El movimiento de los “chalecos amarillos”, que ya lleva dieciocho semanas consecutivas de protestas, remontó la participación callejera este sábado. El movimiento, que no posee dirigentes visibles, y que se organiza por las redes sociales, se volvieron a juntar cerca del Arco del Triunfo en París, zona que les estaba vedada. Un grupo de encapuchados se desprendió de la multitud de alrededor de 30 mil personas y comenzó acciones violentas que incluyeron saqueos en negocios situados en los Campos Eliseos.

Mientras algunos grupos erigían barricadas y lanzaban adoquines, la policía comenzó a reprimir con gases lacrimógenos y cañones de agua. Rápidamente llegaron las primeras treinta detenciones y la represión y el consiguiente enfrentamiento. El ministro del Interior, Christophe Castaner, habló públicamente para denunciar las acciones de “profesionales del destrozo y del desorden” y pidió a la policía que responda “con la mayor firmeza”.

El último viernes culminó una etapa de “Gran Debate Nacional”, como lo llamó el gobierno de Emmanuel Macron para retomar la iniciativa política y minar el apoyo popular que sostiene a los “chalecos”. El temario propuesto por el mandatario galo se centraba en la transición ecológica, la fiscalidad, la democracia y la organización del Estado y de los servicios públicos. La mayor parte de la participación se dio mediante la página web del gobierno, aunque también se realizaron alrededor de 10 mil reuniones en todo el territorio francés. El mismo Macron ha participado personalmente de once de esas reuniones, que según cifras oficiales reunieron en total a unas 400 personas.

Algunos miembros del movimiento de protesta, cuyas voces suelen sonar más fuerte, rechazaron la propuesta oficial, con el argumento de que busca “adormecer” las protestas. El diputado de opositor de izquierda François Ruffin, reconoció a los medios de prensa que el mandatario “no ha jugado mal sus cartas” y agregó que “siempre es una buena jugada, cuando hay una lucha social, decir: ‘Vamos a negociar’. Congela las cosas y la gente vuelve a casa”.

La siguiente etapa de esta estratégica movida oficial es analizar los resultados de los debates y de las intervenciones virtuales y establecer una agenda de acción, que sería presentada al pueblo francés en abril.

Según reporta el diario El País, las cinco medidas que aparecen como prioritarias en una primera instancia son el aumento de las pensiones en función de la inflación, la reducción del IVA, el aumento del salario mínimo, la reducción de la cantidad de parlamentarios y el restablecimiento del impuesto sobre la fortuna, parcialmente eliminado por Macron.

Probablemente, la mayor participación de “chalecos” se vio reforzada como respuesta a esta acción del gobierno francés. La protesta que comenzó cuando el premier francés se encontraba en la reunión del G20 en Argentina, reclamaba por el aumento de los combustible que afectaba especialmente a los comerciantes del interior de Francia y que se dio junto con la reducción del impuesto a la riqueza. Hoy día, algunos de los reclamos fueron atendidos por el gobierno, pero los manifestantes continúan sus reclamos y llegan a pedir la renuncia de Macron a la presidencia.