La carrera política del ex presidente Fernando De la Rúa, fallecido en la madrugada de este nueve de julio, tiene en sus dos extremos la paradoja de luz y sombra que puede traer consigo la vida pública. Comenzó como joven promesa de la Unión Cívica Radical y terminó con una presidencia breve y con final traumático.

De la Rúa nació en Córdoba el 15 de septiembre de 1937. Su padre Antonio fue un destacado dirigente de la UCR mediterránea y ministro de Amadeo Sabattini, cuando éste ejerció la gobernación.

Durante el gobierno de Arturo Illia (1963-1969) fue jefe de asesores en el Ministerio del Interior, en un período de paréntesis entre tantos golpes  militares hasta que llegó la dictadura de Onganía.

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De la Rúa volvió al centro de la escena pública en 1973, en medio del tsunami político que implicaba el final de la proscripción del peronismo luego de 18 años. En las elecciones del 11 de marzo de ese año, que consagraron a Héctor Cámpora presidente de la nación, en la Capital Federal hubo una “sorpresa” en la contienda para senadores. El Frejuli (frente que reunía al peronismo)  no reunió el 50% necesario y se requirió una segunda vuelta, que se planteó entre Marcelo Sánchez Sorondo (Frejuli) y De la Rúa (UCR), que ganó en medio de la oleada justicialista.

Esa victoria le valió que, con la vuelta de Perón en el ’74 y la realización de nuevas elecciones, el caudillo radical Ricardo Balbín lo ungiera como compañero de fórmula para competir contra el justicialismo. Perón sacó el 62% de los votos y el binomio de la UCR el 25. 

Al llegar la última dictadura, dos años después, con el golpe que coronó a Jorge Rafael Videla, De la Rúa volvió a la actividad privada para retornar a la arena pública en la interna radical contra Raúl Alfonsín por la candidatura presidencial para las elecciones de 1983. Alfonsín, se sabe, ganó por amplio margen la postulación.  

Otro hito que dejó su trayectoria de De la Rúa antes de la presidencia fue el haberse consagrado como el primer jefe de Gobierno electo de la ciudad de Buenos Aires, en 1996, luego de la reforma constitucional que le dio la autonomía a la Capital Federal, en 1994. Dos años después se volvería presidente en una alianza con el Frepaso de Carlos “Chacho” Álvarez.