Luis Alberto Niz es el padre de uno de los cabos, homónimo, que tripulaban el ARA San Juan. A pocas horas de conocerse la noticia de la aparición del submarino, denunció, desgarrado: «La Marina, Oscar Aguad y el presidente sabían dónde estaba el submarino desde el primer día». Su postura es coincidente con la de la mayoría de los familiares de los 44 tripulantes muertos: exigen certezas porque consideran que el gobierno nacional les ocultó información, les suministró datos falsos en más de una ocasión durante este año y, ahora que se halló el paradero del submarino, no sólo desconfían de los movimientos oficiales sino que exigen, en contraposición con las afirmaciones del ministro Aguad, que se extremen los recursos, prácticos y económicos, para llegar hasta el fondo de la zona exclusiva donde se halla la nave, recuperarla e investigar fehacientemente que ocurrió con ella.

Fue el propio Niz quien resaltó: «Se decían muchas cosas: los ingleses, la explosión, que estaba en África (…) Ahora que aparezcan los responsables de tantas mentiras». Remarcó además: «La empresa que lo encontró dice que tiene las herramientas para sacarlo», pero «desde el gobierno se fijan más en la plata que van a gastar que en sus soldados y en que puedan volver con sus familias. Es todo raro, hace unos días la empresa se quería ir y después lo encuentran… Es todo una mentira, joden con nuestros soldados y el pueblo».

Finalmente enfatizó: «Ya se va a saber toda la verdad, la jueza viene a tranco de tortuga pero esperamos que a partir de ahora se saque al submarino». Y apuntó fuerte contra Macri: «No entiendo cómo es presidente y no sabe de los submarinos que manda él».

«En patrulla eterna»

 Isabel Polo es la hermana de Alejandro. Le dijo a Tiempo: «Lo único que me da paz es saber que él eligió esto y que ahora están en patrulla eterna, oficialmente hace un par de horas». Totalmente compungida, agregó: «Nos avisaron que se iban a dirigir hacia la zona alrededor de las 19, como la meteorología fue complicada tardaron en llegar, y lo hicieron a las 0. Sabíamos que podían ser ellos. Después vino la confirmación y que no los iban a reflotar», agrega.

Isabel es una de las familiares que se mantuvo más activa durante este año exigiéndole al gobierno que no interrumpa la búsqueda. La conferencia que brindó el ministro Aguad no le modificó la sensación de falta de justicia. «Fue una formalidad. Fue para decirnos elegantemente dónde estaban y que sacarlo era técnicamente imposible, monetariamente ni hablemos y que toda la decisión recae en la jueza, Marta Yáñez, porque está a 907 metros», expresó Polo. Y alentó el intento del rescate del buque: «Al no poder levantarlo ni sacarlo nunca vamos a saber nunca qué pasó.» Respecto de la visita del presidente Macri, aseguró: «Fue una puesta en escena muy armada. Aguad en la semana dijo que estaba casi seguro de que lo habían pasado por encima y no lo habían visto…. Anuncian lo inminente y queda como el buen presidente que siempre estuvo con nosotros, y se anota un poroto para las próximas elecciones».

Por su parte, María Lourdes Cisneros, hermana de Luis otro de los tripulantes, se preguntó: «¿El casco del submarino está averiado ahora? ¿Y por qué no se vio la mancha de aceite? Si hubo implosión o explosión, ¿por qué no subió algún elemento a la superficie y no se encontró nada?». Exigió: «Que saquen el submarino, y entonces veremos las consecuencias».

María Lourdes afirmó angustiada a Tiempo: «Se detectó pero no lo van a sacar. En la reunión, la última que tuvimos en el edificio Libertad con la empresa Ocean Infinity, les preguntamos a los ingenieros si, en caso de encontrarlo, lo iban a sacar. Dijeron que sí… pero con otro precio. Confirmaron que tenían la maquinaria suficiente para sacarlo de donde estuviera», contó. «Ahora empieza nuestra lucha, una lucha de verdad, no vamos a parar hasta que lo veamos arriba. Si este gobierno no lo quiere sacar es porque esconde algo que no quiere que descubramos.»

Andrea Merelles, esposa del suboficial Ricardo Alfaro Rodríguez, pasó buena parte de la madrugada frente a la base Naval del puerto marplatense. Muy emocionada, aseguraba: «Vinimos acá porque de acá salió, y acá es adónde lo tienen que traer». En ningún  momento disminuyó su bronca, su angustia, su impotencia: «Nos volvieron a mentir», gritaba una y otra vez.

Ya desde la madrugada, Francisco Cuellar, padre del cabo principal Sergio Cuellar, se mostraba desconsolado en el boulevar próximo a la base. Megáfono en mano, acusaba: «Traición a la Patria, tiene que ser juzgados». Algo más calmado, advirtió: «Comienza otra lucha. Ahora se va a saber la verdad de lo que les pasó a los muchachos. De lo que estamos seguros es que hay responsables y que deben ser juzgados». Ya luego de la conferencia de prensa de Aguad frente al hotel de la Armada, otros familiares afirmaban que los dichos del ministro «confirman lo que nosotros decíamos y es que el presidente sabía dónde estaba. ¿Es una casualidad que se cumpla un año y lo encuentran?».

También allí, Julia, la madre de Luis Leiva, muy angustiada, rogó: «Queremos aunque sea ver los huesos de nuestros hijos para poder enterrarlos». Yolanda Mendiola, madre de otro de los tripulantes, fue concluyente: «A los chicos los abandonaron en el fondo del mar». «