El presidente y ex capital del Ejército de Brasil, Jair Bolsonaro, realizará este jueves su primera visita oficial a la Argentina. Será recibido por su par anfitrión, Mauricio Macri, para continuar con los diálogos que ambos jefes de Estado iniciaron en enero, cuando el líder del PRO viajó a Brasilia para iniciar el vínculo diplomático con el ex general que ganó los comicios de su país con una prédica racista y ultraconservadora.

Bolsonaro estará menos de 24 horas en el país, pero su breve visita estará concentrada en repasar parte de la silenciosa agenda bilateral que tejen ambos gobiernos desde enero. El punto principal de los diálogos estará concentrado en flexibilizar el Mercosur y acelerar las definiciones de un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, un punto que originalmente Brasilia nunca promovió con entusiasmo pero que ahora Buenos Aires busca acelerar, con un componente muy particular vinculado a las elecciones argentinas: la continuidad de Cambiemos en el poder. A pesar de la sorpresa y el rechazo que cosecha el perfil público del mandatario amazónico en el país, la Casa Rosada se prepara para aprovechar esa imagen controversial, pero con apuestas dispares sobre el éxito de esos dividendos.

Así como Bolsonaro estrechó su acercamiento con Estados Unidos, a partir de las coincidencias y admiración que dice compartir con el mandatario republicano Donald Trump, también ha buscado hacerlo con Macri, especialmente a partir del respaldo que buscó dedicarle ante las elecciones generales de octubre. Para los arquitectos electorales de Cambiemos el respaldo público de Bolsonaro hacia Macri tiene más desventajas que beneficios, por la mala imagen del político ultraderechista en Argentina sobre la franja de electores indecisos y opositores. No todo es negativo en Balcarce 50, porque admiten que el giro a la ultraderecha de Brasil también despierta adhesiones en el núcleo más duro de voluntades que respalda al PRO.

Por encima de las evaluaciones de imagen, algunos funcionarios de Balcarce 50 consultados por este diario reconocieron que “la llegada de Bolsonaro también nos sirve para demostrar que somos diferentes”. La frase se repite en distintos despachos oficiales, pero posiblemente exhibe la sorpresa de los numerarios del PRO ante la ferocidad represiva del Gobierno amazónico, pero omite los esfuerzos por parecerse de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

En la Cancillería, sin embargo, la agitación es otra. Apunta a capitalizar los presuntos riesgos de un recambio electoral que en octubre clausure la continuidad de Cambiemos en el poder. Ese “fantasma”, que Bolsonaro ya enunció para respaldar a Macri, es utilizado para revitalizar los acuerdos comerciales que ha buscado sellar Macri, como la negociación del Mercosur con la UE.

“No le podemos garantizar a Brasilia, ni al resto de los socios globales del país, que esta apertura al mundo continuará si gana otro candidato”, resumió un funcionario diplomático ante las consultas de este diario. Con ese argumento Macri buscará mostrar previsibilidad sobre su continuidad en el poder, pero también apuntará a acelerar los temas pendientes con Brasil. Uno de esos ejes tiene que ver con la deriva del Mercosur y el interés argentino por avanzar en una negociación con Bruselas, mientras dure la presidencia temporaria mercado común, a cargo de Macri hasta julio. La Casa Rosada espera aprovechar el último tramo de ese mandato para acordar una posición común con Brasil que les permita llegar a una negociación positiva en Bruselas antes de agosto.

La ruta del protocolo

El presidente amazónico arribará a Buenos Aires por la mañana e ingresará a la Casa Rosada poco antes de las 11. Según detalló la embajada de Brasil en Argentina, el mandatario arribará junto a su jefe del Gabinete de Seguridad Institucional, general Augusto Heleno y seis ministros: Ernesto Araújo, de Relaciones Exteriores; el general Fernando Azevedo e Silva, de Defensa; Paulo Guedes, de Hacienda; Tereza Cristina, de Agricultura; Bento Albuquerque, de Minas y Energía y Marcos Pontes, de Ciencia y Tecnología.

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Según explicó la Presidencia, antes de ingresar a la Casa de Gobierno Bolsonaro pondrá una ofrenda florar en el monumento al general, José de San Martín, frente a la sede de la Cancillería. Cuando sea recibido por Macri, ambos posarán en el Salón Blanco para la foto de la visita oficial y luego se trasladarán al despacho del Presidente para una reunión de trabajo.

Junto a Macri participarán el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, Fulvio Pompeo y el canciller Jorge Faurie. Luego del encuentro los dos mandatarios darán una declaración a la prensa, pero sin preguntas ni respuestas ante los medios acreditados.

Debido a las marchas organizadas para repudiar la visita del líder ultraderechista a la Argentina, el mandatario brasileño no podrá concretar su visita de oficial a la sede del Congreso y a la Corte Suprema, con el fin de concretar el encuentro con las cabezas de los tres poderes del Estado. Todo se realizará dentro de la Casa de Gobierno: a las 12.30 recibirá el saludo de las autoridades del Senado y de la Cámara de Diputados y quince minutos después se encontrará con los miembros de la Corte Suprema de Justicia.

Cuanto termine todo el protocolo, Bolsonaro y su esposa, Michelle, serán agasajados con un almuerzo en el Museo del Bicentenario.