El parte de Guillermo Abel Gómez, la primera muerte por coronavirus, indicaba que su deceso había sido resultado de un cuadro de neumonía. Al momento de fallecer, Gómez no figuraba en la nómina de infectados por el Covid-19. Se supo 24 horas después. Las autoridades del Hospital Argerich resolvieron el aislamiento de entre 15 y 30 personas que se desempeñaron el jueves y viernes en la guardia.

La improvisación puso de relieve que, a pesar de haber indicado el hisopado, las autoridades no activaron protocolo alguno. Finalmente, luego de los reclamos de trabajadores, el aislamiento fue ampliado a unos 40 de ellos aunque sus identidades se mantuvieron en reserva impidiendo que otros empleados pudieran reconocerse, a su vez, como potenciales contagiados.

En Italia, el país más afectado por la pandemia, ya son 3000 los médicos y enfermeros infectados. Se trata de poco más del 8% del total de profesionales de la salud, según datos de la Fundación Gimbe. Muestra el nivel de exposición que sufre el sector si no se toman los recaudos necesarios.

El jueves por la noche tuvo lugar el primer aplausazo para reconocer la labor del personal sanitario, que tuvo un eco masivo en la población que comprende que un colapso del sistema sanitario no sólo agravaría la atención a los pacientes sino también las condiciones sanitarias de sus trabajadores, dando lugar a un complejo círculo vicioso.

De hecho, según pudo saber Tiempo, una de las medidas que está encarando el comité de crisis del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires es la de generar un monitoreo virtual del ausentismo de los recursos humanos para establecer, en tiempo real, la disponibilidad de profesionales médicos y de enfermería que, se descuenta, irá mermando a partir de su alta exposición al contagio y por el agotamiento y estrés que la situación planteará.

En diálogo con Tiempo, Jorge Gilardi, presidente de la Asociación de Médicos Municipales (AMM) señaló que “la primera víctima no puede ser el equipo de salud que tiene que estar entero para poder cuidar a los que van a entrar con esta patología. Exigimos a las autoridades la provisión de barbijos, antiparras, indumentaria y alcohol”.

El dirigente explicó que “se conformó un comité conjunto entre la AMM y el gobierno para determinar quiénes tienen enfermedades preexistentes o más de 65 años y ubicarlos lejos de la línea de fuego, haciendo tareas de control o auditorías”.

Gilardi indicó que “el equipamiento existente sirve y se ha dotado bien. Todos los mecanismos de higiene están en condiciones y estamos tratando que el personal tenga baños donde ducharse. Nuestra función es cuidar al médico”.

Pero no todos opinan igual dentro de la AMM. Un reconocido médico que pidió el anonimato señaló a este diario que “los hospitales no están preparados para recibir el desarrollo de esta pandemia si estalla como en China, Italia o España. No hay un ambiente adecuado, circulación de aire y luz ultravioleta para la recepción de los pacientes. La capacidad instalada no da. Solo en CABA se necesitan entre 70 y 100 especialistas en terapia intensiva. No hay médicos que estén sin trabajar. Da miedo de que metan cualquier persona y eso aumenta el riesgo de contagio. Es una situación muy delicada”.

Pablo Maciel, secretario gremial de la CICOP, sindicato que agrupa a los médicos bonaerenses, señaló que “tenemos una enorme preocupación. Nos preparamos para una situación extrema. En las próximas semanas va a haber un aumento exponencial de los casos confirmados y estamos convencidos de que nuestro personal va a ser el más expuesto”.

Maciel señaló que “pedimos a las autoridades del Ministerio de Salud los recursos necesarios para atender adecuadamente a la población y los materiales y medidas para proteger al personal de salud. Insumos básicos de bioseguridad, como barbijos, camisolines, antiparras, protectores faciales, guantes y alcohol en gel”.

El especialista aseguró que lo más complejo es “la falta de aparatología y recursos humanos. En Italia la propagación superó la capacidad de respuesta del sistema de salud. A nosotros nos agarra con un sistema de salud ya colapsado. Por eso pedimos un presupuesto de emergencia para tener más respiradores y camas de cuidados críticos y el personal necesario”.

Es que las dotaciones escasean incluso en situaciones de normalidad. Maciel señaló que “es necesario un estímulo salarial. Hace dos años que tenemos cargos disponibles y no logramos postulantes porque los salarios iniciales son de $ 37 mil y las condiciones de trabajo son muy malas. Ahora el desgaste laboral va a ser cualitativamente superior. Es necesario que haya recursos económicos”.

Por eso, Maciel informó que la Cicop propone “incorporar a la planta permanente a los cerca de 1000 residentes que terminan su cuarto año en mayo y son profesionales que ya están formados en el sistema y saben cómo trabajar”.

Entre los médicos residentes, reconocidos por su tesonera lucha del año pasado, también apuntan a la cuestión salarial y a la cantidad de personal. “Esta crisis pone en evidencia las condiciones de los profesionales concurrentes que trabajan ad honorem y sin ART”, dijo a Tiempo una residente que se identificó como Mayra C. “Se necesitan otros trabajos para vivir. Muchos atienden pacientes privados y no podían acatar la medida de aislamiento parcial, por lo que para evitar ser ellos mismos potenciales transmisores tuvieron que tomar la decisión de dejar de ir a los hospitales, en función de un criterio de responsabilidad ético-profesional”.

Reclamos de los residentes

Los residentes mantendrán una reunión el 30 de marzo con funcionarios del Ministerio de Salud, donde plantearán la necesidad de contar con ART y salario. “Son 1500 concurrentes que podrían sumarse full time a la pelea contra la pandemia”, dijo Mayra C. “Pero no en estas condiciones”, aclaró. Este 31 de mayo 1400 profesionales concluyen su residencia. “Pediremos su pase a planta o nombramiento interino para evitar su desempleo luego del enorme trabajo que están realizando”, concluyó la profesional entrevistada.