El 48 % de las niñas y niños argentinos son pobres y la quinta parte de esa proporción se encuentra en condiciones de privación severas, según el último informe del Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). El ente advirtió además que los últimos datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que mide el gobierno a través del INDEC “no dan cuenta de la situación macroeconómica y fiscal”.

El trabajo aclaró que ese número corresponde a una concepción de la pobreza “multidimensional” que se define por la privación de los derechos a la educación, a la protección social, a una vivienda adecuada, al saneamiento básico, al acceso al agua segura y un hábitat seguro.

A la par, las niñas y niños que sufren pobreza estrictamente monetaria alcanza el 42% del total, unos 5,5 millones de personas de las cuales el 8% por ciento vive en la marginalidad total.

Esta categoría de pobreza se define por el costo de la canasta básica de productos de consumo masivo. Los hogares y personas que no llegan a cubrir con sus ingresos el costo de una canasta básica de alimentos se encuentran en situación de pobreza extrema o indigencia.

UNICEF colocó los datos de la pobreza infantil en el marco de la situación general del problema en el país. El 27% de la población argentina, 12 millones de personas, es pobre en términos monetarios y el 4,9 por ciento de ellos vive en la indigencia.

El especialista en Inclusión Social de UNICEF Argentina, Sebastián Waisgrais, explicó que para quedar dentro de la mirada multidimensional a un niño le basta con estar privado de uno solo de los derechos de la lista. La metodología “permite identificar un conjunto de niños, niñas y adolescentes que no son pobres por ingresos, pero experimentan al menos una privación en aspectos no monetarios y que representan casi 3 millones de chicos que, si no se midiera de esta manera, quedarían invisibilizados”.

Aunque se observa una caída de todos los indicadores monetarios y no monetarios entre 2006 y 2018 Waisgrais advirtió frente a los altos porcentajes de pobreza que los datos de la EPH del primer semestre de 2018 “no están captando los efectos de la actual situación macroeconómica y fiscal” que deberían verse reflejados en la próxima medición.

La mirada del especialista coincide con los pronósticos que hicieron economistas consultados por Tiempo cuando se presentaron los datos del INDEC.

“En un contexto económico adverso, con una inflación que atenta contra el poder adquisitivo y que afecta mayormente a los sectores más vulnerables de la población, los indicadores actuales de pobreza monetaria y no monetaria son preocupantes”, concluyó el referente de UNICEF.