Siguiendo un libreto que el gobierno de Estados Unidos diseñó hace décadas y aplicó en Irak, Libia y Siria, entre otros países, la escalada golpista contra Venezuela sumó ahora el bloqueo total de las cuentas de la petrolera estatal PDVSA al determinar que los ingresos de la subsidiaria Citgo, que opera unas 6000 estaciones de servicios y tres refinerías en territorio estadounidense, queden incautados para que no pasen a manos del gobierno de Nicolás Maduro.

La medida, dictada por el Departamento del Tesoro, a cargo del banquero y productor de cine Steven Mnuchin, implica apropiarse de los principales ingresos de Venezuela en un momento en que la crisis económica es determinante para el futuro de la nación y la asfixia no hace sino acelerar el drama cotidiano de millones de ciudadanos.

«Ya he dado las instrucciones precisas al presidente de PDVSA, dueño de Citgo, para iniciar las acciones políticas, legales, ante tribunales estadounidenses y del mundo, para defender la propiedad y la riqueza de Citgo», replicó MAduro en un mensaje televisado.

Mnuchin intensificó el estrangulamiento económico aduciendo que EEUU «continuará usando el conjunto completo de sus herramientas diplomáticas y económicas para apoyar al presidente interino Juan Guaidó, a la Asamblea Nacional y a los esfuerzos del pueblo venezolano por restaurar la democracia».

A renglón seguido señaló que de ese modo «se evitará que Maduro desvíe activos de Venezuela y se conserven para el pueblo de Venezuela». Finalmente, para que no queden dudas, el productor de entre otros éxitos de Hollywood como Mad Max, Escuadrón Suicida, Lego Batman y otra de superhéroes pero con actores, Batman v Superman: El origen de la justicia, que dirigió Zick Snyder, dijo que todo volverá a la normalidad si se tranfiere elg obierno a Guaidó «o a un gobierno posterior, elegido democráticamente».

Como corolario de esta decisión, todos los bienes de PDVSA en EEUU están bloqueados y los ciudadanos estadounidenses tienen prohibido realizar transacciones comerciales con ellos.

El autodesignado presidente interino, titular del congreso unicameral de Venezuela, aplaudió el bloqueo. «Esta medida es para evitar que continúe el saqueo y se podrán utilizar esos fondos una vez cese la usurpación, logremos el gobierno de transición», dijo Guaidó a la cadena norteamericana CNN.

«Los impactos inmediatos son inconmensurables (…) La estrategia que ha adoptado Estados Unidos es provocar un colapso en el sistema económico de Venezuela para obligar la salida» de Maduro, consideró el economista Luis Vicente Leóna la agencia de noticias AFP.

Mientras tanto, la oposición -que toca timbre en los cuarteles desde hace tiempo buscando el golpe militar que los acompañe en el cambio de régimen institucional que buscan desde que en 1999 Hugo Chávez se consagró presidente- llamó a movilizarse en las calles del país este miércoles.

Los grupos antichavistas no son los únicos que llaman a los cuarteles. Desde Washington, el consejero en Seguridad Nacional, John Bolton, pidió «al ejército venezolano y a las fuerzas de seguridad que acepten la transición pacífica, democrática y constitucional del poder». Con una amenaza solapada: la de una intervención militar. «El presidente (Donald Trump) ha dejado claro en este asunto que todas las opciones están sobre la mesa», dijo Bolton, un hombre no precisamente amigo de las salidas negociadas. (Ver acá)

Esta vaharada de amenazas y presiones extremas llegan incluso a la posibilidad de sumir al país sudamericana en horrores similares a los que generó la invasión a Irak, Libia y la fallida incursión en Siria. Es lo que teme el presidente constitucional de la República Bolivariana.»Hago responsable a Donald Trump. Él tendrá las manos llenas de sangre si llevan a una violencia parcial o generalizada en Venezuela», dijo Maduro.

La incautación de bienes de PDVSA y de Citgo mete también a las autoridades rusas en el centro de la escena. El gobierno de Vladimir Putin, junto con China y Turquía, son hoy por hoy los principales sostenes de Maduro a nivel internacional, mientras que México y Uruguay buscan denodadamente evitar lo peor dentro de las naciones latinoamericanas.

Sucede que la petrolera estatal venezolana está en default por la crisis derivada de anteriores sanciones económicas desde la era de Barack Obama, el que abrió el escenario para el golpe contra el chavismo al declarar a Venezuela como un peligro para EE.UU. en 2015.

La solución para evitar la quiebra que ensayó Maduro fue la venta de parte del paquete accionario a la rusa Rosneft, lo que generó airadas voces de protesta dentro de Estados Unidos, (ver acá) donde Trump enfrenta una investigación por la presunta injerencia rusa en las elecciones que lo llevaron al poder, en 2016.

Es que Venezuela no solo es petróleo, oro y otros 17 minerales estratégicos o un punto estratégico clave para el control de la región. También es una formidable excusa para cambiar de tema cuando las papas queman en política interna.