La danza de las empresas en torno al reacomodamiento de la política sumó este martes un nuevo capítulo con la pobreza y la indigencia como temas de fondo.

Por un lado, el director General de la empresa agroindustrial Syngenta, Antonio Aracre, propuso que las alimenticias donen el 1% de su producción para atacar esas problemáticas que las empresas reconocen como temas preocupantes a futuro.

A la par, el presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) Daniel Funes de Rioja reiteró que un acuerdo de precios y salarios “es factible en el marco de una macroeconomía que dé previsibilidad a las empresas”. En pocas palabras, solamente si se aprueban las reformas laboral, tributaria y previsional.

Son perfiles diferentes de acercamiento al poder político en el marco posterior al batacazo de Alberto Fernández en las PASO. Tiempo le preguntó a Aracre por la motivación de la propuesta.

– Responde a que si no hacemos algo proactivamente que resuelva el problema de la dolarización de alimentos en sectores indigentes la consecuencia puede ser mucho más gravosa que esta contribución voluntaria. Y además sería una forma de cerrar un poco la grieta entre el campo y la ciudad.

La respuesta del empresario recordó las declaraciones recientes de Carlos Iannizzotto, titular de la cámara de cooperativas rurales Coninagro, quien se abrió a la consideración de las retenciones al agro a condición de que contribuyan a la inclusión de sectores desplazados a nivel económico.

La declaración de ese ruralista coincide además con la línea que plantean los empresarios más cercanos al candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, entre ellos el industrial José Ignacio de Mendiguren.

Aunque resta la definición de octubre, el candidato mejor perfilado en las PASO se alista para reflotar el Consejo Económico y Social (CES) que tendría entre sus principales objetivos un acuerdo de precios y salarios para estabilizar y encaminar la economía. Las empresas –como los gremios- entienden que el CES puede ser un ámbito de articulación clave en el gobierno de Fernández y pujan por las mejores ubicaciones. La declaración de Syngenta en ese contexto es una jugada fuerte.

-¿Tuvo oportunidad de conversar el proyecto de donar el 1% de la producción con el resto de las empresas alimenticias? ¿Cree que se pueden sumar?

-No lo sé con seguridad. No hablé con mis colegas. Es todo muy reciente. Publiqué un artículo en (la red profesional) Linkedin y desde entonces me llamaron más periodistas que colegas.

-¿La intención es presentarlo formalmente en foros empresariales para darle visibilidad? ¿Lo acercaron al gobierno nacional o a algún espacio de la oposición?

-Tenemos una leve esperanza de que (el diputado del Frente Renovador, Daniel) Arroyo o algún otro referente de Alberto (Fernández) se acerque y pregunte algo. Pero sé que es mala época por la campaña. Esto no se puede hacer esto como una política de Responsabilidad Social Empresaria. Tiene que ser una política de Estado. Hasta ahora se acercaron cientos de personas, muchísimos periodistas pero nadie de la política.

-¿De qué manera se harían las donaciones?

-Todas las empresa que están ligadas a la cadena agro alimenticia deberían contribuir con un 1% de su producción para darles insumos a las estas cooperativas barriales con las que producirían de manera autogestionada sus propios alimentos (pastas, pan, carne, aceite, harina).

-¿Qué pediría la empresa como contrapartida? ¿Retribuciones impositivas?

-La empresa no pediría nada porque en principio esto no sirve como iniciativa individual si no hay una política de estado y una ONG prestigiosa que lo territorialice. Por eso hasta ahora es una idea personal para desarrollar y no una propuesta corporativa.