Una nueva muerte infantil se registró este sábado en el norte salteño, aunque los principales detalles sobre el deceso se conocieron en el comienzo de esta semana. Se trata de un bebé de siete meses que llegó sin vida al Hospital Juan Domingo Perón de la localidad de Tartagal. El menor fue llevado por sus padres al establecimiento y, según informaron fuentes sanitarias de esa localidad, había llegado con “evidentes signos de desnutrición”. La muerte elevó a ocho la cantidad de menores fallecidos en esa zona desde comienzos de año, pero este martes el director del hospital, Juan Ramón López, explicó a Tiempo que fue “un chiquito de siete meses con 7,200 kilos de peso, que falleció por broncoaspiración con leche”. Según detalló el médico “la semana pasada también había muerto otro bebé por la misma razón” y explicó que en “ambos casos” los niños “tenían padres muy jovencitos de 16 y 17 años”.

Las palabras del titular del hospital buscaron aclarar la situación de la octava muerte infantil registrada en esa zona desde el comienzo del año. Pero suceden en medio de crecientes interrogantes respecto a los motivos de los decesos, ya que tanto los niños como sus padres están sumidos en una gravísima crisis socioeconómica, que se agravó por la sequía que golpea a una zona donde la pobreza y la falta de agua potable agudizaron una situación que no es nueva.

La muestra que refleja la gravedad de la situación surge de los registros de defunciones infantiles que poseía el gobierno salteño y que se filtraron esta semana en la prensa local. La provincia fue gobernada durante doce años por Juan Manuel Urtubey, que le entregó el poder en diciembre a Gustavo Sáenz. El mandatario declaró hace dos semanas la “emergencia sociosanitaria” en los tres departamentos del norte salteño más golpeados por la crisis para agilizar la ayuda, pero un recorrido por las últimas estadísticas oficiales que se filtraron revela la extrema fragilidad de la situación nutricional de toda la población infantil. También cosecha serios interrogantes sobre la interpretación que ha hecho la administración provincial sobre la cantidad de decesos.

En 2018 el gobierno provincial, por entonces en manos del exgobernador Urtubey, había concluido que hubo 20 muertes infantiles vinculadas con cuadros de desnutrición. Sin embargo, el registro de defunciones provincial reflejó la muerte de 283 niños menores de 5 años, divididas en dos grupos: 240 defunciones de menores de hasta un año de edad y 43 de menores hasta los 5 años.

En 2019 se registró un total 283 muertes de menores hasta cinco años. De ese total, murieron 229 niños menores a un año y 49 de uno a cuatro años. De ese total general, sólo hubo 20 muertes infantiles vinculadas a cuadros de desnutrición.

Lo más llamativo de todo el cuadro estadístico tiene que ver con la naturaleza de las muertes infantiles, porque si bien la cartera sanitaria sostuvo que bajaron las muertes por desnutrición, sin embargo en el detalle de las muertes infantiles se repiten la deshidratación, las diarreas y las sepsis (infecciones generalizadas) como sus principales disparadores. Los tres padecimientos tienen una relación directa con las muertes por problemas de desnutrición y con el contexto socioeconómico crítico de la zona, pero ese dato no aparece en el análisis estadístico oficial. En rigor, los datos estadísticos de los últimos dos años fueron ventilados a la prensa por distintos funcionarios provinciales e informados inicialmente por el medio CuartoPoderSalta.com.ar.

De acuerdo al análisis de los datos obtenidos por ese medio, la reseña estadística advierte que “hay muchas muertes por inmadurez extrema, esas tienen que ver la anemia y desnutrición en las madres”.

* Con la colaboración de Alexis Miranda, cronista de FM Noticias, Salta capital.