«Nadie nos llamó de la Ciudad, ni de la constructora, ni el arquitecto, ni el pésame, unas mínimas disculpas, nada. Sólo tenemos el apoyo de los colegas de mi hermano, y recién cuando salimos a hablar en los medios nos llamaron de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, para ofrecernos gestionar una casa para mi cuñada», cuenta Esteban, el hermano mayor de Adrián Continiello, que falleció el lunes pasado, a los 32 años, cuando se derrumbó el edificio en el que vivía, en el segundo piso, arriba de un supermercado chino sobre la avenida Pavón al 3000, barrio de San Cristóbal, desestabilizada por las tareas de excavación que se realizaban en una obra en construcción contigua.

Este lunes a las 19, amigos, familiares y colegas de Adrián –que trabajaba como sonidista en la TV Pública– se convocan para pedir justicia por su muerte en la esquina de Pavón y Urquiza.

«Mechi (Mercedes Casas, la novia de Adrián, con quien pensaba casarse en agosto) nos dice que todo esto empezó ya desde la demolición de la estructura que había en el predio de al lado, en diciembre. Se manejaron mal con todo. Adrián ya los había denunciado. Decía que les temblaba la mesita de luz, los foquitos. La obra debía estar parada hasta el miércoles 3, pero esto pasó el lunes, o sea que estaban trabajando de manera clandestina», explica Esteban.

En efecto, la última inspección de la Agencia Gubernamental de Control, el 25 de marzo, había advertido sobre irregularidades en las tareas de submuración y canaleteo, es decir, en el apuntalamiento de las medianeras. El miércoles debían volver a fiscalizar.

La UOCRA ya había denunciado la obra, a cargo de la constructora Lybster SA, por la ausencia de elementos de seguridad para los albañiles.

La Justicia ya secuestró documentación en la empresa, en el estudio del arquitecto Eduardo Agustín Aguaviva, responsable del proyecto y de la dirección de obra, y en la Dirección General de Registro de Obras y Catastro. Aguaviva es el único imputado en la causa, caratulada como «homicidio culposo».

Mercedes se quedó sin hogar. Sobrevivieron sus perros, que, según reveló su hermano, fueron hallados debajo del cuerpo de Adrián, quien se había pedido el día en el canal. «Estaba contento con su vida, lleno de proyectos, iba a casarse y tener un hijo, y lo hicieron pelota. Ahora nosotros vamos por todos. No queremos que muera nadie más. La gente que tiene que estar presa, que vaya presa, del primero al último, desde el que dirigía la obra hasta quienes lo tenían que controlar».

El colapso afectó todo el edificio: la vivienda de Adrián y Mercedes, el primer piso donde vivía el propietario, que se hallaba de viaje, y el supermercado de la planta baja. Otras seis personas resultaron heridas.

Desde la UOCRA advierten que casi 500 obras en la Ciudad están denunciadas por el sindicato. En su mayoría, por falta de elementos de protección. Y eso es sólo en las obras en las que permiten el ingreso de personal del gremio, que no tiene poder de policía. Sólo puede remitir las denuncias y depende de que la Agencia Gubernamental de Control tome el caso y envíe inspectores. En las obras pequeñas, de menos de diez trabajadores, la ley no obliga a las empresas a aceptar delegados. «

Orion Gym, un caso testigo

El historial de derrumbes y muertes por falta de controles durante la gestión PRO tuvo su caso testigo en agosto de 2010, cuando se derrumbó un gimnasio en la calle Mendoza, provocando tres víctimas fatales. El deficiente apuntalamiento de las medianeras en la obra en construcción del predio adyacente, durante la excavación, detonó la tragedia.

«Yo iba a entrenar a ese gimnasio de Villa Urquiza –cuenta Esteban Continiello–, ese derrumbe lo vi por la tele. Y uno nunca piensa que le va a pasar. Es que esto no puede ser normal. Si está bien controlada la obra, no puede pasar nada. Si esto pasaba cinco horas después, con el chino lleno de gente, la tragedia podría haber sido peor. Y ahora, de repente, somos familiares de víctimas de derrumbes, y obviamente nos vamos a solidarizar con todos los que pasaron por lo mismo, vamos a luchar para que a nadie más le pase.»

Casi una década más tarde, la causa de Orion Gym tiene dos procesados, el ingeniero y el empresario a cargo de la construcción, acusados de estrago culposo y embargados en 10 millones de pesos.