Cuando paseamos con niños y niñas el tiempo logra su propia altura. Tenemos que cumplir la diagonal de seis cuadras para llegar a destino. Somos muchos. La ruta con ellos y ellas se llena de colores, cantos e imprevistos de charlas y atención a las filas.

Tutucas en el carro

Una treintena de pequeños de diferentes edades salen del merendero Corazón Valiente de Virrey Cevallos 1021, alabando en cantos a River o el himno. Son de las escuelas, de los hoteles, del barrio de Constitución que se quedan unas dos horas por día para tomar la chocolatada y evitar la calle en el meredendero. Esta vez salen por un motivo especial: caminan entrelazados, alguna niña con mamadera y otros con chupetines, derecho por Virrey Cevallos hacia la sala del Arte Cinema de Salta 1602 para ver por primera vez una peli, la de los Power Rangers programada a las 15:30 para ellos.  

Para llegar al cine, cortan las bocacalles cuatro varones: el Vikingo y los padres. Unos pasos se adelantan al ruido de un porrazo. Gonzalito cae cerca del cordón. Se le entrecorta la voz al levantarse, se acomoda el equipo de Boca que lleva puesto porque el “dolor sólo duele”.

A la sala la conoce la vecindad, las personas que están en situación de calle, muchísimos espectadores del Conurbano sur que llegan en tren, estudiantes o cinéfilos. Ir a este cine vale $ 15 o $ 7,50 con descuento. Pero los chicos del merendero del barrio es la primera vez que la visitan, justo antes de que lo cierre la nueva dirigencia del Incaa.

El merendero los alimenta y les propone actividades. Con ellos se disfrazan de heroínas como Juana Azurduy, miran películas en la tele, juegan y leen libros antes de la chocolatada. Es llevado adelante por siete cooperativistas de la Gastronómica Alfonsina Storni pero siempre son más. El grupo trabaja desde hace unos tres años formalmente haciendo viandas, eventos, brindando catering y servicios de mesa. Ellas además son profes, mamás, abuelas que organizan y atienden desde hace un año las filas, el hambre de la tarde, los cuentos y los cuidados del merendero. 

Las mujeres se conocieron como feriantes hace unos años y junto a compañeros de logística, contables y legales intentan sortear las complicaciones de aumentos de precios, manteniendo la calidad en lo que hacen. Esta vez cocinaron la diversión afuera, la salida de las vacaciones del frío, un gran y último acontecimiento en la sala de Salta, a punto de desaparecer porque el gobierno le quitó el presupuesto y decidió dejar de alquilar el edificio que enfrenta la gran plaza de la estación ferroviaria.

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Foto: Soledad Quiroga

Ver una peli por primera vez

Antes de atravesar la plaza, Romina, la mamá de Valentín, dice que la organización del evento es muy buena, “es una salida sana, y además no se puede pagar el cine”. Federico Borobio, director de Recursos Culturales,  hizo el puente para que esto pudiera acontecer entre el merendero y el Arte Cinema del barrio. Les toma fotos, «cumpliendo un pequeño sueño personal», y se entrecruzan los puntos de vista con Soledad Quiroga, fotoperiodista de este diario. “Tienen pochoclos, ahí, ¿viste?», dice Fede. “Cuando llegué estaban con juguetes, cantaban y tenían una emoción tremenda. Están como locos”.

“Hubo otras salidas”, aclara Mariana, una de las cooperativistas. Fuimos casi siempre a la plaza Alfonsina Storni, que les sopló el nombre que da grupo a las trabajadoras de los platos. Pero esta es “una salida grande”. Thiago cuenta que se llaman “Thiago y Jesús”, en ese orden. El primero aclara que son hermanos y que tienen siete y seis. “Me gusta el merendero”, secunda Jesús. “Comemos, tomamos jugo, merendamos. Hay juguetes”. Dice así: “me-ren-da-mos” y se van rápido.

Marcela ayuda. Milita desde hace poco en la lucha constante. “Hay cosas que faltan, no llegan”, cuenta con preocupación. “Es todo un tema”. Mueve el carro porque ya llegamos a la esquina de las banderas y no nos dimos cuenta. “No al cierre de Artecinema Constitución”, recibe el cartel principal. Les piden que se agrupen en escalones de filas más cortas para la pose grupal, la ve en los dedos de muchos y un héroe con máscara de lana que los hace reír con el pasamontañas. “El sur también existe”, frasea el cartel del costado. Y uno agrega en guiño: “Se están portando bastante bien por lo que son”.

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El cine es el barrio

“Acá transcurre la vida del barrio”, explica “el Vikingo” Juan Ardura de la Ctep y responsable de la Comuna 1. “Milito hace mucho tiempo, armamos esto especialmente para las vacaciones, es fundamental hacer actividades. Encontramos dos luchas, es un derecho y un disfrute de organización popular dentro del barrio”.

Buscan que el merendero no sea sólo un lugar para comer sino un espacio donde confluya lo que pasa en el barrio. Por eso hacen actividades de arte. Agrega, “también con las madres en el espacio de desarrollo con los pibes. Sabemos que no alcanza y luchamos porque se cumpla la ley de emergencia social. Tenemos un plan de lucha en estos meses para que se aplique y que el gobierno cumpla”.

“¿Viki, tenés un ‘panuelo’?”, pregunta Bianqui acomodando la vincha con orejas plásticas. “Porque iban a cerrar nos invitaron al cine. Yo creo que no lo van a cerrar porque a los chicos los divierte”, opina y cuenta que también vio a los Minions 3.

Despacito y sin correr

Se sientan. Les piden que hagan silencio porque hay gente mirando otra película y falta poquito. Las merenderas observan el póster de Autogestión, el documental de Miguel Mirra y les da ganas de verlo. Los chicos piden ver las fotos que se les tomó, prueban mirar o clickear la máquina. Falta muy poco para encontrarse con los Rangers y, aunque no lo sepan, los robots parlantes los van a sorprender.

En la espera también se suma Olga, una vecina que vive en el Ejército de Salvación para formar fila con otras vecinas que saludan a la acomodadora. Ellas eligieron Graduación, como escuchamos cuando dan apertura de sala. Nos dividimos, decididamente. “Fuaaaaaaaaa”, mientras entran, “vení, dale, vení”, “soy el 10! Soy el 10!”. Se sientan felicísimos, ocupando el cuerpo del ala izquierda. Todo apagado. En unos minutos empezarán los idiomas extranjeros. Tanto como por la pantalla como por el habla alienígena la primera escena será la novedad, antes de que suceda el primer accidente y los últimos aplausos.

Emergencia cultural en el sector audiovisual

CINE.AR Sala Arte Cinema será vaciada por el nuevo grupo de la dirección del Incaa a fin de mes, quitándoles el presupuesto, interrumpiendo el contrato de alquiler y redistribuyendo a los trabajadores que sostienen el cine hacia otros edificios.
Unas 6000 personas visitan las salas de Salta en un mes, son del barrio, de la zona sur, del Moyano y del Borda, según cuentan, además de personas en situación de calle. Para resistir su cierre juntaron más de 4000 firmas, además de hacer acciones de abrazo al cine todos los miércoles. El plan de abandono ha sido sistemático por parte del gobierno porque la abrieron con salas en 35 mm y una en dvd o Blue-Ray y cuando se produjo la digitalización, a este cine lo dejaron en aquel formato. Esto provocó que fuera casi imposible conseguir películas de estreno.

*El Merendero está en Virrey Cevallos 1021, CABA. Recibe ropa, juegos, artículos escolares, alimentos, libros, todos los días de lunes y viernes de 16 a 18, donde atienden a unos 70 niñas y niños. Contactos por su página aquí.