La cruzada incansable de Donald Trump contra la Venezuela gobernada por Nicolás Maduro llevaron al estadounidense a disponer recursos millonarios para ahogar financieramente al país caribeño y contribuir al caldo de cultivo de una posible y anhelada revuelta que nunca llega a producirse. Esta semana se conocieron dos documentos que hablan, tanto de la responsabilidad de Trump y sus principales colaboradores en este objetivo, el asesor presidencial John Bolton y el secretario de Estado, Mike Pompeo, como también de su hasta ahora fracaso rotundo en conseguir la meta final de desplazar a Maduro del poder. Eso impacta en la relación entre el presidente de EE UU y su asesor, a quien adjudicaría ese fallo.

La divulgación del «fact sheet» (boletín) que el Departamento de Estado colgó en su página de Internet y luego eliminó para evitar una difusión que ya era imparable, dio cuenta como un «éxito» los bloqueos y sanciones económicas y otros aportes que oxigenaron a la oposición en sus maniobras destituyentes. El informe «U.S. Actions on Venezuela» (Acciones de Estados Unidos sobre Venezuela) se jacta de tal modo de esos «logros» que el representante permanente de Venezuela ante la ONU, Samuel Moncada, lo llamó «una lista de confesiones». El texto dice que «la política de los EE UU sobre Venezuela se enfoca en garantizar elecciones libres, justas y transparentes que traigan prosperidad y democracia al pueblo de Venezuela. Para cumplir con este objetivo, los EE UU han emprendido una serie de acciones políticas firmes desde 2017 con el fin de presionar al pasado (sic) régimen de Maduro y apoyar a los actores democráticos».

El documento fue revelado por el portal The Grayzone, que logró capturarlo antes de que fuera eliminado, bajo el título «El departamento de Estado publica y luego borra una sádica lista de puntos con los que alardea destruir la economía de Venezuela». Allí, la autora Anya Parampil informa que «seis días antes de que el autoproclamado presidente interino, Juan Guaidó, intentara derrocar violentamente al gobierno democráticamente electo junto con militares desleales, el Departamento de Estado publicó un informe que alardea del rol decisivo de Washington en el intento de golpe de Estado. Tras darse cuenta de la naturaleza autoincriminatoria de su error, el Departamento actuó rápidamente para remover la página».

El texto subido a esa plataforma y rápidamente viralizado en otros sitios independientes expone como «Resultados clave en 2019» la autoproclamación de Guaidó, el reconocimiento de 54 países (de los 198 que tiene la ONU) a la misma, la designación de representantes de ese «gobierno» en 36 países y tres organismos y la deserción de «más de 1000 miembros del Ejército» que huyeron a Colombia. También se adjudica haber digitado las maniobras que se realizan en contra de Maduro desde organismos internacionales, particularmente la OEA y el Grupo de Lima. A esos suma el Consejo de Seguridad de la ONU, donde realmente no ha logrado consenso hasta ahora.

En materia de presión económica, EE UU asegura y considera un triunfo que «la producción de petróleo de Venezuela cayó a 736.000 barriles por día (bpd) en marzo, menos de la mitad de la producción de marzo de 2018». Otro de los «logros» que enumera el informe es que «se estima que 25 petroleros de crudo con 12 millones de barriles permanecen varados frente a las costas de Venezuela, debido a las dificultades para encontrar compradores». Cita el documento que «la presión diplomática resultó en menos mercados para el oro venezolano». Además amplía que «un banco de los EE UU canceló la compra de oro de Venezuela y hay indicios de que las exportaciones de oro a Turquía han disminuido».

Más allá de este alarde, una semana después el diario estadounidense The Washington Post aseguró, basado en fuentes de la Casa Blanca, que Trump estaría «muy molesto» tras el fallido intento de golpe encabezado por Guaidó. «La insatisfacción del presidente se ha cristalizado en torno al asesor de Seguridad Nacional John Bolton y Trump se ha quejado en una postura intervencionista en desacuerdo con la opinión de que EE UU debería mantenerse al margen de los atolladeros extranjeros», dice el diario que sostiene que Trump está irritado por las supuestas intenciones de Bolton de llevarlo a una guerra.

Bolton no contestó las afirmaciones del artículo. En cambio en las últimas horas profundizó su campaña contra Maduro criticando el arresto de varios diputados (ver aparte) y señalando a «Rusia, Cuba e Irán» como facilitadores de «la represión contra el pueblo». 

Embajadas repletas

El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela ordenó el viernes la prisión del vicepresidente del Parlamento, el opositor Edgar Zambrano, por su participación en la fallida sublevación militar del 30 de abril. Zambrano es uno de los diez legisladores de la oposición acusados de «traición a la patria» por este hecho. El viernes, uno de ellos, Luis Florido, anunció en un video que huyó a Colombia, ante la avanzada judicial. Otro, Richard Blanco, buscó refugio en la embajada argentina en Caracas en carácter de huésped. Otros dos lo hicieron en otras sedes diplomáticas.
Maduro acusó a su vez al exjefe de inteligencia venezolano Cristopher Figuera, de ser un «topo» de la CIA. Figuera, exiliado fuera del país, difundió un video en el que afirma que sacrificó «todo» en su «lucha frontal contra la corrupción y contra las injusticias». Maduro lo expulsó de la Fuerza junto con otros 55 oficiales participantes del intento de golpe en el marco de la llamada «Operación Libertad». El martes, el vice de EE UU, Mike Pence, confirmó la participación de Figuera en la rebelión.