidio de cuatro militantes: su mamá, quien fuera su pareja, Alfredo Berliner, Julio Suárez y Diana Schatz. Se trata de un cuádruple asesinato que tuvo la misma dinámica que los vuelos de la muerte: los militantes fueron secuestrados, torturados y mantenidos en cautiverio en Campo de Mayo, y tras ser adormecidos con anestesia fueron arrojados dentro de un auto a un arroyo en Escobar, donde se ahogaron, para hacer pasar sus muertes como un accidente automovilístico.  

En ese episodio que se conoció por los diarios al día siguiente, el 27 de noviembre de 1979, participó el ex capitán y médico Julio Verna, que no está imputado en el juicio oral. Pero se lo contó a su hijo, Pablo Verna, que este martes lo contará en la audiencia del juicio y se convertirá en el primer hijo de un represor en involucrar a su padre en el genocidio ante un tribunal.

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En la audiencia, Mendizabal recordó su infancia, las visitas a su padre en la cárcel en 1975 cuando estaba detenido y las gestiones de su tío para salvarlo cuando supo que iban a asesinarlo con la excusa de una supuesta fuga. Recordó que en 1976 salió del país con Charo Zermoglio, la nueva mujer de su papá, y que encontró en Brasil con su familia: su mamá, su papá, y Benjamín, que los estaban esperando. Recordó además que vivió con su mamá en México DF y que allí ella le presentó a su nueva pareja, Alfredo Berliner, a quien llamaban El Poeta. Recordó también que a finales de 1978 viajaron a Cuba y que allí se encontró, una vez más, con Benjamín, su mamá y su papá. Recordó que en enero del año siguiente nació su hermanito menor y que él eligió el nombre: Diego.

“En abril hay una charla en la que mi padre me dice: ‘vamos a volver a la Argentina’.  Yo me pongo a llorar, digo que tengo miedo, por nosotros, porque me quiero quedar y no quiero que lo maten. Él me empieza a consolar. Y bueno, en abril volvemos”, contó Mendizabal.

Lo que sigue es la vuelta en el marco de la Contraofensiva. Y el secuestro: hombres que entraron a su casa cuando su mamá había salido a comprar cigarrillos, que esperan a que ella vuelva y cuando eso pasa a él se lo llevan, solo, en un Ford Falcon. Esa es la última vez que la vio.   

Fue llevado a la Brigada Femenina de la Policía Bonaerense de San Martín. Sobre su cautiverio contó que “había otros menores” y la presencia de “mujeres policías”. Y que en ese lugar fue interrogado dos veces por una mujer. Su secuestro duró un mes. “Lo que yo recuerdo era q había terminado el mundial juvenil y hubo una gira de la selección mayor y había una radio que comentaba de una goleada en Yugoslavia  que le habían metido a la argentina. Y eso fue domingo 16 de septiembre. Ya ese domingo, como fecha, estaba ahí seguro”, dijo.  

Fue devuelto a lo de su tía Neliné, hermana de su mamá, donde dos días antes habían dejado a Diego. Era 17 de octubre de 1979. La reconstrucción de la fecha, contó,  es por el casamiento de una prima al que su tía decidió no ir. “Mi tía no va al casamiento de esta prima. Entonces calculando aquel partido de Argentina en Yugoslavia y este episodio, le calculo un mes”, resumió.

La declaración de Mendizabal cerró la historia de los tres hermanos: Martín, Benjamín y Diego, hijos de militantes de la Contraofensiva que crecieron separados. Luego de ser secuestrados con sus padres los chicos fueron separados. En la audiencia del 11 de junio pasado, el autor de Infancia Clandestina recordó que fue devuelto por los represores a la casa de su abuela materna. Contó que lo cargaron en un Ford Falcon con dos tipos, que él iba atrás y que viajaron un buen rato hasta llegar. “¿Esta es la casa de tu abuela?”, preguntaron. “Yo sabía que esa era la casa de mi abuela, era muy particular, una puerta tipo de barco tiene un ojo de buey y cuando la miro digo que sí. Y me dicen ‘Bueno, bajate’. ‘¿Y mi hermano?’, y me reputea. Me bajo y se van. Yo voy, toco el timbre”, contó en la audiencia.

Mientras Martín estaba con su tía, Benjamín fue a vivir con su papá a quien no veía desde hacía tres años y que vivía en Tucumán. No volvieron a tener contacto entre ellos hasta finales de los ‘80, cuando Ávila regresó a Buenos Aires. El menor de los hermanos, Diego fue a vivir con una familia adoptiva. Martín volvió a verlo apenas lo liberaron. Benjamín tuvo que esperar más, cuando el bebé de nueve meses que había conocido cuando los secuestraron con su mamá era ya un nene de cinco años.  

En la jornada del martes también declararon Mariana González, hija de Reggino Adolfo González, y María Paula Silva Testa, hija de Juan Carlos Silva. Los dos fueron militantes de Montoneros. El debate continuará el martes audiencia en la que está previsto que declare Pablo Verna ante los jueces Esteban Rodríguez Eggers, Alejandro De Korvez y Matías Alejandro Mancini, del TOF4.

La lista de acusados la integran Raúl Guillermo Pascual Muñoz, ex jefe del departamento de personal del Estado Mayor, y los miembros del Destacamento de Inteligencia 201, Carlos Blas Casuccio, Jorge Eligio Bano, Eduardo Ascheri, Marcelo Cinto Courteaux y Alberto Daniel Sotomayor. Además, incluye a Roberto Dambrossi y Luis Angel Firpo, del Batallón 601, y al ex jefe de la división de Inteligencia Subversiva Terrorista del Departamento Interior de la Jefatura II de Inteligencia del Estado Mayor General del Ejército, Jorge Norberto Apa.