El médico Abel Albino volvió a escandalizar a los legisladores en el debate por el aborto. Ya lo había hecho durante su exposición en Diputados, pero esta vez fue más allá y desaconsejó el uso del preservativo. Entre silbidos y abucheos, fundador de los centros Conin, una ONG que se financia con donaciones privadas y públicas, dijo que “las nenas de 12 años quedan embarazadas” al hablar de violación y se explayó sin freno con frases violentas contra las mujeres.

Si bien fue invitado por el plenario de las tres comisiones, la de cabecera, Salud, es la responsable de su intervención. Sin embargo, fuentes legislativas aseguraron que el senador Esteban Bullrich, que no pertenece a ninguna, fue el autor de la idea. 

“El virus del SIDA atraviesa la porcelana, es 500 veces más chico que el espermatozoide. Entonces el profiláctico no sirve absolutamente, porque falla en el 30%, en el embarazo… imagínense lo que puede pasar con el SIDA. Uno no está absolutamente cubierto”.“Corten un poco la televisión, es una escuela de imbecilidad, superficialidad y tilinguería más grande que conozco. Antes no existía la escuela de imbecilidad y era más fácil manejar a una familia”.

“Hay que educar para el amor, no para el sexo animal”.

“Que los chicos se casen temprano, que organicen su vida, que sean responsables de sus actos. Esto se para con conductas morales”.

«Ustedes, disculpen que les diga, van a tener las manos manchadas de sangre de esas criaturas».

«La mujer es a quien menos hay que penar, porque ella no está en su sano juicio».

«Las mujeres atendidas en los servicios de psiquiatría son mujeres que han abortado»

«La mujer es la pastora de la vida. La mujer es el divino pedestal en donde se alza el árbol enamorado del hombre. Es un ser completo, XX. El hombre no, es XY, es más voluble. La mujer es más sólida».

«Uno no entiende la pobreza. Habla de pobreza pero no la entiende. El pobre no es una persona igual que nosotros pero sin plata. El pobre es pobre en educación, familia, amigos, alimentos, introspección, fuerzas, entusiasmo, ideales y encima no tiene plata. Son tristes. Sus hijos son su riqueza, todo lo que tienen».

“Me dan ganas de llorar. Soy un hombre de 71 años, tener que venir a una Cámara de senadores de la Nación a pedir que no maten a los niños”.