La inflación de los más pobres sigue sin techo y se escapa de la ya elevada inflación general. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), tanto la canasta de pobreza como de indigencia tuvieron en enero una variación del 3,7 por ciento. A nivel interanual, ambas también coincidieron en un preocupante 55,8%.

El incendio inflacionario volvió a tener foco en los sectores más vulnerables de la población. A nivel general, Indec publicó la semana pasada que en enero los precios subieron un 2,9% con respecto a diciembre, lo cual otorga una variación enero 2018 – enero 2019 de 49,3%. Es la más alta desde 1991.

En ese marco, la Canasta Básica Total (CBT – se utiliza para medir la pobreza) y la Canasta Básica Alimentaria (CBA – se utiliza para medir la indigencia) subieron un 3,7 con respecto a diciembre y 55,8 en la variación interanual enero 2018 – enero 2019.

Así las cosas, la inflación de los pobres e indigentes está 6,5 puntos porcentuales por encima de la ya alta inflación general. En 2018, la inflación general había sido de 47,6%, mientras que la CBA y CBT cerraron en 53,5 y 52,9%, respectivamente.

El informe de Indec también destaca que un hogar compuesto por dos adultos y dos menores necesita $ 26.442,92 (mensual) para no ser pobre y $ 10.557,16 para no ser indigente. A nivel individual, un adulto necesita $ 8.577,58 para no ser pobre y $ 3.423,03 para no ser indigente.