El progresivo vaciamiento del sistema científico perpetrado por el gobierno de Cambiemos opera en varios niveles. Se manifiesta, por un lado, en el brutal ajuste en términos presupuestarios y salariales que padece el Conicet, que sumado a la demora en el pago de subsidios ya comprometidos virtualmente imposibilita el funcionamiento de institutos y laboratorios. Por otra parte, el fuerte recorte en los ingresos a la Carrera de Investigador impulsa una fuga de cerebros que, revertida en la década anterior con la repatriación de más de 1300 científicos, ahora se reanuda. El tercer síntoma de debacle es institucional y se vincula con la necesidad de una normalización política del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. A fines de mayo de 2018, dos prestigiosos científicos fueron elegidos democráticamente por sus colegas para integrar el directorio del principal organismo de promoción de la ciencia argentina. El gobierno debe oficializar sus designaciones, pero no lo hace.

Uno de ellos es el biólogo molecular Alberto Kornblihtt, director del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias que funciona en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, y ganador del premio Houssay al Investigador de la Nación. El otro es Mario Pecheny, doctor en Ciencia Política por la Universidad de París e investigador principal del Conicet en Sociología y Demografía, que obtuvo el 63% de los votos. Ambos tienen una mirada fuertemente crítica de las políticas del macrismo respecto del sector. Y la negligencia de su no designación se puso de manifiesto esta semana, sobre todo en el caso de Pecheny, electo por la «gran área» de Ciencias Sociales y Humanidades, luego de que la historiadora Dora Barrancos renunciara a su silla en el directorio del Conicet, como un modo de evidenciar esta irregularidad, dejando acéfala la representación de esas disciplinas.

«Dora ya había planteado en enero que en mayo iba a asistir a su última reunión de directorio, al cumplirse un año de nuestra elección –explica Pecheny en diálogo con Tiempo–. El rumor que nos llegó es que en el transcurso de este mes saldrían tanto la designación de Alberto como la mía. Es lo que ha venido diciendo Barañao desde febrero, si bien nunca hubo un indicio cierto de que fuera así y él no tiene ahí poder de decisión. El rumor, repito, es que Aguado ya dio el ok para que nos designen».

En efecto, Jorge Aguado, ahora subsecretario de Planeamiento y verdadero hombre fuerte del devaluado ex Ministerio que aún encabeza Lino Barañao, tiene el expediente listo para la firma. Recién el 25 de abril, once meses después de la elección, salió del Ministerio de Educación (del que ahora depende la Secretaría de Ciencia y Tecnología) hacia la Secretaría de Legal y Técnica. Dos días antes, los directores de institutos del Conicet habían detallado la magnitud del ajuste que sufren en una reunión de la Comisión de Ciencia y Técnica de la Cámara de Diputados, donde también se exigió avanzar con los nombramientos. El gobierno no se arriesgaría a repetir con Pecheny y Kornblihtt la fraudulenta maniobra que impidió al hoy diputado Roberto Salvarezza, extitular del Conicet, elegido en 2016 por sus colegas pero cuya designación el Ejecutivo jamás efectivizó.

«Lo de Salvarezza le generó varios problemas al gobierno –sostiene Pecheny–. Él no fue designado y sí Laborde (Miguel Ángel, miembro del directorio por las Ciencias Agrarias e Ingenierías). Es decir, había reglas de juego pero no se respetaron para todos. Por el otro, el doctor (Vicente) Macagno, que estaba por las Exactas, se quedó más de dos años con mandato vencido. Dora no quería hacer eso. Si yo me quedo esperando que a vos te nombren, como dijo ella, estoy en connivencia con una irregularidad. Lo que ella planteó es que, si bien hay tiempos prudenciales y burocracia, ella y la doctora Flawiá (Mirtha, bioquímica, también con mandato vencido por el gran área de Ciencias Biológicas y de la Salud, que corresponde a Kornblihtt) deberían dejar sus lugares, pasado ya un año de la elección. Un dato no menor es que Salvarezza le planteó la cuestión al jefe de Gabinete cuando fue a Diputados hace dos o tres semanas, y Marcos Peña le dijo que el expediente está siguiendo los tiempos normales. Normales vaya a saber para quién. Lo mismo decían de la designación de Salvarezza. Recordemos que él interpuso un amparo y una jueza le dio la razón. Al resultar electo legislador, la demanda se volvió abstracta, pero el gobierno no le dio la posibilidad de optar por la banca o el directorio del Conicet, y a continuación nombró al segundo más votado. Eso no es democracia».

–¿Qué opina de la presencia de una científica en un concurso de preguntas y respuestas de la tevé?

–Está bien, tornó el tema mucho más visible en los medios. Justo coincidió con la renuncia de Dora Barrancos. Ahí quiero hacer una salvedad: los fondos que reclama Marina Simian no son los del Conicet, que hoy son irrisorios, sino los de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Técnica, que provienen del Banco Interamericano de Desarrollo y llegan al país en dólares. Y que tampoco los están pagando.

–¿Y de las palabras del ministro Rogelio Frigerio, pidiendo revisar la prioridad de invertir o no en ciencia?

–Pero eso es como un búmeran. Pueden decir que es una prioridad para la cual no tenemos dinero, pero no que no lo sea. Es como decir que no lo son la educación o la salud. Por más neoliberales que sean, saben que hay cosas que la sociedad argentina ya tiene asumidas como prioritarias. Por lo demás, lo que dice Frigerio tampoco es tan cierto. Los fondos que debe recibir el Conicet ya han sido asignados, es plata que el Poder Ejecutivo le debe a la Secretaría de Ciencia y Tecnología y al Conicet. Obviamente reclamamos más presupuesto, pero ni siquiera están pagando los fondos ya aprobados, ya ajustados también.

–Usted fue electo para el directorio por las Ciencias Sociales, ¿por qué cree que para este gobierno no son estratégicas las Humanidades?

–Primero, porque tienen una visión completamente miope sobre la aplicación de la ciencia. Todo el mundo sabe que desde el estudio de un virus hasta la obtención de una vacuna y su comercialización pasan miles de horas de trabajo y muchísimos procesos. Esta gente cree que la ciencia debe tener una aplicación inmediata, que suponga ganar dinero o ahorrarlo. Mi área son las Ciencias Sociales pero trabajo en salud. Una de las actuales prioridades en términos de salud es prevenir el embarazo no intencional en la adolescencia. Las chicas que se embarazan, no lo hacen por cuestiones tecnológicas, porque tal o cual anticonceptivo es poco eficaz, sino por cuestiones sociales, económicas, educativas, familiares, de género, de violencia, de acceso al mercado de trabajo, etc. Esas variables las estudian las Ciencias Sociales, no la Biología Molecular, por citar otra disciplina. Yo creo que esta miopía, que es la única razón que está guiando la política pública en todas las áreas, no sólo la ciencia, obedece a una visión general sobre el Estado que es completamente errónea. El Conicet probablemente sea, por lejos, el organismo del Estado más meritocrático y con mayor control sobre sus trabajadores, porque hay informes permanentes que pasan por veinte mil instancias, bastante implacables. Y Modernización vino a introducir una lógica de vigilancia que es ridícula. Lo importante es que nuestras investigaciones progresen y lleguen a término, no que cumplamos horario. «

Simian: del laboratorio a la televisión y de ahí a Olivos

Luego de ganar 500 mil pesos en el programa ¿Quién quiere ser millonario? para financiar sus investigaciones en terapias contra el cáncer y visibilizar el reclamo de los investigadores del Conicet al gobierno por fondos ya asignados, la bióloga molecular Marina Simian asistió a una reunión con el presidente Mauricio Macri. Hubo una foto entre ambos y luego la investigadora describió en redes sociales la lista de reclamos que le hizo al mandatario, entre ellos los «cuatro puntos que hay que resolver ya»: eliminación de los impuestos de importación para reactivos de investigación, pago en tiempo y forma de los subsidios adjudicados, recomposición salarial y simplificación de manejos de subsidios del exterior. El quinto punto, al que Simian no adjudica tanta urgencia, es la incorporación de Kornblihtt y Pecheny al directorio de Conicet. Y el sexto, «mejorar la comunicación con la comunidad científica».

«El presidente me dio su apoyo y haré todo lo posible para que se produzcan los cambios. Los mantendré informados», declaró tras la reunión la investigadora del Instituto de Nanosistemas de la UnSaM, adjudicándose en cierto modo la representación de sus colegas. No precisó en qué consistiría el apoyo que le prometió Macri.

Simian es la esposa de Esteban Galuzzi, subsecretario de Tránsito y Transporte de Horacio Rodríguez Larreta. Para muchos de sus colegas, su aparición en tevé amplificó el reclamo de la comunidad científica. Para otros, naturalizó peligrosamente la posibilidad de generar respuestas individuales al problema colectivo que ha provocado en el sistema científico el ajuste macrista.