Cuando Francisco Serra grabó el tema del mexicano Carlos Muñiz Barradas y su banda Super Lamas, “Cachete, pechito y ombligo” ya tenía como 30 versiones. Sin embargo, ese hombre acompañado por dos bailarinas y un asistente disfrazado de pancho aportó un cambio en la letra –insustancial en apariencia pero determinante para la época– que varios consideran fundamental para que el verano del ‘96 fuera suyo. En la versión original el coro decía: “Y qué tal si juntamos todo lo demás”; en la de Pancho y la Sonora Colorada: “Y qué tal si salimos todos a bailar”.

El éxito no reconoció divisiones de clases, credos ni etnias. Y tampoco políticas: “En esos años, recuerdo que en una oficina del Congreso, durante el gobierno de Menem, un periodista encontró a varios diputados de distintos partidos despidiendo el año con sus secretarias bailando ‘Cachete, pechito y ombligo’”, dice hoy Pancho Serra, que antes de conquistar radios, programas de tevé y balnearios con su hit había sido lustrabotas y mozo, y que luego tuvo “la satisfacción de sentir que después de estar casi cinco años recorriendo el interior del país, la idea de llevarle alegría a la gente había dado sus frutos”. 

Serra, santafesino de Santo Tomé y que llegó a ser sesionista de León Gieco, la pegó entonces con la música tropical. Pancho y la Sonora Colorada grabó otros cinco discos y siguió girando por la Argentina hasta 2001, “habiendo logrado lo que muy pocos pueden: plantar una marca, meter un clásico que todavía 20 años después se sigue bailando”. Ya radicado en las sierras de Córdoba, Pancho cuenta que está abocado “a un emprendimiento con mi familia de siempre, y eso, en estos tiempos y a mis casi 60 años, me hace muy feliz y  me dan ganas de poner, como dice el estribillo de Cachete, a todos a bailar”. «