La balanza comercial de septiembre, que dio a conocer el INDEC en la tarde de este martes, dejó dos datos claros: uno, por primera vez desde diciembre de 2016 que hay superávit, es decir, que las exportaciones superaron a las importaciones; dos, las ventas externas argentinas no han mejorado a pesar de la superdevaluación del peso que debería hacer más competitiva a la producción local en los mercados del exterior. Al menos el gobierno insiste en ello.

En septiembre pasado, las exportaciones superaron a las importaciones por primera vez en 20 meses. Las ventas desde Argentina al mundo sumaron U$S 5013 millones y las compras fueron por U$S 4699 millones. Así, el saldo positivo fue de 314 millones de dólares.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el de Producción, Dante Sica, insisten con que aumentan las exportaciones argentinas. El superávit comercial parecería darles la razón. Pero, ¿es así?

En realidad, lo que está sucediendo es que se exporta menos y también se importa menos, sólo que éstas últimas caen a una velocidad mayor que las primeras. Comparados con septiembre de 2017, los datos de un mes atrás indican que las exportaciones cayeron en un 4,8%; las importaciones lo hicieron en un 11,4%.

La exportaciones caen por “las menores ventas de porotos de soja excluidos para siembra (-349 millones de dólares) y del capítulo minerales metalíferos, escorias y cenizas (-102 millones de dólares)”, según indica el informe del INDEC. En el caso de la soja, afectan tanto la sequía, que hace que haya menos porotos para exportar, como la guerra comercial entre EEUU y China, que hace más difícil el ingreso de productos argentinos a China.

Pero no sólo cayeron las ventas al mundo de productos primarios argentinos. También se verificó la misma situación en las exportaciones medidas en cantidades de las manufacturas de origen agropecuario (perdieron un 2%) y en  las industriales (-4,4%).

En cambio, subió un enorme 81,1% la venta de petróleo crudo. Las exportaciones de este material primario se han convertido en uno de los puntales de las exportaciones de este año. Encima, como los precios también subieron respecto al año pasado, las petroleras que operan en el mercado local hicieron un gran negocio.

Los datos muestran una clara primarización de las exportaciones argentinas, sólo cortadas por las ventas de autos, que es el otro rubro con elevadas ventas externas en el año. En septiembre pasado incluso hubo superávit (U$S 51 millones) en la comparación entre los autos que se vendieron desde la Argentina y los que se importaron.

En lo que va del año, el dólar subió su valor casi un 100%; dicho de otro modo, el peso se desvalorizó a la mitad, pero las exportaciones no mejoran. Martín Alfie, especialista de la consultora Radar, explicó que “a pesar de la devaluación, las exportaciones aún no reaccionan. Tiene sentido: las exportaciones no dependen simplemente de un salto del tipo de cambio, llevan su tiempo”.

Sin embargo, el gobierno insiste con que este proceso de desvalorización del peso será positivo para las ventas externas de productos argentinos, cosa que aún no se verifica. Hay que tener en cuenta que la soja es un producto tradicional argentino de exportación, y la recuperación de sus ventas externas no tendrá que ver con la devaluación, sino con la disponibilidad de porotos. Se supone que la devaluación debería ayudar a la producción que no accede al mercado mundial. Eso es lo que no se está verificando.

Menos importaciones

En septiembre pasado cayeron todos los rubros de importaciones que releva el INDEC. La cantidad de bienes de capital comprada al exterior se derrumbó un 40,1% respecto de un año atrás. La de bienes intermedios cayó un 15%; la de piezas y accesorios para bienes de capital cayó un 28%. La de vehículos se desplomó un 51,4%.

La recesión es la causa de estos números. La industria local produce menos bienes y por ello precisa menos máquinas y piezas de repuesto. Hay que agregar que por la recesión, la industria apenas emplea poco más del 60% de su capacidad instalada. El resto está ocioso.