Uno de los ejes del debate en torno al tema Vicentin viene siendo la relación que mantuvo con la gestión de Mauricio Macri. La firma -principal aportante en la campaña de Juntos por el Cambio en 2019- recibió jugosos créditos del Banco Nación a través de una posible maniobra de fraude que ya investiga la justicia federal. El nexo entre los dueños de la agroexportadora y el ex presidente no se remiten solo a los negocios, sino a una total identificación política e ideológica cultivada por años pero consolidada entre 2015 y 2019. Es a raíz de esa estrecha relación que llamó y mucho la atención una frase pronunciada semanas atrás por Sergio Nardelli -CEO y accionista de Vicentin-, quien a la hora de explicar la debacle de su compañía apuntó directamente a la figura del ex presidente.

“Mi mejor amigo me pegó un tiro en la cabeza”, fueron las palabras textuales que usó el empresario en el marco de una reunión entre el consejo directivo de Vicentin y legisladores santafesinos que integran una comisión de seguimiento de la Cámara de Diputados provincial. La reunión tuvo lugar el pasado jueves 14 de mayo en una de las plantas de Avellaneda. Los dirigentes fueron allí a buscar algunas respuestas a la crisis de la firma, que desde diciembre pasado se declaró en cesación de pagos. Con esa particular frase, Nardelli se refirió al daño que les generó la decisión del gobierno de Macri de no reconocer el diferencial de exportaciones, una medida que -según confesó- les produjo una pérdida de 150 millones de dólares.

Anunciada en agosto de 2018, la suspensión de la baja de retenciones para el aceite y la harina de soja fueron parte del paquete de medidas que el por entonces ministro de Economía, Nicolás Dujovne, encontró para hacer caja en un contexto donde Argentina ya tenía cerrado el financiamiento externo y el Fondo Monetario Internacional (FMI) exigía reformas para seguir desembolsando su crédito récord. La iniciativa se plasmó en el decreto 757/2018 y fue un golpe directo al corazón del negocio de Vicentin, precisamente el procesamiento y la exportación de granos y subproductos.

Con su particular frase, Nardelli intentó alejar las versiones que ubican en las malas decisiones empresarias la clave para explicar la crisis de Vicentin. El propio presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario, Daniel Nasini, las hizo públicas esta semana: «Hay muchísima desilusión y faltaron a su palabra. Diversificaron mucho las inversiones en otros negocios. Tal vez sea mal manejo de la empresa, para no pensar mal y que hubo fuga», señaló en declaraciones a Radio Dos de Rosario.

Una cuestión familiar

Señalar a Macri -a su gobierno y las medidas que tomó- no deja de ser algo llamativo a la luz de la muy cercana relación que el ex presidente tuvo con los titulares de la firma. El grupo Vicentin estuvo históricamente dirigido por un pequeño puñado de familias, cada una especializada en diferentes aspectos del negocio. Así como los Padoan eran los conocidos del sector agropecuario y los Gazze eran la referencia entre los banqueros, los Nardelli eran los que mayor contacto tenían en la parte logística. Sergio Nardelli, así como su hermano Gustavo (que fue medido como candidato a gobernador de Santa Fe en 2019), era el que generaba los vínculos con exportadores y traders en los diferentes puertos en los que les tocaba operar.

Fue así como, al calor del crecimiento del negocio, los Nardelli comenzaron a generar un mayor roce con empresarios del sector logístico, con asiento en Buenos Aires y de grandes conexiones con funcionarios de peso en la escena nacional.

Los vínculos entre el actual CEO de Vicentin y los funcionarios del gobierno porteño se cultivaron por años, pero fue en la previa a la campaña de 2015 que comenzaron a tomar mayor cuerpo. El año cerró con Macri como presidente y Alberto Padoán como titular de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la entidad que luego le sirvió de base a todos los funcionarios de Cambiemos durante la gestión.

Fue tal la identificación que, por ejemplo, se le cedió gratuitamente a la Casa Rosada una oficina en el edificio Torre de la BCR. La bautizaron como «La Casa de la Producción», pero lo cierto es que entre esas cuatro paredes se tejían todo tipo de acuerdos políticos y económicos. Un dato curioso sobre estos préstamos: de los 72 empréstitos que componen la deuda defaulteada (que asciende a $ 18.182.297.617,70) el 40% se autorizaron en noviembre de 2019 mediante avales que se daban «por vía de excepción» a través de un correo electrónico, que firmaban dos ejecutivos de la línea gerencial.

El 8 de noviembre pasado se otorgaron nada menos que ocho créditos, por un total de 30,1 millones de dólares. Era viernes. Tal vez por el apuro de subirse a su yate (bautizado Champagne, en el que fue detenido en marzo por violar la cuarentena), en el legajo de uno de los préstamos, la fecha del correo electrónico que lo autorizaba tenía fecha del lunes siguiente. Un olvido, quién sabe. De lo que no se olvidó Nardelli, sin duda, es de pasarle factura a Macri por la debacle de su empresa.