Tentados por la creación de un partido ultraderechista propio, liderado por un general del mismo ADN de aquellos militares que durante doce años secuestraron, torturaron, asesinaron y desaparecieron, se desbocaron y, en medio de un discurso propio de su pobreza ideológica, amenazan como antes a todo aquel que simplemente piensa. A más de tres décadas del fin de la dictadura (1973-1985), los militares uruguayos salieron de sus madrigueras.

Se saben amparados por un nuevo presidente –el derechista Luis Lacalle Pou– que los necesitará para mantener una precaria mayoría con la cual arrasar con las conquistas logradas durante los 15 años de gobierno del progresista Frente Amplio (FA).

Pese a ser del mismo palo, espantado por el tono con el que se lanzaron al ruedo, el diario católico El Observador los calificó el 28/11 como “dinosaurios portadores de pensamientos arcaicos y repudiables que parten del mundo militar y que no contribuyen a calibrar la importancia histórica del triunfo de la oposición”. El juicio vale por igual para el general Guido Manini Ríos, fundador del partido Cabildo Abierto (CA) como para Lacalle Pou, líder del Partido Nacional (o Blanco) y de la alianza de derecha –los blancos más los partidos Colorado, Independiente y De la Gente– con la que derrotó al FA por algo menos de un tercio de las personas que puede albergar el propio Estadio Centenario de Montevideo.

Es llamativo que en los días transcurridos entre la primera vuelta electoral y el balotaje del domingo pasado, CA, Manini Ríos y demasiados de los principales líderes del partido militar hayan copado la escena mediática sin que ninguno de los socios de la aventura lacallana haya tenido aunque sea un mínimo gesto democrático que haga pensar en cierta disposición a ponerle un límite a la soberbia armada. Manini, CA y sus miembros han lanzado una única idea (la creación de escuadrones de la muerte), han proferido las más graves amenazas y han acudido a un lenguaje reñido con la política, como cuando sin nombrarlo calificaron al ex presidente José Mujica como “un ordinario que creyó que podía imponer su credo de suciedad, dejadez y malas palabras”.

¿Por qué resulta llamativo que ningún dirigente de la “oposición democrática”, y Lacalle Pou en particular, no hayan abierto la boca, aunque fuera en señal de asombro, cuando los medios reproducían los dichos de los militares de hoy que elogian a los militares asesinos de ayer? Lacalle, por autodefinición “un alumno del montón”, es egresado de los exclusivos The British Schools y la Católica, la primera universidad privada del país, creada al amparo de una decisión de la dictadura. Nunca ejerció como abogado y nunca trabajó. Manini cursó la primaria y la secundaria en el selecto Lycée Français, viste uniforme desde los 17 años, realizó en Estados Unidos el Internal Security Operations Course de la Escuela de las Américas y es licenciado en Historia de la Universidad Católica. La serie de improperios incluye:

l El 14/11 la Fiscalía abrió una investigación sobre Juan Cardoso, convencional de CA y segundo candidato a diputado por el departamento oriental de Rocha. Había convocado a inscripción de “voluntarios para escuadrón de la muerte, para limpiar el país”. Al día siguiente trató de arreglarla: “Fue una pelotudez –dijo–, fue escrita en un momento de calentura”. De todas maneras agregó que “el país vive algo peor que una guerra”.

l El 22/11 el general Carlos Silva Valiente, presidente del Centro Militar, llamó a “cerrar el paso al marxismo, la ideología de género y la inseguridad”. Además, exigió “terminar con los mujeriles lloriqueos y las vacuas invocaciones a los ‘derechos humanos’ y ponerles fin a los paros y las ocupaciones de la dictadura sindical”. El mismo 22/11, previo al inicio de la veda electoral, Manini elogió su mensaje.

l El 25/11 la Fiscalía inició una investigación sobre un comando dirigido por el ex militar Carlos Techera, quien advirtió a los frenteamplistas que si desconocen a Lacalle Pou, “la van a quedar todos, tupamaros o no”. Él también pretendió arreglarlo: “Soy muy calentón”, dijo.

l Hasta ahora, la última amenaza se conoció el 27/11 y es de dos días antes del balotaje. El Comando Barneix se dirigió a todos los miembros de las fuerzas armadas para transmitirles la orden de votar a Lacalle Pou. “Sabemos quiénes son vos y tus familiares, esto es una orden, y el que no lo acata es un traidor”.

En su editorial, El Observador, que hizo campaña para Lacalle y es definidamente crítico del FA, terminó lapidando al partido militar y su gente: “Resulta inconcebible –escribió– que sigan apareciendo dinosaurios aferrados a un tiempo de enfrentamientos (…), es lamentable que los delirantes voceros de CA sigan generado tormentas perfectas para desviar la atención del momento histórico que viven el país y su ejemplar democracia”. «

Pepe Mujica: “No ganó la oposición, perdió el FA”

Lapidario. Con bronca, con rispidez, con trasparencia. Pocas horas después de conocido el resultado electoral que marcó la dura derrota del Frente Amplio, el Pepe Mujica dio su veredicto. “No ganó la oposición, sino que perdió mi fuerza política porque se quedó demasiado tranquila cuando tenía que trabajar”, dijo el ex presidente y senador electo. Tampoco se guardó nada cuando fue consultado acerca de si faltó militancia en su partido: “Se verá después, pero creo que sí”. El veterano dirigente fue abordado por Canal 4 de Montevideo. Respecto al rol que el Frente Amplio debe tener en la oposición, consideró: “No se debe bombardear inútilmente al nuevo gobierno, debe sí batirse por aquellas cosas que considere importantes para la gente”. Amplió sobre la relación que el FA debe tener con el futuro partido gobernante: “El problema no es el Frente, es la suerte de la gente, y sobre todo la gente común y corriente, los trabajadores, la gente más humilde. Ahí es donde hay que dar eventualmente batalla o acompañar (a la oposición)”.
Mientras Luis Lacalle Pou y su equipo planea empezar la transición el próximo partes cuando una delegación de su alianza se entreviste con Lucía Topolansky, la vicepresidenta actual, y esposa del Pepe. El nuevo gobierno asumirá el próximo 1 de marzo.