Murió este domingo Mirna Antonella Di Marzo, mujer trans de 30 años, que se encontraba internada desde fines de octubre en grave estado de salud después de haber sido brutalmente golpeada por un hombre a la salida de un boliche en Güemes, Salta.

El ataque ocurrió el 21 de octubre y desde entonces Di Marzo permanecía hospitalizada en la capital salteña, mientras que el agresor, José Gustavo Gareca, permanece preso, imputado por tentativa de homicidio agravado por mediar violencia de género, aunque tras la muerte de la mujer esta imputación deberá ser ampliada.

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Por los relatos de conocidos, los familiares saben que Mirna salió del boliche a eso de las 5 de la mañana, se cree que iba en busca de su motocicleta cuando fue atacada. La encontraron entre las 6 y las 7 de la mañana en la misma cuadra del boliche, desmayada, con golpes en la cabeza, sin su ropa interior. No era la primera vez que Mirna había sido agredida por violencia por prejuicios hacia su identidad de género.

Violencia estructural contra trans y travestis (por Agencia Presentes)

“Lo que sucedió con Antonella es terrible, y viene de la mano de este proceso que estamos viviendo hoy, un proceso de violencia que el Gobierno abona. Hay grupos que están militando para generar esa violencia, son los grupos antiderechos”, sostuvo en su momento Pía Ceballos una de las directoras del Observatorio de Violencia contra la Mujer de la provincia de Salta y miembra de Mujeres Trans de Argentina (ATA).

Pía Ceballos recordó que la figura del travesticidio social refiere precisamente a un marco de derechos: “¿Dónde estuvieron todo el resto de las instituciones estatales para garantizarle a esa persona una vida digna, es decir, garantizarle inclusión?”, se pregunta la activista. Para ella, la falta de legislación y de campañas que informen sobre la discriminación por orientación sexual o por identidad de género, propicia las reacciones violentas.

A eso sumó la presencia de “grupos antiderechos, que están liderados por la Iglesia Católica y por las iglesias evangélicas”, que “avanzan en un discurso fuertemente, diciendo que es ideología de género o diciendo que van en contra de la ESI (Educación Sexual Integral) o que van en contra de la identidad de género”. En realidad, advirtió, van “en contra de los derechos humanos y lo que generan socialmente es abonar a que se presenten mayores violencias en nuestra comunidad”.

Tras reseñar agresiones en distintos puntos del país, y las que se viven a diario en la provincia de Salta, Ceballos afirma que hoy esta violencia “se agudizó mucho más y lo podemos claramente sentir porque aparece nuevamente sin ningún tipo de careta, es permisible, en un gobierno que permite esto”. Y agregó: “Tenemos que estar hiper atentas y cuidándonos entre nosotras. Porque lo avalan ellos, lo legitiman los legisladores que son antiderechos, que son “provida”. Lo peor es que en la búsqueda del retroceso las primeras en morirse somos nosotras, las travas”.