Si sólo fuera una decisión basada en criterios epidemiológicos, el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) debería retroceder a una fase de mayor aislamiento. Todos los indicadores utilizados para medir el avance del Covid-19 y sus efectos sobre la salud empeoraron en la última semana. El tiempo de duplicación ya está por debajo de los 15 días (compatible con la Fase 2 del aislamiento social preventivo y obligatorio) y las proyecciones al día de hoy hacen inevitable un colapso del sistema sanitario. La Provincia presiona para poner un freno cuanto antes. La Ciudad prefiere esperar. La salida de consenso fue la construcción de una Sala de Situación para toda el AMBA y la definición de un punto límite que activaría la decisión conjunta de volver a empezar.

“Con la Ciudad tenemos un diagnóstico compartido sobre la situación. Lo que viene siendo más difícil es acordar los pasos a seguir en función de ese diagnóstico”, explica Leticia Ceriani, subsecretaria de Gestión de la Información del Ministerio de Salud Bonaerense. “El viernes se llegó a un acuerdo de un indicador compartido para el AMBA y si da mal, la decisión es retroceder de fase. Nosotros entendemos que ya estamos en esa situación y no en la de seguir evaluando indicadores. Pero bueno, es lo que se pudo acordar”, se resigna en diálogo con Tiempo.

“Tuvimos un salto de casos pero veníamos con un atraso en el laboratorio, con lo cual habrá que esperar un par de días para ver si efectivamente la curva se mantiene o sólo fue producto de ese atraso”, responden desde el Ministerio de Salud porteño ante la consulta de este medio. “En la Provincia tenés municipios donde la cuarentena no camina desde el primer momento”, añaden tirando la pelota del otro lado de la General Paz.

Tratando de mediar y custodiando los criterios de la política sanitaria general se para el Ministerio de Salud de la Nación. “Hay que entender que este virus volteó los sistemas de salud más robustos del mundo. Si no hacemos todo para controlarlo, nos va a voltear a nosotros también”, advierte Analía Rearte, directora nacional de Epidemiología y Análisis de la Situación de Salud. “No tenemos la política de decir ‘estamos bien’. Vamos a hacer lo que esté a nuestro alcance para buscar los contactos y encontrar los contagios. Hay que frenar la transmisibilidad”, asegura.

Los indicadores terminan con las palabras. Al viernes 12 de junio, el tiempo que tardaba el virus en duplicarse en todo el AMBA eran 15,7 días. Una semana después ya estaba en 14,9 días. La Ciudad se aferra a que en su jurisdicción todavía eso sucede cada 18,4 días. Pero lo cierto es que el viernes anterior tomaba 19.

Otro factor a tener en cuenta es que a mayor cantidad de infectados, más contagios nuevos se necesitan para duplicar. Por eso sirve cruzar ese indicador con la tasa de incidencia, que marca cuántos casos son positivos cada 100 mil habitantes. A nivel nacional, la cifra es de 87,2. Pero en el AMBA el número aumenta 2,24 veces hasta 196. En la Capital, el distrito más densamente poblado del país, la tasa sube hasta 552 personas infectadas cada 100 mil porteños. Y si se mira sólo el Conurbano son 116, casi cinco veces menos.

El colapso en los laboratorios

“Lo que vemos es que el coronavirus desborda cualquier cosa en momentos de brote. Las muestras que se procesaban por el virus H1N1 (gripe aviar) no eran ni el 10% de lo que sucede hoy con el coronavirus”, ejemplifica Rearte, que coordina el trabajo epidemiológico desde el Ministerio de Salud de la Nación.

De hecho, esos volúmenes ya generaron problemas en los laboratorios porteños, como reconoció el ministro de Salud Fernán Quirós, en la conferencia de prensa del viernes último. Y en la Provincia advierten un escenario similar. “Estamos al tope de la capacidad de los laboratorios. Así que también puede colapsar la capacidad de procesamiento”, cuenta Ceriani. “Hoy estamos con una demora de 24 horas aproximadamente y por eso estamos comprobando la eficacia de los otros sistemas de testeo desarrollados”, añade.

Adicionalmente, cuentan a Tiempo, la Provincia está armando dos camiones laboratorio para ayudar en las muestras en territorio y está trabajando en convenios con laboratorios privados para que se sumen al servicio de la red pública. “También tuvimos reuniones con el Colegio y la Federación de Bioquímicos para analizar la posibilidad de incorporar un turno nocturno en los laboratorios actuales y seguir procesando muestras las 24 horas”, detalla Ceriani.

Los números que importan

“Para leer un indicador es importante pensar qué le metés adentro y no olvidar que, por lo general, tiene información de lo que sucedió una semana atrás”, plantea Rearte. Eso significa que en el medio la situación pudo haber seguido evolucionando y dejar menos margen de maniobra. “Hay que entender también que son modelos con muchas asunciones y que ninguno es absoluto. Los que estamos en espacios de toma de decisión hacemos una evaluación de un conjunto de indicadores”, agrega la responsable de Epidemiología del Ministerio de Salud de la Nación.

Por ejemplo, grafica, “notamos que los tiempos de duplicación bajan en AMBA. Y por eso monitoreamos también consultas por otras enfermedades respiratorias. Porque el hecho de que estemos entrando en el invierno es un factor importante. Hoy estamos en un registro menor de enfermedades respiratorias que en otros años a esta altura. Pero es fundamental seguir la evolución para evaluar la situación de las camas de terapia, un dato sobre el que estamos muy encima”.

Si se entró en la cuarentena tempranamente, ¿por qué el sistema de salud habría de colapsar?, plantean los promotores del fin de la cuarentena. Ceriani les responde: “Nosotros duplicamos la capacidad de camas de terapia intensiva con respiradores y vamos a seguir ampliándola. Pero la realidad es que por más camas que tengas en el sistema de salud, en algún momento no da abasto. Porque cada cama ocupada se mantiene en ese estado prácticamente un mes. Y si en ese lapso la gente que necesita camas sigue aumentando… Lo que hay que entender es que sin ese tiempo ganado, el colapso habría llegado antes”.

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La importancia de frenar los contagios evitables

“La situación está cambiando. Tenemos áreas con circulación comunitaria y ahí están aumentando los casos de manera pronunciada. En el resto del país tenemos brotes que estamos tratando de controlar”. Así resume el escenario del Covid-19 en el país Analía Rearte, directora Nacional de Epidemiología y Análisis de la Situación de Salud de la cartera sanitaria nacional. “El concepto general es el aislamiento del caso y el rastreo de los contactos. El cómo hacerlo es distinto según si tenés un pueblo de 2000 habitantes o el conurbano. Eso lo definimos artesanalmente con cada jurisdicción en comunicación constante. Y lo que notamos que nos dificulta la tarea es que mucha gente no cuenta todos los contactos porque quizás incumplieron la cuarentena y no quiere decirlo. Por eso estamos tratando de aumentar cada vez más la visita presencial”, añade.

Hoy la búsqueda activa se hace en seis distritos: CABA, Provincia de Buenos Aires, Córdoba, Neuquén, Santa Fe y Chaco. El viernes en una reunión de los directores de epidemiología de todo el país compartieron los dos desafíos más importantes: las dificultades para aislar a los infectados que viven hacinados y para que sus contactos estrechos hagan el aislamiento de los 14 días para disminuir la transmisión.