Especialistas consultados por Tiempo estimaron que la pobreza se mantuvo estable o creció levemente en el primer semestre del año, pero advirtieron que puede crecer con fuerza en el segundo como consecuencia del efecto del ajuste en las condiciones socioeconómicas de la población, en especial de los sectores de ingresos medios y medios bajos.

La indigencia, calculan, se mantendrá estable gracias a la intervención del Estado, pero la perspectiva se complica de cara a fin de año por los aumentos de precios.

La medición oficial del primer semestre se conocerá recién en septiembre, pero los economistas adelantan, con datos que todavía están en proceso, que puede haber un aumento moderado de la pobreza en los primeros seis meses de 2018 como resultado del contrapeso entre un primer tramo enero-marzo en el que se mantuvo el arrastre de un mejor 2017 y un segundo segmento abril-junio en el que los indicadores negativos se dispararon.

La interpretación de los especialistas es que la situación se agravará en la segunda parte del año, atada a los recortes previstos, entre ellos los que exige el Fondo Monetario Internacional (FMI) para asegurar el préstamo de U$S 50 mil millones que negoció con el gobierno nacional. Hay consenso en que el nuevo ajuste vendrá con al menos dos trimestres recesivos, un tramo que dejará su huella en la calidad de vida de todos los argentinos.

En el segundo semestre de 2017 la pobreza cayó al 25,7%, 4,6 puntos porcentuales menos que en el mismo tramo de 2016 y 2,9 puntos menos que en el primero de 2017. A la par, la indigencia cayó al 4,6% de la población, con lo cual quedó 1,3 puntos por debajo del mismo tramo de 2016 y 1,4 puntos en relación al primer semestre de ese mismo año.

Eduardo Donza, investigador del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica (UCA), destacó que después de un mal 2016 se apreciaron mejoras económicas de fondo que redundaron en 2017 con baja de inflación, reactivación de la obra pública y una mejora del empleo registrado. El investigador lo definió como «un círculo virtuoso, con una reactivación de los consumos de clase media que, por ejemplo, mejoró la oferta de trabajos eventuales como las changas. En 2018, el círculo virtuoso se volvió negativo por la devaluación y la aceleración de los precios, en especial de los alimentos».

A ese cuadro hay que sumar «la reducción del gasto público, que puede pasar en parte por la obra pública, y por la baja del empleo formal de la construcción».

El economista Leopoldo Tornarolli, del Centro de Estudios Distributivos, Legales y Sociales (CEDLAS), señaló que para esperar una mejora semejante en el primer semestre de este año deberían haberse mantenido estables las condiciones de fondo. Pero «la inflación general de los primeros cinco meses ya alcanza a la de los seis meses del último semestre de 2017, y la inflación de alimentos es ya claramente mayor a la de los últimos seis meses de 2017». Y la tendencia se agrava porque la expectativa es que «no desacelere en los próximos meses, sino que termine en un valor superior en 2018 que en 2017».

En el mismo sentido, «el salario real parece haber crecido un poco en enero, algo menos en febrero y estancarse o caer en marzo», y lo que pueda pasar en el segundo semestre enciende la alerta porque «si no hay reajustes a lo negociado en los primeros meses del año, la caída del salario real va a ser marcada», especialmente para los trabajadores no registrados.

El Producto Bruto sumó Tornarelli, «creció bastante en el primer trimestre» junto con el empleo, pero advirtió que el crecimiento del PBI «se va a desacelerar» y que «ya debe haber comenzado a hacerlo, pero se va a manifestar más en el segundo semestre» de 2018.

Con esas condiciones, el referente del CEDLAS prevé que en el resultado del primer semestre de 2018 la pobreza «se mantendrá más o menos en el nivel» de la última medición. Si la pobreza crece, la diferencia será de décimas «incluso punto o punto y medio» como fruto del contrapeso entre un buen primer trimestre y un segundo trimestre con indicadores negativos. Con la mira en el segundo tramo del año, Tornarelli agregó que «el crecimiento económico esperado para 2018 es probable que sea nulo o incluso negativo per cápita, que es lo que va a importar en la medición de pobreza».

En sintonía, Donza prevé que la pobreza puede aumentar en torno a un punto porcentual en la primera mitad del año. El economista arriesgó que «sería un poco más del 25,7% (del segundo semestre de 2017)» en la antesala de «un cambio de tendencia en la segunda parte del año».

En relación con la indigencia, para el hombre de la UCA el nivel está «aplacado por las políticas de Estado como la AUH» y se mantiene en torno al 5 por ciento. En tanto, el economista del CEDLAS vaticinó que aumentará «uno o dos puntos debido a la aceleración de los precios de los alimentos». «