Mientras para los argentinos el dólar parece ser la medida de todas las cosas, en todo el mundo la tendencia es apostar a la desaparición de la divisa estadounidense como la moneda de reserva más importante y hasta como la gran arma económica de Washington para someter a los díscolos del mundo.

Una muestra de esto que se dice la dio Vladimir Putin cuando el gobierno de Barack Obama intentó castigar a Rusia a través de sanciones contra la nación, contra empresas y contra empresarios y funcionarios. «Fue lo mejor que nos podía haber ocurrido», se envalentonó, y así inició la estrategia de ir desprendiéndose de a poco de sus reservas en dólares para pasarlas a oro y yuanes.

El sábado pasado, Putin pasó por Viena en un viaje que mucho le cuestionaron para asistir a la boda de la ministra de Asuntos Exteriores de Austria, Karin Kneissl. Estuvo no más de sesenta miunutos y luego acudió a una reunión de más tres horas con la canciller alemana en una residencia del norte de Berlín donde hablaron de sus diferencias en torno a la situación del mundo.

Pero todo indica, según fuentes habitualmente bien informadas, que entre los temas que trataron el punto principal fue la manera de eludir el sistema de pagos de EEUU no solo en el comercio entre ambas naciones sino en relación con las sanciones que Donald Trump extendió contra Irán.

Según el periodista de Asia Times Pepe Escobar, Putin y Angela Merkel suelen dialogar sin intérpretes, alternadamente en ruso y en alemán, idiomas que conocen perfectamente. El ruso porque fue jefe de la estación de la KGB en Berlín en el último tramo de la Guerra Fría. La germana porque creció y se formó en la Alemania Oriental adhirió a las Juventudes Comunistas de la RDA.pecado adolescente quizás

Algunos detalles de esa conversación -que para los medios occidentales trató sólo de los enfrentamientos por el tema Crimea y el proyecto de oleoducto bajo el Mar Báltico, conocido como Nord Stream 2- salieron a la luz en el periódico financiero alemán Handelsblatt.

La retirada de EEUU del acuerdo nuclear con Irán planteó una crisis para los países que mantienen el convenio firmado con Teherán tras largas negociaciones entre los países que integran el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. todos con arsenales nucleares -China, Rusia, Gran Bretaña, Francia- más Alemania, el único sin este tipo de armamento letal. Porque el documento establecía que a medida que Irán desarticulaba su proyecto bélico y permitía inspecciones sobre su desarrollo atómico pacífico, se iban a retirar las penalidades económicas impuestas al cabo de casi una década.

Por eso empresas europeas y especialmente alemanas y francesas apuraron el desembarco en el país persa para implementar proyectos industriales y comercio multilateral.

Trump quiso mostrar músculo retomando la senda de las sanciones a Irán. Lo que da de lleno en esos planes, ya que no solo se utiliza moneda norteamericana en algunos casos sino que los bancos que acreditan las transacciones tienen sede en Estados Unidos y están sometidos a sus leyes. Ninguno quiere tener problemas en sus matrices por políticas que no establecen ellos. El miedo no es sonso y muchos ya sufrieron penalidades por negocios con Cuba o Venezuela.

Si bien la Unión europea reflotó una ley que en su momento cubrió el comercio con la isla caribeña para proteger a sus empresas de posibles embargos en EEUU, esto no otorga suficiente calma a los mandatarios.

Es que la crisis del euro desde 2008 en gran medida fue atribuida a maniobras especulativas realizadas desde América del Norte y Londres para petardear la divisa común. Y Europa no quiere volver a pasar por eso, justo cuando el Brexit podría debilitar la posición continental de cara a los mercados.

La guerra de las monedas es tan feroz que según el analista germano Peter Spengler, el sistema SWIFT que utilizan los bancos para transferencias de dinero entre naciones, y que «opera bajo leyes de la UE, ha estado bajo ataque por 10 años de los guerreros del Tesoro de EEUU, (y los servicios de inteligencia) GCHQ del Reino Unido y NSA estadounidense, a pesar de las protestas del Europarlamento».

De acuerdo al también alemán Die Welt, Rusia viene cambiando su stock monetario de dólar a oro y yuanes, que hace un par de años fue reconocida por el FMI como moneda de reserva internacional. Actualmente Moscú es el quinto mayor propietario de oro, tras pasar de tener 500 toneladas en 2008 a las 2000 de este año, luego de la compra de 26 toneladas en julio.

Es cierto que la moneda rusa, el rublo, tiene una senda de depreciación en relación con el dólar y ya perdió el 50% de su valor, según el gobierno de Putin a raíz de las sanciones. Pero como indica Peter Koening, analista y geopolítico que trabajó más de 30 años para el Banco Mundial y la OMS como experto en medioambiente y recursos hídricos, esa relación es importante si se le evalúa tomando a Rusia como parte de un mercado dolarizado. Pero si se tiene en cuenta que gran parte del comercio internacional lo realiza en otras monedas-con China firmó acuerdos para que el intercambio entre ellos se haga en yuanes- ese precio del rublo resulta irrelevante.

En similares términos se están moviendo India, Irán y Venezuela. Obligados por sanciones los dos últimos y por estrategias independientes el primero, tratan de esquivar el intercambio en dólares. Caracas ancló el Bolivar Soberano al petro, una criptomoneda virtual vinculada al precio del barril de petróleo

Si el poderío militar estadounidense lo hizo el gendarme del mundo después de la caída de la Unión Soviética, desde Breton Woods la divisa verde lo convirtió en el gran articulador económico internacional.

Pero los enemigos económicos están cada vez más decididos a dar esa pelea, que no será menos cruenta que cualquiera de las que se hacen en campos de batalla. Porque además, se complementan.