Cuando Alberto Fernández la convocó para que asuma al frente del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat, le contó su plan de deslocalización urbana y descentralización. Nunca imaginó que una pandemia iba a dejar inactivas a las grandes ciudades, en particular al área metropolitana que concentra la mayor actividad económica del país. Ahora ese objetivo se hace más urgente y María Eugenia Bielsa asumió la misión de concretarlo. Sin embargo, se enfrenta a reestructurar la urbanización de uno de países cuya formación económico-social es una de las más centralistas de la región. Para eso, dentro de la batería de medidas que anunciará el gobierno nacional esta semana, se encuentra el Procrear, el Plan Nacional de Suelo Urbano y Argentina Construye Solidaria. Son una serie de medidas destinadas a reactivar el mercado local, pero sobre todo, a deslocalizar poblaciones y polos productivos para adecuar el entramado urbano a una nueva normalidad pospandemia. Incluso se anima a pensar nuevas formas de habitar en una nueva realidad en la que el teletrabajo y los nuevos tipos de familia tienen que tener lugar. El lanzamiento del programa será este martes a las 11.30 en la residencia de Olivos junto al presidente Alberto Fernández. 

–¿Vuelve el Procrear?

–Sí. Es una marca muy importante. Va a ser dado a conocer esta semana, dentro del marco de los anuncios destinados a la reactivación económica. Vuelve el programa Procrear con lo que fueron sus mejores prácticas, como los desarrollos urbanísticos, la ampliación, la construcción, los lotes con servicios, a través de créditos accesibles para llevar adelante estas líneas y otras líneas nuevas, que se las dejo al presidente para que las cuente, pero que son aditamentos, adecuaciones. Fue un programa más que valorado por la ciudadanía. Nació en 2012 y duró hasta 2015. Ante la necesidad de la reactivación económica en la salida de la pandemia es importante aplicar otras líneas de crédito. Habrá una segmentación para que distintos sectores de clase media o clase media baja puedan acceder al crédito. Se vuelve a tomar la gestión del programa desde el Estado, a diferencia de lo que sucedió durante el macrismo, que lo derivó al mercado financiero, creyendo que podía suplantarlo. Ahora el Procrear plantea una política que pueda llegar a familias, parejas, personas solas. Va a ser diverso. Es necesario que se entienda la diversidad en algunas provincias donde hay diferente tipo de demandas. Se planificaron desarrollos urbanísticos en 70 predios, unas 23.300 viviendas. Durante nuestra gestión, la de Cristina Fernández, se entregaron 8800 créditos. Todavía quedan por entregar 11.498 unidades en los desarrollos urbanísticos. Estamos licitando en estos días las unidades de los predios de Buenos Aires, Santa Cruz y Chaco. Y nos quedan por licitar seis desarrollos urbanísticos pagados por Procrear, que desde hace cuatro años estaban inactivos. Habían quedado desarrollados y sin entregar. Ahora estamos adecuándolos para licitarlos.

–¿Va a tener la misma modalidad que cuando fue lanzado en 2012 o habrá cambios?

–El Ministerio tomó el nombre de Desarrollo Territorial y Hábitat porque las políticas de viviendas no pueden ser únicamente pensadas desde un lugar centralizado y bajadas con una única matriz en todo el territorio federal. Una vivienda de 54 metros cuadrados en CABA para una pareja que pensó su familia sin hijos. Personas que viven solas o familias monoparentales son realidades muy distinta a las del Norte del país. Allí hay un hábito cultural identitario en el que los padres conviven con sus hijos y sus nietos. La prioridad fue adecuar los programas a las realidades territoriales. El presidente plantea repensar la Argentina con un sentido más federal y llevar el desarrollo y el trabajo a aquellos lugares donde hay potencialidades y no han sido desarrolladas. Esto lo planteaba el presidente ya como candidato. Y hoy más que nunca, a partir de una situación inesperada como es la pandemia, la concentración se puso en evidencia. Hay una vocación de la misma población de volver a habitar localidades más chicas, intermedias. No está pasando sólo en Argentina, sino en el resto del mundo.

–¿Esto cómo se relaciona con el Plan Nacional de Suelo Urbano?

–Hay un trabajo transversal en el Gabinete. Hace diez días, el jefe de Gabinete convocó a una reunión de distintas áreas por el tema suelo, como el ministro de Agricultura, Desarrollo Social, nosotros y la Anses, que dispone de terrenos para trabajar las distintas demandas del suelo. Este plan se propone desarrollar lotes con servicios para ampliar el acceso a suelo urbanizado en ciudades y localidades pequeñas y medianas, pero teniendo como esquema repensar el país tal como lo plantea el presidente: que alguien pueda nacer en un lugar y tener las mismas oportunidades para formarse y desarrollar su vida. Y de esa forma poder elegir quedarse en ese lugar, que el ciclo de vida se concrete en toda la Argentina, que es vastísima. Es una oportunidad extraordinaria para repensar este centralismo que quedó y que tiene que ver con la formación de un país joven, pero que ahora le llega la oportunidad de cambiar.

–¿Pero no es complejo rediseñar esta matriz centralista histórica del país?

–Está claro que las áreas metropolitanas son un lugar de extremada concentración de la población. Hay una enorme cantidad de personas que no vive en las mejores condiciones, en condiciones de dignidad, que vienen a buscar a las grandes áreas metropolitanas las cosas que no pueden encontrar en su propia región o localidad. Planteamos una política de reequilibrio. El Ministerio del Interior y el de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas y Eduardo de Pedro, están conversando con cada provincia para analizar cuáles son las potencialidades, qué tipo de producción hay que fomentar en cada lugar y qué necesitamos para fomentar esa producción. Hay que reinvertir la potencialidad. Hay provincias que tienen una potencialidad enorme en términos productivos. Hay que ser responsable para no crear la expectativa de que un país centralista, que se conformó hace más de cien años, va a revertirse en un período de gobierno. Pero sí que tiene que ser una política de Estado permanente. Como todas las cosas complejas, requiere de decisión política y de acuerdo con gobernadores y generadoras, intendentes e intendentas. Es un desafío extraordinario. Tenemos suelo. En Argentina hay un fenómeno de concentración de población y expansión urbana que es insostenible y desigual, frente a un país que dispone de suelo y requiere pensarse estructuralmente. Es una enorme deuda social. Debemos empezar a priorizar un país federal, a eso nos ha convocado el presidente desde antes de la pandemia. Y ahora más que nunca se puso en evidencia que las grandes aglomeraciones urbanas impactan contra una forma de vida equitativa.

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(Foto: Télam)

–¿Cuál plantea que será la forma de vinculación con el  sector privado?

–El Procrear es un sello, un valor, que durante el macrismo lo usaron como marca y se lo vendieron al sector privado. Es una política virtuosa de generación de empleo y con una matriz local, con una fórmula que va a permitir el acceso al crédito gracias a la segmentación, mientras que en el macrismo las políticas inmobiliarias facilitadas por los bancos públicos y privados generó deuda en favor de los bancos. Ese esquema no generó desarrollo productivo ni mano de obra. No concebimos la vivienda sino que la pensamos como una forma de generar empleo. En la construcción el 90% de los insumos son nacionales.  Tiene una rápida llegada territorial porque toma mano de obra calificada y no calificada. Y es virtuosa porque genera acuerdo entre privado y público. El sector privado tiene mucho que hacer y decir sobre la vivienda, pero hay que potenciar lo que cada uno tiene.

–En ese contexto de propuesta hacia el sector privado, ¿cómo evalúa la ley de alquileres?

–La construcción de información de calidad nos sirve para saber cuáles son los modos de habitar, las lógicas de convivencia, qué requerimiento tiene el diseño de una vivienda. Eso cambia permanentemente. A raíz de la Ley de Teletrabajo, a lo mejor debamos pensar en un proyecto de vivienda con un pequeño lugar para trabajar. Si esta modalidad vino para quedarse tiene que tener un lugar en la vida cotidiana de una persona, una familia o una pareja, la conectividad es central. No podemos seguir pensando la casa ni siquiera como la pensábamos hace cinco años. Hay que interpretar las nuevas realidades; si lo hacemos, vamos a ser de los países más realistas. La ley de alquiler social nos delega el programa nacional de alquiler social, que marca que hay una lógica distinta respecto a la propiedad. No diría que los que alquilan no quieren tener vivienda en propiedad si hay oportunidad en el mercado privado o público. Pero el apego a la propiedad tiene que ver más con mi generación que con la generación joven, que hay mucha movilidad vinculada al trabajo y a las distintas formas de habitar. La ley es un avance y es un piso. Y sobre eso vamos a seguir trabajando. Es perfectible.

–¿De qué se trata el programa Argentina Construye Solidaria?

–Está incluido dentro del Argentina Construye y está destinado al mejoramiento y construcción de espacios comunitarios. Es para las mujeres que fueron víctimas de violencia de género, para mejorar la conectividad informática para que los chicos puedan hacer los deberes en un lugar contenido, para las personas con problemas de adicciones que son contenidas por estructuras por fuera del Estado. Es un reconocimiento al trabajo a las organizaciones comunitarias. Trabajamos con las organizaciones para financiar compra de materiales con una tarjeta de Banco Nación. Eso a su vez reactiva la economía en los barrios. Es necesario adecuar las instituciones, sobre todo en situación de pandemia, ya que los puestos sanitarios en los centros comunitarios, los baños, están al final o por fuera del local. Y los puestos sanitarios tienen que estar antes del centro comunitario. La pandemia pasará, pero hay una enseñanza que deja, la tenemos que incorporar al diseño de la arquitectura.