Mauricio Macri sufrió la derrota más importante –y humillante– de su carrera política en 1999, cuando era presidente de Boca, según él mismo reconoció años más tarde. Intentó impulsar la llegada de las Sociedades Anónimas a la AFA, para remplazar a las Asociaciones Civiles. Con el presunto apoyo de Julio Grondona, llegó exultante a la reunión de Comité Ejecutivo en la que se aprobaría su proyecto. El resultado de la votación fue 38-1 en contra. «El único voto que saqué fue el mío», contó derrotado. «Qué va a hacer, Mauricio… Perdimos», lo consoló Don Julio. Ahora, desde la presidencia de la Nación y sin Grondona en AFA, Macri va con todo por su revancha y uno de los objetivos centrales es el mismo: convertir a los clubes en SA; el otro, meter la cuchara en las ganancias por los derechos televisivos (ver aparte). Para esto, quiere imponer a cualquier precio la Superliga, de la mano de su alfil en el fútbol y en la justicia, Daniel Angelici. Su principal rival es un monstruo de dos cabezas: Hugo Moyano y Chiqui Tapia. En el medio, Marcelo Tinelli juega su propio partido. El Juego de Tronos de la AFA está en marcha y estrena capítulos todos los días. Hoy mismo, muchos dirigentes de peso se reunirán convocados por Víctor Blanco (presidente de Racing, que juega con Angelici) para avanzar en negociaciones.
«Lo de Angelici es extorsión, lisa y llanamente. Dijo que no le importa el consenso y que se cortan los 14-15 clubes que son ellos», contó a Tiempo un dirigente que estuvo en la reunión explosiva del lunes 16. Hoy, la AFA se divide entre quienes tienen los votos y quienes poseen el poder real. El tándem Moyano-Tapia nuclea al Ascenso y a los clubes del Interior, además de varios de Primera como Lanús. El otro grupo, minoritario, es el que tiene la fuerza: Boca, River, Racing y San Lorenzo lideran a una quincena de clubes. Tinelli pertenece a este grupo, pero empezó a tejer por lo bajo un nido de alianzas que podría destrabar la situación, con Angelici afuera.
La Superliga vendría a ser la versión argentina del sistema español. Un ente conformado por los clubes de Primera y de Segunda organiza y explota a ambas categorías. La Selección, la Copa local, las demás categorías, los juveniles y los árbitros siguen a cargo de la Federación. La gran diferencia radica en que este sistema (similar al de Inglaterra, Italia y Alemania) permite la participación de Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), además de las tradicionales Asociaciones Civiles (AC). Ese es el gran objetivo político del macrismo. El tema de fondo es, en definitiva, qué significa la llegada de las SAD al fútbol argentino.
Los defensores de las SAD hablan de profesionalización del fútbol y de mayores ingresos económicos. «Todo bien, pero en Europa los clubes son una cancha y una oficina», advierte el presidente de Lanús, Nicolás Russo. Para él, el mayor problema es que los clubes dejan de ser de los socios. Angelici propone un gerente para presidir la Superliga y aseguró a Fox Sports: «Cuanta menos injerencia tengamos los dirigentes, mejor para el fútbol.» Esto se traduce en que la intención del oficialismo es que el poder de los socios quede reducido a una mínima expresión. Pero el mayor inconveniente está lejos de los goles y de las gambetas: en Argentina, los clubes cumplen una función social tan importante como deficitaria. Las disciplinas amateurs, los colegios, los otros deportes profesionales y sus divisiones infantiles y juveniles, el mantenimiento de todas las instalaciones que albergan a miles de chicos y de grandes, todo lo que hace a un club, amén del fútbol, demanda mucho y devuelve poco, en términos económicos. ¿Cuánto le importa el conflicto social a los empresarios? ¿Cuánto tiempo durarán estas actividades cuando el club sea manejado por el CEO de alguna multinacional? La experiencia europea dice que muy poco. Otra pregunta es qué pasa si la SAD quiebra. En Argentina, a partir de lo ocurrido con Racing en 1999, los clubes no desaparecen si quiebran; las SAD, sí. Así ocurre en Europa. Los clubes funden y desaparecen como las empresas o se fusionan con otros clubes para sobrevivir. Todo muy romántico. Curiosamente, SAD en inglés es «triste»; en castellano, puede que también.

Juego de Tronos –  La AFA está casi acéfala. El presidente Luis Segura y sus principales directivos están muy preocupados por las citaciones de la jueza amiga de Angelici y cercana al PRO, María Servini de Cubría, en dos causas judiciales que se aceleraron en los últimos tiempos: el destino del dinero proveniente del Fútbol para Todos y la falta de pago de aportes previsionales a los empleados deAFA. Angelici sabe que tiene el poder para imponer su voluntad, pero sólo hasta las elecciones. El método del Tano es la fuerza y su plan, temerario: provocar la acefalía institucional de la AFA y que intervenga el Estado. Para eso, necesita 23 asambleístas renunciantes y los tiene. Las influencias en la justicia para una intervención también están. El problema es que FIFA es alérgica a las intromisiones estatales y es capaz de dejar a cualquier afiliado afuera de toda competencia internacional. Fernando Marín, a cargo de Fútbol Para Todos, viajó a Suiza para obtener el okey de FIFA en caso de una intervención, pero no lo logró y ese plan se cayó.

«‘Vos sabés lo que tenés que votar porque, si no, sabés lo que te puede pasar’… Ese es el mensaje. No hay otra forma de entenderlo que no sea como un apriete», denunció el vice de Atlanta, Alejandro Korz, a Radio Cooperativa. Los modos y los tonos de Angelici molestaron a quienes los sufrieron y también a sus propios aliados. Esto derivó en reuniones pacificadoras entre Tinelli y Moyano-Tapia, a través de representantes. Eduardo Spinosa (Banfield, tinellista) y Daniel Ferreiro (Nueva Chicago, moyanista) se juntaron con Hernán Lewin (Temperley) como mediador. El resultado fue un acuerdo: la Superliga para Tinelli y AFA para Moyano-Tapia. ¿Y Angelici? No figura en el acuerdo, aunque es difícil imaginar un escenario sin el Tano como protagonista. «En ese esquema, queda afuera. Tinelli juega para él y mueve fichas para ver qué pasa. El tema es que Lammens está muy cerca de Angelici y Tinelli no quiere que se lo coman», avisa un directivo del Ascenso y agrega: «Hay internas en los dos bandos; en la última reunión Spinosa le tiró con todo a Lammens y entre Tapia y Moyano la cuestión es más familiar: Pablo y Chiqui están peleados y también se tiran con todo.»
Nada está definido en este Juego de Tronos donde todos quieren poder, nadie quiere perder terreno, los acuerdos son efímeros, las alianzas son frágiles y las traiciones están siempre latentes.