La crisis global desatada a partir del coronavirus perjudicará la economía argentina en términos de menores ingresos de divisas, una caída de la actividad interna y una potencial pérdida de puestos de trabajo. Todavía no hay certezas sobre la magnitud del impacto, pero sin dudas profundizará el retroceso de una economía que viene de caer en tres de los últimos cuatro años.

Los mayores temores se originan en la posible disminución de las exportaciones, dado que dos de los tres principales socios comerciales de la Argentina están en problemas. Uno es China, el primero en donde se manifestó la pandemia. El segundo es Brasil, cuya moneda se depreció al compás de casi toda la región, por lo cual se descuenta que sus compras al país caerán.

A ello se suma el derrumbe de los precios de las materias primas. El menor valor de la soja y sus derivados repercutirán en los ingresos por ventas. En paralelo, muchos rubros de la economía local están sufriendo por la cancelación de viajes, espectáculos, recitales y otras actividades en sitios públicos. Todos ocurre mientras el gobierno se debate entre su escaso resto presupuestario para dinamizar el mercado interno y la ya de por sí áspera renegociación de la deuda (ver página 17).

El problema es mundial. Ya hace diez días, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) alertó que «el impacto del brote de Covid-19 en las perspectivas económicas es grave» y describió el efecto dominó producido a partir de su propagación. «La intensidad del impacto de China se repitió en las economías avanzadas del norte, afectando gravemente la confianza, los viajes y el gasto. El crecimiento mundial podría caer al 1,5% en 2020, la mitad de la tasa proyectada antes del brote del virus». En el detalle por país, la OCDE estimó que en Argentina el PBI caerá este año un 2%, tres décimas porcentuales más que lo previsto en su anterior estudio. En cambio, se mantiene la previsión de una mejora del 0,7% para el año que viene.

Cautela

Los analistas locales son más cautelosos antes de entregar un dato certero. El pronóstico más preciso lo dio la consultora Ecolatina. «Nos vimos obligados a recortar nuestra proyección de PBI para 2020, pasando de una contracción del 1,5% a una del 2% con riesgo a la baja si las restricciones de circulación/cuarentena se profundizan», reza su estudio sobre el tema. Ese medio punto adicional de caída del producto bruto significa una baja en la producción total del país cercana a los U$S 2300 millones, equivalentes a unos 150 mil millones de pesos.

Fausto Spotorno, de la consultora OJF, fue más prudente. «Es muy aventurado dar números, pero sí hay algunas cifras que pueden servir como guía. A nivel global, seis de cada diez consultoras coinciden en que la caída del PBI global va a ser del 0,5%. En ese marco, Sudamérica y África son los menos afectados, con un 0,1%. Por eso, estimo que para Argentina la caída puede ser del 0,2% o 0,3% del PBI», calculó. «El problema es que va a ser muy de golpe, en muy poco tiempo. Y después hay que ver qué se puede recuperar y qué no. Por ejemplo, el turismo que se pierde no se recupera más. La industria tal vez sí, porque hay mucha capacidad ociosa», añadió.

Sin dar números, Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), señaló que «si había expectativas de crecimiento, será bastante imposible que suceda. Tal vez el impacto sea menor que para otros países por cómo estábamos parados. Por ejemplo, si no hubiera cepo cambiario, tendríamos una devaluación de hasta el 20%», razonó.

Lucio Cardinale, analista de Elypsis, dijo que «no estamos dando números porque todo puede cambiar día a día». Pero vaticinó que «el principal impacto es en el comercio exterior. Las exportaciones a China y los países europeos van a ser menores». Por caso, el año pasado la soja y sus derivados significaron un ingreso de U$S 16.494 millones, según los datos del Indec. El principal comprador de esos productos es China, cuyo ritmo de crecimiento caerá a menos del 5%, según estima la OCDE. Para peor, el precio del grano sigue en picada: el viernes cerró a U$S 314 por tonelada, casi 10% menos que a comienzos de año.

Un efecto similar podría ocurrir con Brasil, país que el año pasado adquirió bienes argentinos por U$S 10.836 millones. La desvalorización del real, que pasó de 4,35 a 4,79 unidades por dólar por la salida de capitales para refugiarse en la divisa estadounidense, podría decantar en una caída de ventas a ese mercado.


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(Foto: Télam)

Actividad interna

Mientras Estados Unidos y Europa planean inyectar liquidez para mantener el crédito entre las empresas que lo necesiten, en Argentina el margen de acción oficial es bastante limitado. El gobierno destinó $ 1700 millones para reforzar el equipamiento sanitario. Pero no se conocieron medidas concretas en favor de pequeñas y medianas empresas que se sumaran a las moratorias y las líneas de crédito subsidiadas lanzadas hace un par de meses.

«El gobierno no puede hacer demasiado, más que atender la situación y tratar de hacer reducción de daños. Largar plata a la calle no sirve de mucho si van a estar cerrados los cines, por ejemplo. Sí se podría ver de quitar algún impuesto a los sectores más afectados, que es lo que está haciendo Estados Unidos», arriesgó Spotorno.

«Si el coronavirus escala y tenemos una situación como en Europa, puede llegar a haber un impacto importante en la actividad local. Pero todavía no estamos ante esta situación», agregó Cardinale. El ejemplo más visible es el perjuicio económico por la cancelación de espectáculos y recitales. Pero hay otras cuestiones vinculadas a la producción de bienes. «Ya hay problemas en empresas industriales que tienen insumos de China. Por ahora aguantan, pero no saben si van a poder sostener la producción», contó Letcher.

Muchas cámaras empresariales ya están dando señales de alerta. Las vinculadas al turismo pidieron al flamante ministerio del área que declare la emergencia para el sector: dicen que las reservas de viajes al exterior cayeron a cero. Además, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) pidió «un acuerdo de preservación del empleo, con certidumbre fiscal, de seguridad pública y de regulación» para evitar despidos. También sugirió priorizar la fabricación de bienes en el país «ante las dificultades ya existentes para garantizar la provisión de insumos provenientes del este de Asia y la India». «

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(Foto: AFP)


Más trabas en la discusión por la deuda

La pandemia llegó a estas costas cuando el gobierno empezaba la pulseada con los acreedores para canjear bonos de su deuda por algo más de U$S 68 mil millones. Con el nuevo cuadro, la predisposición que tendrán los acreedores a aceptar la reestructuración es una incógnita.

«La negociación de la deuda, que no venía desarrollándose por los carriles esperados, puede complicarse un poco más ya que si el saldo de dólares esperado para las próximas semanas se reduce, el tiempo comenzará a jugar en contra del país. Esta situación, en la cual el reloj no corre a la misma velocidad para los acreedores que para Argentina (los fondos no priorizarán la negociación con el país en este contexto), implica menor poder de negociación», señala un informe de la consultora Ecolatina.

La exacerbación de las tensiones podría derivar en que el gobierno intente una propuesta más agresiva hacia los acreedores. En un escenario global de caída de los flujos de capital, la Argentina tendría poco para perder si los fondos la rechazan.

El panorama se complica porque, al compás de los mercados de todo el mundo, los bonos argentinos cayeron fuertemente. El temor es que reaparezcan fondos buitre cuya única intención es ir a juicio para cobrar el 100% del valor nominal.

Presiones por Vaca Muerta

Las expectativas de una caída de la actividad global provoca que el petróleo abunde y que los países productores se peleen por venderlo, con lo que el precio se desplomó a U$S 33 por barril. Eso produjo un abrupto cambio en la viabilidad del yacimiento neuquino de Vaca Muerta, al que apostaban las autoridades para generar divisas con que afrontar los compromisos externos.

Esto desató una fuerte presión de las empresas petroleras para que el gobierno habilite un precio sostén. Su deseo es cobrar U$S 52 por barril, mientras que las refinadoras (que necesitan el crudo para producir nafta) aceptan pagar U$S 42. Por ahora, el Ministerio de Producción reintrodujo las licencias no automáticas como requisito para la importación.  La mesa de negociación se completa con las provincias, que quieren un barril caro para asegurarse regalías más altas, y el Sindicato del Petróleo y Gas Privado, que denuncia el riesgo de despidos.

FMI: “Esto afecta a todos”

El Fondo Monetario Internacional anunció que habilitará dos líneas de ayuda por U$S 60 mil millones que estarán a disposición de los países de bajos ingresos que puedan requerir apoyo. «Reconocemos que la situación es muy seria y podría empeorar.Esto nos afecta a todos», dijo la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva. «La prioridad número uno en términos de respuesta fiscal es garantizar gastos de primera línea relacionados con la salud para proteger el bienestar de las personas, cuidar a los enfermos y frenar la propagación del virus. En segundo lugar se pueden requerir acciones de política macrofinanciera», agregó.

Georgieva también dio por sentado que «bajo este escenario, el crecimiento global en 2020 caerá por debajo del nivel del año pasado. Qué tan lejos caerá y por cuánto tiempo es difícil de predecir y dependerá de la epidemia, pero también de la puntualidad y efectividad de nuestras acciones”.