Los precios de las frutas y las verduras se aceleraron desde que se decretó la cuarentena obligatoria. La crisis sanitaria dejó a flor de piel complejidades que el sector arrastra hace mucho tiempo y la mira está puesta en los numerosos intermediarios de la cadena.

Lautaro Leveratto, referente de la rama rural del Movimiento de los Trabajadores Excluidos (MTE), explicó a Tiempo: “Principalmente, la suba de precios es por la especulación de los intermediarios. Esos aumentos no llegan al productor. Son revendedores de la producción que trabajan en la cadena de comercialización con una mirada especulativa. Incluso, las grandes cadenas también juegan un rol importante en la intermediación”.

“El minorista es un intermediario, también. Si hay una distorsión entre un 100% y 150% en el precio de las verdulerías es porque se está especulando. Es la misma lógica que la del alcohol en gel, que cuando empezó a faltar los minoristas dispararon los precios”, apuntó.

En el mismo sentido, se expresó Rosalía Pellegrini, de la Unión de los Trabajadores de la Tierra (UTT): “Es un sistema que está lleno de intermediarios. Es una cadena bastante irracional. No tiene nada que ver el precio que nos pagan a los productores con el que se vende en las verdulerías. Hay veces en que las diferencias son del 500 por ciento”.

El MTE Rural tiene la iniciativa Pueblo a Pueblo, por la cual los precios se mantienen estables. “Hace cuatro meses que no varía el precio. Tenemos precios justos y no seguimos ese camino de especulación”, dijo Leveratto.

El efecto pandemia

A las complejidades históricas del sector se le suman las provocadas por la pandemia del coronavirus. El ingeniero agrónomo y director ejecutivo de Economías Regionales de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Pablo Vernengo, explicó: “Hay mayores costos; sobre todo, en fletes. Se duplicó el costo del flete porque ahora no se permite el tránsito de otros productos que no sean alimenticios. Antes, se aprovechaba la vuelta del flete para traer muebles u otros productos y se compartían los gastos. Ahora, el flete vuelve vacío”.

Además de coincidir en marcar la innecesaria cantidad de intermediarios, Vernengo advirtió que otro problema es la falta de mano de obra campesina. “Hay trabajadores en situación de riesgo y eso hizo que disminuyera en un tercio la cantidad de trabajadores. También hay mayor demanda de los consumidores. Hay dos tercios de la población en cuarentena, por lo que se cocina y se come más, lo cual genera mayor demanda”, enumeró Vernengo.

Otro problema exacerbado por la crisis sanitaria es el de la falta de dinero en efectivo. “Todo el mercado se maneja en efectivo y tenemos serios problemas por falta de líquido. Hasta el gasoil también es en efectivo. Es un grave problema al tener cerradas las ventanillas de los bancos, que están muy egoístas con el sistema productivo y no están a la altura de las circunstancias”, afirmó el especialista.

CAME realiza un estudio mensual en el cual compara la diferencia promedio entre el precio que se paga al productor y el precio de góndola. “Hoy, esa diferencia está en 4,5 veces. La brecha era mayor, pero bajó un poco porque hubo retracción de precios en góndolas, a partir de los controles que está haciendo el Estado y porque el productor ha mejorado un poco su participación”, observó Vernengo. Aun así, “hay un 340% de incremento, que es muchísimo, y donde son todos pasamanos; necesitamos más transparencia, darle una nueva impronta al sistema para mejorar este mercado que es esencial”.

Fuentes del Mercado Central aclararon a Tiempo que “no somos formadores de precios”. En ese centro concentrador “se intenta definir un precio razonable para mayorista y un precio sugerido para el minorista”, agregó la fuente. “Somos una referencia, obviamente, pero los precios los ponen otros”, indicó.

“Hay problemas con la logística de los fletes, los controles dificultan mucho la operatoria del traslado”, contó la misma fuente.

Experiencia novedosa

El MTE, liderado por Juan Grabois, alcanzó un acuerdo con la cadena de supermercados mayorista Maxiconsumo para ofrecer frutas y verduras directamente de los productores a los consumidores, sin los intermediarios.

Leveratto contó la experiencia: “Es poner en práctica la Ley de Góndolas, a partir de la cual la agricultura familiar tendría hasta un 25% de exposición en los supermercados”.

“Es interesante porque no hay especulación; no hay intermediación. Esto nos permite ser muy competitivos ya que nuestros precios están un 10% por debajo de los del Mercado Central, que son los más bajos. A las grandes cadenas puede no gustarle, pero están obligados por la Ley de Góndolas. Igual, algunos se van a querer adherir; por ejemplo, Víctor Fera (Maxiconsumo) dice que le lleva más gente”, aseguró Leveratto.