Sin billetes verdes en el BCRA ni el Tesoro, solo le queda la opción de una mano amiga del exterior. Pero la relación con Bessent se enfría y un nuevo préstamo sería muy caro por el nivel del riesgo país.

El Banco Central tiene reservas netas negativas por U$S 17.000 millones, un 50% más que la “herencia” recibida del gobierno del Frente de Todos. Esto quiere decir que, si el BCRA pagase ese vencimiento, lo haría con dólares que no son suyos sino, básicamente, de los ahorristas o de los chinos a través del swap vigente. En esas condiciones, pagar con reservas podría generar una corrida de depósitos en dólares.
El Tesoro, es decir la caja del Estado, tampoco tiene dólares acumulados en alguna cuenta bancaria, sea del Banco Central o del Nación; tampoco en bancos privados. Llegó a adquirir más de U$S 1000 millones este año, que usó para pagar diversos tramos de vencimientos. Los pesos para comprar esos dólares salieron del superávit fiscal.
El hecho de que se eche mano a este método solo como algo auxiliar habla de los límites de la fantasía que daba vueltas por las cabezas del presidente Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, de pagar todos los vencimientos de deuda en dólares con el superávit fiscal. Por caso, en 2026 vencen U$S 11.155 millones de capital y otros U$S 8371 millones por intereses (aunque un tercio de esos números sea deuda con otros organismos del Estado). La pretensión de alcanzar unos $20 billones libres para pagar deudas no se condice con la realidad del ajuste fiscal que Milei ya ha logrado.
Hay analistas que consideran que, de cualquier manera, el Tesoro está imposibilitado de comprar dólares en el mercado porque el tipo de cambio se encuentra muy cerca de la franja superior y operaciones grandes podrían ser tomadas como excusa por el mercado para atacar al peso y forzar esa banda.
Al no existir ahorro en dólares genuino, el gobierno evalúa opciones que son, lisa y llanamente, endeudar más al país.
La posibilidad de levantar el teléfono y pedirle al secretario del Tesoro de EE UU, Scott Bessent, que habilite un nuevo tramo del swap vigente estaría perdiendo posiciones luego de que el funcionario estadounidense resolviera no venir a la Argentina, en una decisión que tomó por sorpresa al gobierno de Milei.
Un tiempo antes, Bessent se negó a darles garantías a un grupo de bancos estadounidenses al cobro de un eventual préstamo a la Argentina, que en su momento se cifró en U$S 20.000 millones según refirieron Bessent, Milei y Caputo en diversas ocasiones a lo largo de septiembre y octubre.
Y recientemente, el jefe del Tesoro dijo que no habrá más intervenciones en favor del gobierno de Milei, según refirió el economista Martín Redrado en una entrevista radial, en referencia a la venta de dólares en el mercado argentino para satisfacer la demanda.
La casi certeza de que el swap está muy lejano ha derivado en el regreso del préstamo de los bancos. El ministro Caputo señaló este miércoles que diversas entidades internacionales ofrecieron hasta U$S 7000 millones y que está “evaluando» cuánto agarrar.
Algunas versiones indican que la ingeniería financiera del préstamo estaría lista hacia mediados de este mes y que, en esta oportunidad, la garantía provendría de una nueva emisión de títulos de deuda local. Pero persiste un problema: el nivel del riesgo país. Caputo lo admitió en la exposición que hizo en la mañana del miércoles, durante un evento del portal El Cronista, cuando aseguró que el riesgo país bajará “en las próximas semanas” por la nueva etapa de gobernabilidad que se abrió tras las elecciones.
Lo cierto es que el riesgo país está en torno de los 650 puntos básicos, lo que arroja una tasa de interés en torno del 11% anual. Economía ha tratado de convencer a algunos analistas de que ese nivel de tasa está «muy cerca» de la que permitiría un nuevo endeudamiento. Sin embargo, derivaría en pagos de intereses por más de U$S 700 millones anuales que tirarían abajo el superávit financiero (lo que queda en la caja nacional cada mes después de los gastos corrientes –superávit primario– y el pago de intereses).
Más allá de la ingeniería financiera, lo cierto es que el gobierno se encuentra en una posición de debilidad ante los mercados, que son los que de una u otra forma lo abastecerán de dólares para pagar la deuda. Milei y Caputo dependen de ellos con urgencia y eso se traduce en condiciones concretas que estarán escritas en los contratos de emisión de deuda.
Los analistas descartan que Milei no dejará que su gobierno caiga en el default y que Caputo encontrará la manera de conseguir los dólares para efectuar el pago. En realidad, hay que contar con la voluntad del presidente de EE UU, Donald Trump, que en las vísperas de un conflicto con Venezuela lo menos que precisa es una Argentina en medio del caos financiero.
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