“En septiembre del año pasado, luego de ver una obra mía, ‘La matanza’, Jorge Telerman (Director del Complejo Teatral Buenos Aires), me invitó a visitar el San Martín. Al verlo dije: ‘Es una catedral del teatro’. Las salas son bellísimas, pero cada lugar me daba la sensación de que pueden hospedar cualquier cosa teatral. Entonces le dije a Telerman, un poco en broma, jugando, que sería lindo hacer un fragmento de la obra de Pirandello en alguno de esos lugares: Pirandello rompía el espacio teatral. Al otro día me fui y apenas llegado a Roma, después de 14 horas de viaje, recibo una llamada de Jorge que me dice: ‘Buenísimo, hagámoslo’. ‘Hagamos qué cosa’, le dije. ‘La obra’, me contestó (ríe). Así nació Kaos Pirandello”.

En un italiano oficial y límpido, el siciliano Vincenzo Pirrotta racconta el origen de una obra que tendrá estreno mundial en la ciudad que amó “a Pirandello, y a la que Pirandello amó”. Del viernes 11 al domingo 13 el Teatro San Martín se convertirá en un espacio en el que se sucederá Kaos Pirandello, fragmentos de la obra del genial dramaturgo para ofrecerlos al mismo tiempo en varios lugares convertidos en instalaciones, en las que el espectador puede detenerse y recorrer a su gusto. Además habrá otras dos obras (no gratuitas, como la anterior): “L’uomo dal fiore in bocca” (El hombre de la flor en la boca), con dirección e interpretación de Pirrotta, y “Sagra del Signore della nave” (Fiesta del Señor de la nave), con actores argentinos y dirección de Pirrotta.

“Buenos Aires me hizo pensar por qué tuvo tanto éxito Seis personajes en busca de un autor. En ella siempre hay algo teatral: las miradas, lo movimientos de las personas, una forma del diálogo… Buenos Aires tiene ritmos y una musicalidad muy teatral”, dice Pirrotta, que parece estar encantado de Buenos Aires, y a la que espera encantar con su Kaos que propone una introducción al Premio Nobel de Literatura 1936 a través de temas, personajes y fragmentos de su obra.

-Pirandello es una autor muy importante en la primera parte del siglo pasado. ¿Qué es lo que te llama la atención de su obra?

-Soy un apasionado de toda la obra de Pirandello porque es también una filosofía que habla del hombre en su condición de ser, que siempre quiere ser diferente, cambiar. Por otra parte, habla de cómo el hombre ve al otro hombre, agregándole ropajes que tal vez no tienen que ver con él. Esta habilidad de manipular la humanidad es una cosa modernísima: vivimos en un tiempo en que verdaderamente se puede destruir un hombre o crear un mito de alguien que uno dice: “vale poco”. Pensamos todo lo que se puede crear a través de las redes sociales. Creo que Pirandello, además, cuando escribió su obra, habla que dentro del hombre siempre hay un monstruo latente listo para salir.

Sensación que marida bien y con belleza con el teatro de Pirrotta: “Trabajo mucho sobre el cuerpo de los actores, porque creo que debe interpelar al espectador. Uso ciertas sonoridades ensuciando las voces, rompiéndolas, llevándolas al exceso. En mis obras hay danza y música, pero más que esto me interesa el cuerpo del actor, que es un instrumento en su totalidad. A veces trabajo con la fealdad del cuerpo, que en la obra de arte se convierte en una expresión de belleza. Al representar Coro de las Erinias, por ejemplo, usé todos hombres, no había mujeres, porque quería cortar, destruir las voces. Por eso no elegí mujeres: me parecían demasiado bellas o gráciles para lo que quería manifestar”.

-En un tiempo con tanto control sobre el cuerpo, en los modos de disciplinarlo y direccionarlo, ¿encuentra mayores dificultades para trabajar de esta manera?

-El teatro en general, si está bien hecho -y no hablo sólo de mí-, busca la autenticidad del cuerpo. Es un horizonte de una cierta autenticidad del cuerpo. Es verdad que hoy hay un sometimiento del cuerpo que trata de imponer un concepto de rebaño, de hacer todos las mismas cosas, vestirnos igual, ir a los mismos lugares. Pensamos que estamos en una época que es una especie de zona de confort, pero en realidad somos más controlados que antes. Huir de esto es lo que el hombre de hoy necesita. El teatro justamente es un lugar de experimentación donde se puede salir de este esquema: ahí siempre hay una originalidad. A mí me da miedo que hoy creamos que somos más libres que antes, cuando en realidad somos más controlados; me da miedo que si hablo con mi mujer de que tengo que comprar un zapato, en mi celular inmediatamente aparecen publicidades Y esto es muy pirandelliano.


Kaos Pirandello. Estaciones del Kaos a las 16:30 y 21:30 hs. Duración: 60 minutos. Entrada gratuita (sujeta a la capacidad del lugar; hall Central Alfredo Alcón y halls de las salas Martín Coronado, Casacuberta y Cunill Cabanellas del Teatro San Martín). 



La Sicilia

“Pienso en siciliano, no en italiano -dice a modo de sentencia sobre su obra-. Esto me ha dado mucha fuerza. Me dio la posibilidad de estudiar los campesinos, los pescadores, las voces, los ojos, las formas de hablar. Fue la base de mi salto. Un bagaje, una valija a la que podía recurrir porque sabía que cualquier cosa que agarrara era verdad, no había mistificación.”

“El salto estuvo complicado -sonríe al recordar su paso a la Italia continental-. Era en la Bienal de Venecia, con todo el teatro europeo, todos los críticos, y yo y mis compañeros hablando en siciliano como el campesino de la tierra de mi abuelo. Se preguntaban qué era ese sonido, esa lengua. Era una cosa medio farsesca.” Por primera vez se frena, como si dudara de las palabras a decir: “Para mis primeras obras utilicé la mala fama de esta tierra: denuncié a la Mafia -incluso haciendo nombres- cierto tipo de corrupción y de modo de vivir y de pensar. Contar estas cosas me llevaban a sangrar el corazón: me avergonzaba, no estaba orgulloso, pero sentía que tenía la necesidad de contar y decir eso.”