Aunque Aerolíneas Argentinas y Austral siempre estuvieron en la mira de la política aerocomercial del gobierno de Cambiemos, en las últimas horas sorprendió la beligerancia que se permitió el presidente Mauricio Macri para reinstalar el fantasma de la privatización en el marco de la huelga sindical que paralizó a la compañía el último jueves.

Macri bramó en contra de los fondos que recibe la firma para su funcionamiento. Sin embargo, el proyecto del Presupuesto 2019 muestra que mientras los planes de recaudación de la empresa aumentarán al ritmo de la inflación, los gastos salariales lo harán sensiblemente por debajo de ese nivel.

El cálculo presupuestario dice que las aerolíneas estatales generarán $ 66.429 millones, un 46,5% más que la recaudación prevista en la ley para 2018. A la par, los gastos en concepto de bienes y servicios serán de $ 45.160 millones, un 50,1% superiores al número del presupuesto 2018.

Sin embargo, la administración de Cambiemos prevé destinar al pago de salarios en 2019 unos $ 19.318 millones, apenas un 31,4% por encima de lo que se calculó para este año, que terminará con una inflación cercana al 50 por ciento.

Los números no pueden disimular la intencionalidad política y el gobierno tampoco. El jueves, el propio presidente Macri se puso al frente de la paliza discursiva a los gremios sin la mediación de ninguno de sus ministros. Recién el viernes el titular de Transporte, Guillermo Dietrich, afirmó que el gobierno no tiene intenciones de privatizar la empresa; un mensaje que los sindicatos leyeron de reojo, con la sospecha de que la privatización es un horizonte secundario en un camino de ajuste gradualista.

¿Por qué hubo paro?

El jueves los denominados Sindicatos Aeronáuticos Unidos, un grupo que integran todos los gremios del sector menos la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), pararon Aerolíneas y Austral en todo el país sin aviso previo.

En medio de la intensa presión de los grandes medios de comunicación, los sindicatos hicieron lo que pudieron para informar que la medida era una protesta contra la decisión del gobierno de incumplir la actualización inflacionaria en los salarios correspondientes a septiembre último, que de acuerdo a números del Indec debió ser del 6,5 por ciento.

El presidente del Grupo Aerolíneas y exejecutivo de Telefónica de Argentina, Luis Malvido, le dijo al diario La Nación que la vigencia del acuerdo paritario vencía en agosto y no en septiembre, por lo que el pago de octubre no correspondía: «Nosotros entendemos que la paritaria pasada terminó en septiembre, y que la inflación posterior es parte de lo que tenemos que conversar de acá para adelante. La paritaria tenía una cláusula gatillo que se pagó mes a mes y que terminó con el sueldo de septiembre».

«Los sindicatos –agregó el funcionario– nunca informaron la razón de la medida de fuerza, tampoco por qué la levantaron”. 

La versión de los gremios no sólo dice que legalmente correspondía que el gobierno pagara la actualización hasta septiembre incluido con el pago de octubre, sino que por una cuestión de arrastre inflacionario correspondía compensar con un 8,5 por ciento. 

El secretario gremial de los Aeronavegantes, Andrés Junor, respondió que «la mala interpretación es de ellos porque, si dicen que la paritaria terminó en septiembre, deberían haber pagado la inflación de agosto de 2017, cosa que no hicieron».

Junor agregó que la empresa «viene con el tema de la interpretación, pero lo que tiene es una crisis de caja. Esto es una decisión política destinada a priorizar a las low cost y dejar a Aerolíneas y a Austral libradas a su suerte».

Antes del paro, los Sindicatos Aeronáuticos Unidos emitieron un comunicado en el que denunciaron «gravísimas irregularidades en los acuerdos salariales» de las empresas nacionales.

Tras la reacción del presidente y las críticas que viabilizaron los medios, el secretario General de la Asociación de Pilotos (APLA), Pablo Biró, fue al hueso cuando acusó al gobierno de «afanarse» las rutas de las empresas públicas para favorecer a las low cost.

Privatización

El levantamiento (también inesperado) de la medida de fuerza se festejó en las oficinas del gobierno. Sin embargo, la arenga privatizadora de Macri parece no inquietar todavía a los dirigentes sindicales, que piensan que el gobierno avanzará con un ajuste gradualista en el marco de la recesión que afecta a las empresas de bajo costo, que a pesar de sus beneficios siguen volando a pérdida y con los aviones semivacíos. «

Denuncia

Aerolíneas denunció ante el Ministerio de Producción y Trabajo a los gremios que realizaron asambleas y paralizaron la actividad el jueves. Se quejó de que «la medida de fuerza carece de horario de finalización» y que hubo «vocación por entorpecer el servicio».