Decidido a evitar a toda costa una devaluación traumática, el gobierno vuelve a jugar una carta fuerte: este martes licitará bonos atados a la evolución del dólar. Lo hará en el marco de una nueva emisión de deuda con la que espera tomar al menos $ 140 mil millones para financiar su déficit y reducir la liquidez de la plaza.

De acuerdo a lo anunciado por el Ministerio de Economía, se subastarán cinco títulos en pesos, a saber: letras ajustadas por CER y por tasa fija, ambas con vencimiento en diciembre de este año; bonos ajustados por CER y por tasa Badlar, con vencimiento el año que viene; y un bono vinculado al dólar estadounidense, que devengará intereses semestrales de hasta 0,2% anual (podría ser menos, según la tasa que surja de la subasta) hasta su vencimiento, en abril de 2022. La emisión será por $ 60 mil millones por los cuatro primeros más el equivalente a U$S 1.000 millones por el último, aunque se podría ampliar según la demanda.

A pesar de la variedad del menú, todas las miradas estarán puestas en el Bonad 22, el título dollar-linked. Esa característica lo convierte en un virtual seguro de cambio, ya que su capital se ajusta por la evolución del dólar mayorista. Su lanzamiento intenta descomprimir la demanda de billetes estadounidenses, que en las últimas semanas disparó todos los tipos de cambio alternativos hasta llevar la brecha con la cotización oficial a 130%. La apuesta del ministro Martín Guzmán es que si el nuevo bono logra contener toda esa demanda, bajará la presión sobre el blue y el contado con liquidación, lo que tranquilizará el frente cambiario y disipará, en parte, las malas expectativas.

En la City se descuenta que la licitación será un éxito y que el monto de emisión deberá ser ampliado. Hay un antecedente cercano: hace tres semanas se lanzó un bono similar con un plazo algo más corto (noviembre de 2021) y se adjudicaron U$S 1.766 millones. El apetito por ese instrumento es tal que en el mercado abierto su rendimiento es negativo: se están pagando el equivalente a 105 dólares por cada 100 de valor nominal.

De todas maneras, este tipo de títulos son un arma de doble filo. Si bien el Tesoro contrae una obligación en moneda local, lo que cumple la premisa emanada del Palacio de Hacienda de ampliar el mercado de capitales doméstico, una eventual devaluación impactaría de lleno en el monto a devolver. La medida no está en los planes del gobierno, pero es una hipótesis que el mercado maneja en atención a la escasez de reservas del Banco Central y el fuerte incremento de emisión monetaria para paliar los efectos negativos de la pandemia de COVID-19. “Lo que ocurre es que le meten en la cabeza a la gente que inexorablemente vamos a devaluar y la gente se protege con el dólar”, dijo sobre todo el presidente Alberto Fernández. 

En una carta abierta, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner profundizó sobre el tema: «Continuamos con la restricción externa -o faltan dólares o hay demasiada demanda- a la que se suma una más que evidente extorsión devaluatoria». El resultado de la colocación de títulos de este martes, en todo caso, estará impregnado de todos estos elementos.