Desde el martes, cuando se decidió poner en marcha esta producción, hasta el cierre de la edición, el sábado por la tarde, Tiempo insistió en conocer la opinión de los representantes de Juntos por el Cambio. Aunque los voceros de prensa del equipo económico prometieron que evaluarían el cuestionario enviado y lo responderían, finalmente optaron por no hacerlo.

Para no prescindir de la posición del oficialismo, se recopilan a continuación las decisiones más salientes que tomó el gobierno en cada uno de los temas consultados, refrendadas por algunas frases de los funcionarios intervinientes, para dar una idea de sus planes en cada área. El denominador común está contenido en las declaraciones del propio Mauricio Macri cuando señaló: «si ganamos, iremos en la misma dirección pero lo más rápido posible».

¿Qué política piensa aplicar en el mercado cambiario? ¿El valor del dólar es el adecuado? ¿Cómo planifican contener la inflación?

La libertad irrestricta que aplicó el gobierno en el mercado cambiario fue mutando a partir de la disparada en el tipo de cambio ocurrida desde abril del año pasado. Desde entonces, la política del Banco Central fue errática: alternó la prescindencia con intervenciones directas aisladas, creó zonas de no intervención y finalmente logró un aval del FMI al uso discrecional de reservas en caso de volatilidad. El gobierno cree que gran parte de la inestabilidad es por la incertidumbre política y que si gana las elecciones podrá liberar el mercado, apoyado en el congelamiento de la base monetaria, cuyo efecto se nota con unos meses de demora. «La inflación sigue siendo elevada, pero está bajando y creemos que lo seguirá haciendo en los próximos meses», dijo Guido Sandleris, presidente del Central, al evaluar la suba del 2,7% en junio.

¿Qué proponen hacer con las Leliq y las tasas de interés?  ¿Es posible reducirlas sin que surjan presiones devaluatorias?

Si bien las Leliq son el corazón de la política monetaria oficial, porque regulan la cantidad de circulante, el Banco Central ha hecho una permanente sintonía fina sobre la tasa que surge de la abundancia o escasez de esas letras (en definitiva, una deuda de la entidad que genera intereses). Fue una lección aprendida en febrero, cuando la tasa bajó al 43% y eso sacó al dólar de su letargo. Ahora la decisión oficial es mantener un mínimo del 58% para que los bancos (los grandes beneficiarios de esas colocaciones) trasladen esa mayor remuneración a sus clientes y estos acepten dejar sus ahorros en pesos. La tasa mínima, avisó el Central, «podrá ser revisada teniendo en cuenta la evolución de la inflación, las expectativas de inflación, las condiciones financieras internas y externas y otras variables macroeconómicas». También le quitó importancia al elevado volumen de letras, que casi iguala a la base monetaria: en junio esos pasivos alcanzaban el 5,3% del PBI, la mitad de lo que representaban las Lebac en 2018, cuando el FMI ordenó su rescate.

¿Qué política proponen para la producción, el empleo y los salarios? ¿Impulsarán la reforma laboral?

Las dificultades para imponer una agenda legislativa en el Congreso provocaron un cambio de estrategia. En vez de una reforma laboral amplia, el oficialismo propone acuerdos sectoriales con cláusulas específicas que busquen favorecer la inversión y la generación de trabajo. El ejemplo es Vaca Muerta, donde los trabajadores petroleros debieron ceder beneficios que otorgaba su convenio. En palabras del ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, durante un encuentro empresarial organizado por la AmCham (Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina): “Tenemos que ir avanzando con cambios normativos cada dos o tres meses para permitir un marco laboral más moderno. Las nuevas tecnologías requieren un trabajador independiente, con trabajos más descentralizados y flexibles. Debemos sentarnos con empresarios, sindicatos y gobierno a discutir estos cambios».

¿Creen necesario revisar o retrotraer la política de tarifas y servicios regulados? ¿Van a continuar los aumentos? ¿Cuál va a ser, eventualmente, el criterio para su actualización?

Las revisiones integrales celebradas a partir de 2016, que dieron un marco duradero a las empresas de gas, electricidad y las concesionarias de autopistas, incluían incrementos de tarifas en dólares y actualizaciones superiores a la inflación. La devaluación obligó a suavizar sus efectos. En el gas, por ejemplo, cambió el sendero de ajustes prefijado por un esquema de licitaciones para bajar el precio de provisión del fluido. También marcha hacia un aplanamiento de tarifas para dar previsibilidad al gasto de los clientes y al ingreso de las compañías. Al mismo tiempo, el recorte fiscal obligó a traspasar la carga de los subsidios en el ámbito metropolitano (los más cuantiosos) a los gobiernos porteño y bonaerense. “Si en los próximos meses un usuario ve un aumento en su factura de gas o electricidad, o en el precio del boleto de colectivos, se deberá a una decisión de su gobierno provincial o municipal”, se atajó Dujovne.

¿Qué tipo de relación tendrán con el FMI? ¿Es necesario revisar el acuerdo? ¿De qué forma?

“El FMI nos está ayudando a que la transición de la Argentina hacia una posición más sólida haya podido ser más suave», señaló Dujovne en una entrevista con El Cronista, en mayo. El ministro de Hacienda cree que la deuda es manejable y el acuerdo con el FMI se puede sostener. «Vamos a cumplir con el acuerdo stand by vigente. Si la Argentina en 2021 quiere tener un nuevo programa con el Fondo de manera tal que los pagos netos sean más bajos, es una conversación disponible. No significa renegociar el acuerdo vigente, que termina en 2020», insistió.

LAS RESPUESTAS DE LOS CANDIDATOS

Frente de Todos: «Mostraremos al FMI la consistencia de nuestro programa y llegaremos a un entendimiento»


Consenso Federal: «Un tipo de cambio real previsible, competitivo y estable»


Frente de Izquierda: «El sometimiento al FMI es incompatible con los reclamos populares»


Frente Despertar: «Vamos a prohibir las Leliq, pero rechazamos cualquier forma de default»