La industria automotriz sigue en caída libre y sin freno. Tras el cierre de Metalpar y el despido de sus 600 empleados en Tres de Febrero, se conoció que la compañía de origen francesa Peugeot suspendió por dos meses a los dos mil empleados de la planta ubicada en El Palomar, partido de Morón.

Desde la empresa adujeron que las interrupciones laborales se debían a la caída de las ventas y, como consecuencia, una importante acumulación de stock. Durante este proceso de suspensión que durará dos meses en principio hasta el 30 de abril, los operarios, percibirán el 75% de sus haberes, según el acuerdo alcanzado entre la UOM y la patronal.

Esto sirvió para evitar despidos en lo inmediato y ganar tiempo para buscar soluciones ya que el futuro de la empresa y del sector es incierto. Hay preocupación y se mira con atención la evolución del mercado para tener una idea cabal de lo que pueda suceder en el futuro.

Ya a fines de diciembre del año pasado el titular del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), Ricardo Pignanelli, reveló que «en los próximos meses se van a perder 15 mil puestos de trabajo en el sector automotriz» a causa de la recesión que mantiene las plantas semi paralizadas.

En la planta se fabrican el 308, 408 y la Van chica Partner. Los primeros dos modelos no andan bien en ventas, y pertenecen a los segmentos que más caen en el mercado.

Al difícil momento que atraviesa el sector de la producción automotriz, se suma el cierre de la fábrica de carrocerías Metalpar, en Tres de Febrero, que dejó a casi 600 obreros sin su fuente laboral este miércoles .

Metalpar, la fábrica de carrocerías para colectivos más importante de la Argentina, anunció el miércoles en horas del mediodía el cierre de sus puertas, dejando sin su fuente de sustento a 600  trabajadores, entre operarios y personal que se desempeñaba en tareas de limpieza, seguridad, comedor y mantenimiento, con las correspondientes indemnizaciones.

Se trata de la planta que el grupo -un joint venture entre Metalúrgica Paredes, que es Chilena, y la brasileña Marcopolo tiene en Loma Hermosa, donde producía carrocerías para colectivos urbanos.

 Fuentes del sector autopartista que le proveían piezas, las tasas de interés afectaron fuertemente la renovación de las unidades por parte de las empresas de colectivos y ello afectó a la firma.