Los medios pueden ser en la Argentina un mal negocio al mismo tiempo que un trampolín para acceder a suculentos contratos de obra pública, lograr concesiones de servicios, hacer lobby en beneficio de otros intereses privados y sostener candidaturas políticas.

La diversificación de intereses de los grupos de medios de comunicación y la afluencia al sector de capitales de otras ramas de la economía son dos procesos relativamente recientes en la estructuración de los medios, como constatan las investigaciones sobre economía política de la comunicación y la cultura en las últimas décadas. Estos procesos también se registran en la Argentina con algunas características –que el informe de MOM Argentina documenta- llamativas.

El cruce de intereses entre los medios de comunicación y otras actividades registrado en la última década tiene dos caras: la expansión inédita de un grupo de medios a tal punto que hoy se sitúa entre las más grandes compañías y fortunas del país, por un lado; y la participación en el segmento de medios de conglomerados que no están interesados en mantener o incrementar sus unidades de negocios mediáticas que –aún cuando dan pérdidas- funcionan como ´lubricantes´ para asegurar el desarrollo de sus restantes intereses económicos, por el otro.

Algunos de los mayores grupos mediáticos de la Argentina tienen su origen en la propia actividad periodística (como La Nación, La Gaceta de Tucumán o Fascetto) o de producción de espectáculos (Telefe, desde 2006 en manos de Viacom International, o Afakot), y el grueso de sus ingresos sigue proviniendo de la gestión de medios de comunicación. En otros casos, la posesión de medios es un apéndice de un cuerpo de intereses económicos más vasto y diversificado como Grupo Moneta, Olmos, Cadena 3 y Octubre.

El mayor de los grupos mediáticos es, desde hace dos años, uno de los principales conglomerados económicos de la Argentina y sus accionistas se catapultaron a la cima de las grandes fortunas del país, gracias al aval oficial a la fusión entre Cablevisión y Telecom, protagonizada por los accionistas del Grupo Clarín.

Además de ostentar posición dominante en todos los segmentos de medios de comunicación y actividades auxiliares y complementarias (como su mayoría accionaria en la única fábrica de producción de papel prensa, Papel Prensa SA, que comparte con La Nación y el Estado nacional), el Grupo Clarín posee intereses en ferias y exposiciones y organiza la principal muestra agropecuaria del país, en conectividad a Internet fija y móvil, siendo el principal operador, en telefonía fija y móvil, en derechos de exhibición de contenidos, producción cinematográfica, imprenta, editorial de libros, cadena de librerías, logística y transporte, turismo y videojuegos.

En todos estos segmentos, el Grupo Clarín tiene implantación significativa en la Argentina, pero no ha logrado hasta ahora proyección regional o internacional, a diferencia de los conglomerados mediáticos dominantes de Brasil (Grupo Globo) o México (América Móvil, Televisa). Como documenta la extensa investigación doctoral del periodista Martín Sivak sobre la historia de Clarín (editada en dos volúmenes publicados por editorial Planeta), la conversión de diario en grupo multimedios y luego en conglomerado económico contó con los favores de sucesivos gobiernos, además de una estrategia corporativa eficaz para aprovechar la interlocución crecientemente privilegiada que Clarín fue consiguiendo con el Estado a lo largo de sus más de siete décadas de existencia.

El Grupo América (ex Grupo Uno), que tiene a Daniel Vila y José Luis Manzano como principales socios y artífices, ha sabido articular su crecimiento en diferentes áreas de la economía a través de gobiernos de diferente signo político. Gracias a su gestión de medios y a sus conexiones políticas (Manzano fue uno de los referentes de la renovación peronista en la década de 1980 y ministro del justicialista Carlos Menem en su primer gobierno, además de anudar lazos de colaboración estratégica con el empresario cubano-estadounidense Jorge Mas Canosa), el grupo cuenta con poderosos intereses en el sector energético y petrolero y en la provisión de servicios públicos. El origen de sus fondos proviene de negocios inmobiliarios que desarrolló el padre de Daniel Vila.

Uno de los directivos y productores estrella del grupo es Gabriel Hochbaum, quien al cierre de esta investigación había sido mencionado en la causa judicial por supuesta asociación ilícita y espionaje ilegal que realizaba el falso abogado Marcelo D´Alessio en nombre del fiscal federal Carlos Stornelli (quien, a su vez, lleva la causa de las fotocopias de los cuadernos sobre supuesta corrupción en la gestión kirchnerista) como el nexo económico entre la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires (Cambiemos) y el Grupo América.

Indalo Media es otro conglomerado importante en el sistema de medios argentino, pero su origen de actividad se remonta a actividades de transporte, casinos, petróleo y combustibles. Recién en 2010 ingresa a la industria de medios, al adquirir emisoras de radio, televisión y medios gráficos en Comodoro Rivadavia (Chubut). Entre 2011 y 2013 el grupo, con Cristóbal López y Fabián de Sousa como accionistas y el apoyo del gobierno nacional de Cristina Fernández de Kirchner, consolidó la división Indalo Media y se expandió al concretar la transferencia del multimedios que pertenecía al empresario Daniel Hadad en Buenos Aires (cinco radios y una señal de tv por cable, luego canal abierto en tv digital), posición que luego amplió con otras señales audiovisuales, productoras televisivas líderes y diarios.

Desde 2016, los accionistas del grupo enfrentan juicios por una millonaria evasión de impuestos en la venta y distribución de combustibles. A comienzos de 2019, tanto Cristóbal López como su socio, Fabián de Sousa, se encuentran en prisión.

Otro grupo cuyo origen de actividades es extra medios de comunicación es Electroingeniería, dedicada desde 1977 a la construcción y a la generación y distribución de energía eléctrica y gas en la provincia de Córdoba, de donde son oriundos sus actuales socios Osvaldo Acosta y Gerardo Ferreyra (quien se incorporó más tarde al grupo, pues en la dictadura estuvo preso) e hijos. En 2008, de la mano de sus excelentes relaciones con el kirchnerismo, incursionaron en la industria de medios con la compra y lanzamiento de emisoras de radio y tv, de las que hoy conservan sólo Radio del Plata de Buenos Aires en condiciones de clara desinversión y desfinanciamiento. El Grupo Electroingeniería se benefició de la publicidad oficial estatal y, sobre todo, de la concesión de obra pública durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Actualmente continúa siendo beneficiario de contratos con Mauricio Macri.

El holding Albavisión es una de las presencias extranjeras en el mapa de medios argentino. El grupo de Remigio Ángel ´El Fantasma´ González González opera también en México (país de nacimiento de González), Guatemala, República Dominicana, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Ecuador, Perú, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia. González está siendo investigado en Estados Unidos por corrupción. Su esposa, Alba Elvira Lorenzana Cardona, tiene pedido de captura internacional de Interpol por lavado de dinero.

Una rareza en un sistema de medios que logró exportar contenidos y formatos, pero cuyos grupos nacionales no trascendieron fronteras afuera, es el caso de Perfil, de la familia Fontevecchia. Si bien tiene como foco excluyente de actividad la producción de contenidos informativos y de entretenimiento -principalmente gráficos y digitales (aunque en los últimos tiempos incursionó en el segmento audiovisual)-, cuenta con exitosas empresas editoriales en Brasil, China y Portugal.

Todos los grupos relevados por MOM Argentina cuentan con estrechos vínculos con la política a través de distintos partidos cuyos referentes suelen integrar asociaciones empresarias, clubes, sociedades civiles, tertulias y espacios sociales con los accionistas y directivos de medios. Los líderes de opinión conforman una élite también integrada por banqueros y otras grandes fortunas que son, además, los principales anunciantes privados de los conglomerados comunicacionales.