El 26 de julio de 2017, Johana Ramallo salió de su casa para volver. No pudo. No la dejaron. Su mamá, Marta Ramallo nunca más durmió tranquila desde aquella noche en que comenzó un doloroso derrotero por los caminos de la justicia que una y otra vez le respondió con bofetadas de impunidad.

Johana tenía 23 años y había tres meses había vuelto a vivir con su mamá y sus seis hermanos en el platense barrio de Villa Elvira, luego de haber separado del papá de su hija que entonces tenía seis.  Su familia nunca más supo de ella hasta abril de 2019 cuando se confirmó que el hallazgo de restos óseos en Palo Blanco, eran de ella.

“La vida nos pasó por encima. Vivo porque estoy acá para ganar esta batalla que es poder irme de este mundo cruel teniendo una justicia para Johana y poder reencontrarme con ella y decir, ‘lo logré, llegué nos encontramos’,  pero con la justicia y el respeto que ella se merece”.

Marta Ramallo denunció la desaparición de Johana en la madrugada del 27 de julio, ocho horas después de que se fuera de su casa, sin embargo y a pesar de las advertencias de su mamá, durante tres meses la causa estuvo caratulada como “averiguación de paradero”.  Marta denunció una y otra vez que su hija se había visto obligada a trabajar como prostituta en la zona roja de La Plata lugar de narcos y tratantes de personas. Eso, motivó que tanto la fiscal como la policía estigmatizaran a Johana.

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“Su vida fue cuestionada por la justicia ordinaria de Betina Lacki, y luego por la justicia federal,  por los peritos de la Corte Suprema. A Johana no sólo la desecharon de la forma que lo hicieron, hoy a tres años la siguen desapareciendo y la siguen rematando una y mil veces, cada vez que no nos dan una respuesta firme y verdadera”, dice Marta.

El 30 de abril de 2019 el juez Adolfo Ziulu le confirmó a Marta que habían encontrado fragmentos del cuerpo de Johana. “Mi vida se derrumbó en ese momento”, dice Marta.  Pero afirma que fue la justicia la que llevó a esta muerte. “Sigo sosteniendo que es una injusticia cómo se lleva el expediente y la causa de Johana. Por esta pandemia se frenaron muchísimas cosas como testimoniales y rastrillajez. Pero nunca se tomó en serio esta causa, nunca se tomaron el tiempo necesario para que un fiscal o una secretaria se siente y pregunte y repregunte a esos personajes que prestaron declaraciones. Si un juez se pone firme y toma el poder de la causa hubiera sido diferente, asegura.

Según el informe de la línea 145, de denuncias de la PROTEX (Procuduría de Trata y Explotación de Personas)  recibió durante 2019 un total de 1740 denuncias, esto equivale a un promedio mensual de 145 denuncias de las cuales 671 fueron judicializadas: más del 56% a la justicia federal. También deduce que se ubican en primer lugar las denuncias por explotación sexual  con 844, y le siguen las de explotación laboral con 248 y por desaparición de personas 218. “Hay otras 430 que responden a otro tipo de explotación o captación engañosa. Se sigue trabajando en el perfeccionamiento de la base de datos, a fin de favorecer y agilizar aún más su entrecruzamiento con otras bases de datos que se manejan desde esta Procuraduría, y su derivación inmediata a la jurisdicción competente”, expresa el informe que abarca el total del país.

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Para Marta, todo indica que Johana fue víctima de una red de trata. “Creo que hay una red de trata se sigue riéndonos en la cara, a pesar de que tenemos una justicia federal. Hoy a tres años de Johana seguimos sin tener respuesta ni siquiera un falso testimonio, un imputado en la causa. Esto muestra que falta que falta muchísimo un poder judicial que avance con propuestas que sean para bien y no para juzgar a Johana de donde desapareció. Los jueces y fiscales se deben hacer responsables de que ellos también son parte del femicidio de Johana. Nosotros reclamábamos una Johana soñadora y luchadora, como era ella. A cambio nos entregaron un certificado de compatibilidad de restos”, dice conmovida. “Los jueces y fiscales, y parte de un estado ausente nos deben eso, nos deben a Johana y a una justicia para todas nuestras Johanas que el poder judicial les arrebató la vida antes de llegar a sus casas”.

La causa, según cuenta Marta, avanza a pasos muy lentos. “Esos pasos lentos llevan mucha impunidad a cuestas, llevan mucho silencio de quienes no han podido hablar de qué pasó, quienes fueron y por qué se ensañaron tanto con la vida de nuestra Johana. Nosotros necesitamos una respuesta inmediata, ya les dimos el tiempo suficiente. Hace tres años que venimos reclamando, primero aparición con vida y luego justicia, verdad y memoria por todas estas Johanas, porque un poder machista y misógino nunca se ocupa de estos casos”.

Durante estos años, Marta se acercó a muchos colectivos feministas que la acompañaron en el reclamo. “Con la experiencia de Joa estoy segura que nos falta seguir transformando el patriarcado. Tenemos que llevar más perspectiva de género al poder judicial y empezar por ahí. Si nos proponemos transformar las miradas sobre las mujeres y pibas desaparecidas por una red de trata o víctimas de femicidios o de violencia de género ahí se podrá empezar a tener justicias por ellas”.


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(Foto: Gentileza Lisandro Amado)


Tres años después, Marta Ramallo se levanta cada día recordando la última sonrisa de su hija. Dice que hay días más difíciles que otros y que su vida quedó oscura luego de la desaparición de Johana. “Mi nieta es hoy una niña de nueve años que es todo lo que me quedó de Johana. Ella es todo lo que tengo para levantarme, para ponerme firme, para levantar la cabeza en alto y seguir una y mil veces más. Tengo recaídas pero no me lo puedo permitir porque le estaría fallando a Johana y a mi nieta. Le prometí que iba a hacer lo posible para que su madre descanse en paz. Estoy acá para darle un justicia digna a ella pero también para nosotras mismas, para cada piba, para Marita Verón, para cuántas pibas más que el Estado no dejó volver a sus casas”.

Piden que se ofrezca recompensa a quien aporte información sobre los asesinos de Johana Ramallo

La abogada Mariné Lopisi, que representa a la familia de Johana Ramallo, adelantó que pedirán que se ofrezca una recompensa a quien aporte información sobre quienes mataron a la joven y aseguró que quienes posean datos valiosos pueden brindarlos bajo la modalidad de “testigo protegido”.

Lopisi confirmó además a Télam que se aguarda un cotejo de ADN sobre otro resto humano hallado en la costa de Berisso que podría ser de Johana. “Este año, se encontró un resto en la costa de Berisso, más cerca de la zona de La Balandra, y ya se ordenó el cotejo de ADN”, explicó.

La causa que investiga lo ocurrido a Johana tiene la feria habilitada y, si bien debido a la pandemia de coronavirus se suspendieron los rastrillajes, se aguarda con expectativa el peritaje a este nuevo resto humano hallado. “Tenemos como perito de parte al Equipo Argentino de Antropología Forense, quienes también periciarán una muestra del resto, en paralelo al cotejo que realizará el Cuerpo Médico Forense, lo que nos da mucha tranquilidad”, destacó.

Tres años de impunidad, homenajes y reclamos

Familiares y organizaciones sociales, feministas estudiantiles y políticas, exigirán justicia al cumplirse tres años de la desaparición seguida de femicidio de Johana. “Por el distanciamiento social no podemos estar en la calle, pero desde el espacio Justicia por Johana Ramallo nos encontraremos el domingo a las 16 horas, en la transmisión en vivo por el canal de YouTube y Facebook Justicia por Johana, para acompañar a familiares y amigxs de Johana, dar lectura al documento redactado desde el espacio, y seguir exigiendo memoria, verdad y justicia”.

Los mensajes y las actividades se pueden acompañar con el hashtag #JusticiaPorJohana, #3AñosDeImpunidad, #BastaDeTrata, #ElEstadoEsResponsable. Y se podrá seguir po Facebook, Instagram y Canal de YouTube: Justicia Por Johana

Durante la jornada se leerá el siguiente documento:

“3 años sin Justicia por Johana Ramallo”

Este domingo 26 de julio se cumplen 3 años de la desaparición y posterior feminicidio de Johana Ramallo. 3 años de absoluta impunidad.

Johana Ramallo fue vista por última vez el 26 de julio de 2017 en las calles 1 y 63 de la ciudad de La Plata, tenía 23 años. Se había despedido de su mamá, porque volvería a comer a su casa con su familia. Pero no llegó. Su mamá, Marta Ramallo, inmediatamente empezó a buscarla en comisarías y hospitales, sin parar a pesar de escuchar de la boca de policías frases como “se habrá ido con un macho”. Primero, se abrió una causa en la justicia provincial a cargo de la fiscal Betina Lacki quien, a pesar de que se lo repetimos una y mil veces, seguía sosteniendo que era posible que Johana se hubiera ido por voluntad propia. A fuerza de lucha, de marchas y acciones que hasta el día de hoy sostenemos, aunque hayan cambiado de formato en esta oportunidad por el marco de la pandemia, logramos que la causa pase a la justicia federal y que cambie la carátula para que sea investigada como trata para la explotación sexual. Toda la información desde el principio apuntaba a que esa era la hipótesis más adecuada y que era urgente dar con los responsables de la desaparición de Johana.

El año pasado, a casi dos años de buscarla sin parar, recibimos la confirmación de que restos de un cuerpo encontrados en Berisso pertenecían a Johana. Restos que habían sido encontrados en agosto del año anterior por un hombre que vive en esa zona y que nos alertara que se trataba de una mujer, la querida Rosa Bru.

A partir del 30 de abril de 2019, comenzamos a exigir justicia por su feminicidio, el peor desencadenamiento que podíamos esperar.

Hoy la causa está a cargo del juez Adolfo Gabino Ziulu, quien a pesar de recibir a Marta, sigue sin darnos una respuesta acorde a las circunstancias, sigue sin identificar y juzgar a los responsables que continúan actuando con total impunidad.

En la investigación hay sospechas y líneas claras ¿qué es lo que falta para que encuentren a los responsables? ¿Cuánto tiempo más tiene que esperar la familia de Johana?

Sabemos que en la ciudad de La Plata, en la zona de donde se llevaron a Johana, entre otras, existen redes de trata y explotación sexual a la vista de todes, sabemos que la policía bonaerense lo sabe, lo permite y es cómplice. Por eso exigimos que se aparte a la policía bonaerense, responsable de proteger la zona de donde desapareció Johana, de la investigación.

El Ministerio de las Mujeres, políticas de género y diversidad sexual de la provincia, desde su creación viene acompañando la causa. Por primera vez desde aquel 26 de julio, un organismo provincial se hizo eco de nuestro reclamo.

Durante estos 3 años de impunidad, Marta Ramallo y su familia recibieron amenazas verbales e incluso su casa fue atacada a tiros sin que nadie asuma las consecuencias por ello. Durante estos 3 años la familia ha sido víctima de violencia institucional, pasando una y otra vez por juzgados, oficinas y expedientes sin obtener respuestas.

A 3 años decimos que tenemos prohibido olvidar a Johana. Su mamá y sus hermanes que la extrañan nos lo piden. Su hija, a quien le arrebataron a su mamá nos lo pide. Nos lo piden las ex trabajadoras del Programa “Ellas Hacen” que se quedaron sin una compañera.

Nos prohibimos olvidar todes, porque es la manera de poner fin a la trata y los feminicidios.

Gritamos hoy por las redes ¡basta de impunidad! El Estado es responsable. Le exigimos al Juez Ziulu que identifique y juzgue a los responsables de la desaparición y el feminicidio de Johana Ramallo. Exigimos MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA PARA JOHANA RAMALLO.

No nos vamos a olvidar.
No nos vamos a callar.
Johana Ramallo, PRESENTE!! AHORA Y SIEMPRE!!!.