Si el GPS maradoneano funcionara con la memoria emotiva, la ubicación imaginaria de Maradona debiera ser Villa Fiorito, Nápoles, el estadio Azteca o La Bombonera. Pero no. Diego todavía vive en La Paternal, donde los vecinos mantienen el recuerdo de los 70, cuando Diego era uno más en el barrio. Aquí está en los murales, las pegatinas, las anécdotas que relatan los que aún atesoran las historias y en la casa-museo de Lascano 2257, una especie de túnel del tiempo para viajar a los años felices de Maradona, cuando su zurda brillaba con la inocencia de no haberse contaminado por el ambiente.

Parece difícil de imaginar en el contexto actual. Diego ya era jugador de la Selección, goleador del fútbol argentino, protagonista de comerciales y tapa de revistas pero su casa era la de una familia de clase media urbana, en la que el único cuarto propio era el de él, mientras las hermanas ocupaban una pieza, los hermanos otra y los padres tenían su habitación. Su cuarto: una cama de una plaza sobre el suelo, un ventilador Yelmo, un Winco con algunos discos. Y la terraza, el patio o la vereda eran el lugar para compartir.

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(Foto: Eduardo Sarapura)

La Paternal, un barrio de casas bajas donde viven unas 20 mil personas, mantiene algunas costumbres de aquella época. Oscar recorre las calles por las tardes con su bicicleta vendiendo churros a domicilio. En aquella época eran helados. Y el adolescente Maradona, recuerda Oscar, solía comprar para sus hermanos y los chicos de la cuadra que andaban por ahí. El cartero también es aún el mismo. Por debajo de la puerta sigue tirando alguna carta que tiene por destinatario a Diego Maradona, el padre del crack, “de profesión obrero”, como puso al firmar la escritura de esta casa de Lascano.

Siempre hay una anécdota nueva, una historia que se recicla. Que Maradona aún vive en Paternal no sólo es una figura: tres de las hermanas mayores de Diego viven en estas manzanas desde que se instalaron en 1978. En el estadio Diego Armando Maradona, apenas a cinco cuadras de la que fuera la casa del mejor jugador de todos los tiempos, hay un palco para la familia, aunque desde la muerte de Don Diego en 2015 se frecuenta menos. Este año, Argentinos Juniors le sumó un ingrediente maradoneano más a la cancha donde debutó el 20 en octubre de 1976, con 15 años: inauguraron la primera manga con la cara de una persona. Cada vez que el Bicho juega de local, los futbolistas salen por el pecho de un Maradona que tiene la boca llena de gol y los puños en posición de festejo. “Tanto el presidente como varios miembros de la Comisión -dice Pablo Soro, encargado de Marketing del club- somos muy maradoneanos. Cuando había que hacer una manga, nos propusimos hacerla con algo de Diego. No sabíamos que iba a ser la primera en el mundo. Fue un trabajo de cuatro meses, en silencio para que no trascienda. Y hasta no inflarla no sabíamos cómo iba a quedar”. Cuando se inauguró, Diego mandó un video emocionado por el homenaje. Y la noticia circuló por los medios del mundo. No sólo con la manga de Maradona fue pionero Argentinos: su cancha es la primera que tiene sponsor en la Argentina. Desde el año pasado se llama “Estadio Autocrédito Diego Armando Maradona”. El imán del Diez, reconocen, fue importante para atraer marcas.

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(Foto: Eduardo Sarapura)

En La Paternal hay dos estatuas de Maradona. Una en tamaño real en la casa de Lascano y otra en la terraza de Álvarez Jonte 2173, donde funciona la Junta de Estudios Históricos de La Paternal y Villa Gral. Mitre. Entre los distintos proyectos que tiene la Junta con Diego como eje aparecen una recorrida turística por La Paternal, como si fuera un “Caminito Maradoneano”, y la declaración del barrio como capital mundial del fútbol. Por ahora, la realidad es el museo de la casa donde vivió hasta 1980, justo antes del pase a Boca, cuando se mudó a Villa Devoto.

Alberto Pérez fue el secretario general del club cuando Diego hizo los primeros goles en Argentinos. Durante años tuvo el sueño de recuperar esa casa para el barrio, para volver a acercar a Maradona a La Paternal, donde algunos todavía no le perdonan haber gritado con furia un gol que le hizo al Bicho en 1997, jugando para Boca. En la casa de Lascano hubo inquilinos brasileños, una fábrica de carteras y un matrimonio que no funcionó. Esa fue la excusa que encontró Pérez para que por fin le vendan la casa. “Cuando entramos esto era Bagdad. Nosotros -cuenta César, el hijo de Alberto- hace tiempo veníamos juntando cosas de Diego. Fue un trabajo de toda la familia de recrear todos los detalles para recuperar el ambiente de la casa tal como la tuvieron los Maradona. Viendo las fotos buscamos la pava, la máquina de café, el piano, porque cada objeto es una historia”. Las hermanas de Diego se emocionaron en la recorrida que muestra más de 3000 objetos temáticos, pero todavía esperan la visita ilustre.

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(Foto: Eduardo Sarapura)

César también relata que la casa funciona como templo, no sólo por el santuario donde se emocionan los napolitanos. Desde que en 2017 colocaron en la fachada una placa que indica que esta fue la casa del Diez, algunos de los que pasan caminando se sorprenden y reaccionan: ponen sus manos contra las paredes y piden un deseo. A veces, tocan el timbre y piden pasar. O tiran una carta por debajo de la puerta. La última: “Diego: te amamos porque sos villero como nosotros. Los pibes de Ciudad Oculta”. Hay otros que llegan desde lejos especialmente para visitar esta casa, como un canadiense que entró y enfiló directo a la escalera para llegar al cuarto de Maradona, como si supiera dónde era. Dato: Canadá jugó un solo Mundial, el de 1986. Por eso el fanatismo del hombre.

La casa también funciona como sede del relato oral permanente de anécdotas compartidas con el mejor de todos. Como todo lo que roza a Maradona, no existe la indiferencia: hay quienes celebran que el espíritu de él haya vuelto al barrio y hay quienes lo rechazan. Los socios que ya son vitalicios recuerdan que eso mismo ocurrió hace 40 años, cuando llegaron los Maradona a esta casa: hubo quienes se alegraron y quienes temieron por los nuevos vecinos. A la primera noche, después de una fiesta inauguración con las puertas abiertas al barrio, la convivencia pareció más fácil. Aunque algunos vecinos aún lo rezongan. Durante todo marzo los productores de la serie que Amazon prepara sobre la vida de Maradona usaron la casa de Lascano como locación. Los camiones de exteriores le cambiaron el ritmo al barrio durante 40 días. Lo que genera Maradona sigue recorriendo estas calles.

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(Foto: Eduardo Sarapura)

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(Foto: Eduardo Sarapura)

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(Foto: Eduardo Sarapura)

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(Foto: Eduardo Sarapura)

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(Foto: Eduardo Sarapura)

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(Foto: Eduardo Sarapura)